Bucky Barnes OneShots e Imaginas

Mis cosas

Prólogo: Eres la única que puede usar o tocar las cosas de Bucky.

Word count: 608

Sam estaba a punto de prepararse un café, así que sacó cualquier taza que encontró en la cocina, cuando Bucky entró y se la arrebató de las manos.

–¡¿Oye pero qué—Iba reclamando Sam, cuando Bucky le interrumpió.

–Es MI taza.–Le dijo intimidante, mientras se alejaba para lavarla y luego llevársela a su habitación.

–¿Cuál es su problema?–Preguntó Sam mientras sacaba una taza nueva para seguir preparando su café.

–No le gusta que los demás tomen sus cosas.–Le respondió Steve, tomando un sorbo de su té.

–Okey, sí, bueno, pero no era necesario ser tan agresivo.–Dijo Sam mientras se sentaba a su lado en la mesa que había en la cocina.

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Durante años, Bucky jamás tuvo nada que le perteneciera estando en Hydra, y ahora que vive en la Torre junto a los Vengadores, y es libre de todo ese infierno que vivió, se volvió muy sobreprotector con sus cosas. Siente que cualquier persona, en cualquier momento, podría querer arrebatarselas.

No hay nadie, ni una sola persona en el mundo, quien pueda tomar sus cosas, a excepción de ti.

Desde que se conocieron, ambos se volvieron muy cercanos, y poco a poco, Bucky se fue abriendo más y más contigo, contándote de su pasado, sus pesadillas, sus miedos, etc.

Siempre que tiene una pesadilla, él va a tú habitación, y se recuesta en la cama contigo, no importa sí estás durmiendo. Anteriormente ya le habías dicho que podía ir sin ningún problema sin importar que ya estuvieras dormida, para que así no estuviera solo. Lo cual al principio le acomplejaba, pero ya después se acostumbró.

Ambos construyeron una bonita amistad a medida que iba pasando el tiempo, y siempre respetaste sus límites, sobre todo con lo material. Sabías lo difícil que era para él tener algo suyo propio una vez más, y tener miedo de que te fuera a ser arrebatado en cualquier momento.

A medida que se iban haciendo más cercanos, Bucky comenzó por su propia cuenta a permitirte tener sus cosas, e incluso usarlas, con la esperanza de que entendieras de que no le molestaba, sin tener que decírtelo de frente. Lo cual sí entendiste.

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Era un día normal por la mañana en la Torre, y Steve, Sam, Nat y Bucky se encontraban desayunando en la mesa que había en la cocina, cuando entraste tú para prepararte algo de comer.
Comenzaste a buscar en los gabinetes por tú taza, pero no estaba donde la habías dejado.

–¿Hey quien de ustedes tomó mi taza?–Preguntaste mirando a los demás.

–Sí, lo siento... fui yo. Ups. Pero la estoy usando, saca cualquier otra.–Te dijo Sam con su típico tono burlón, mientras tomaba un sorbo de su café.

–Puedes usar la mía sí quieres, muñeca.–Te ofreció Bucky mientras se levantaba y caminaba hacia ti para entregarte su taza.–Ya terminé de todas maneras, deja la lavo y puedes usarla.–Te dijo con una gran sonrisa mientras la limpiaba.

–Gracias Buck.–Le dijiste cuando te la entregó.

–¡¿Y POR QUÉ ELLA SÍ PUEDE USARLA Y YO NO?!–Gritó Sam mientras se levantaba de su silla indignado.

–Ella me agrada, tú no.–Le respondió Bucky seriamente, para luego voltearse y darte una pequeña sonrisa, antes de irse.

–Está completamente enamorado.–Le susurró Nat a Steve, mientras veían la escena.

–Cincuenta dólares a que para el final del mes tienen una cita.–Le propuso Steve susurrando también con una sonrisa juguetona, mientras le extendía la mano.

–Acepto.–Respondió Nat con su típica sonrisa, tomando su mano para cerrar el trato.