Lo admito, soy un adicto al sexo, a los hombres que sean bien machos, cabrones robustos, peludos y vigorosos, pero también admito que los delgaditos con aspecto de inocentes, tienen su encanto. Mientras estba en el trabajo, un chico nuevo llegó, es un pasnte que hace su servicio social de la universidad y desde que lo vi me pareció hermoso, con ese pelo castaño sobre su frente, de nariz respingada y con ojos grandes y soñadores. No puedo decir que fue la experiencia mas caliente de mi vida, pero si la mas dulce.
Jonathan y yo estabamos en una junta y el no dejaba de mirarme, todo el tiempo coqueteandome, intentando parecer agradable, sin ser seductor o cachondo, solo siendo lindo y amable, pero fue suficiente para ganar mi atención.
Salimos de la junta y yo tenía que acompañarlo a dejar unos papeles al salón de grabado, no estabamos solos, pero el aprovechó nuestra cercania para tomarme de la mano. Tiene un aroma a lavanda que me envuelve y me excita, el está contento de pasar todo el tiempo conmigo, y yo ya no aguanto las ganas de robarle un beso, inundar su boca con mi saliva y hacerlo ahí, en ese mismo instante.
Por la tarde ya todos se habían ido, y como él es el pasante, los demás aprovechan para dejarle todo el trabajo de archivo, por lo cual termina tarde . Decidí entonces quedarme hasta después del trabajo, en la oficina anoscuras cuando todos se marcharon. Bajo la excusa de querer ayudarle con unas cajas muy pesadas, me acerque por detras y lo rodé con mis brazos y respiré en su oreja. De él escuché un suspiro de placer.
—Que rico hueles —le dije.
—Tu tambien —me respondió en un susurro.
Jonathan se pegó mas a mi cuerpo y yo me dejé llevar besando su cuello. ¿Qué pasa conmigo? Al principio el sexo me aterraba, luego tener una relación poliamorosa con Rodrigo y Samuel me parecía extraño, y tener sexo con un desconocido en los baños de un antro era impensable. Creo que soy un adicto a los hombres, a su cuerpo y a sentir placer. En menos de cinco minutos, yo ya estaba deborandome su boca, explorando su interior con mi lengua y depositando mi saliva. Él lo disfrutaba y me rodeaba con sus brazos mientras me desabrochaba con desesperación la camisa.
—Hasme tuyo.
Esa frase se la decía yo a Samuel la primera vez que nos revolcamos. Una de las partes mas divertidas del sexo es el juego antes de la penetracion, el desvestirnos el uno al otro dejando en claro nuestras intenciones de tocarnos nuestros cuerpos desnudos, repasar sus formas con deseo y pasión. Tardamos un buen rato en desnudarnos y enseguida Jonathan se abalanzó sobre mis pezones, los mordia y me lamia el pecho, su saliva era dulce, llena de deseo por un desconocido. Tener a ese muchacho entre mis brazos me calentaba, y sus besos sobre mi cuerpo me daban una sensación electrica.
—Que rico estas —me decía entre lamidas, tumbados en el suelo del cuarto de archivos. Se acostó sobre mi y nos besamos mientras nuestros penes se restregaban debajo de la ropa interior. Podía sentir como el suyo crecia entre cada gemido y cada empujón, humedeciendo sus calzones.
En el sexo a mi me gusta hacer de todo para disfrutarlo más, que aburrido es que solo uno se coja al otro y ya, sin besos ni caricias ni devoción por el cuerpo del otro. Me levante firme y lo cargué hasta el escritorio y mi lengua hizo su trabajo paseandose por su cuerpo, lamiendo esos pezones rosados su abdomen marcado su cuello y su cara. Me llevé sus piernas a mi boca y las mordia con pasión mientras el se retorcía de placer.
—Mas fuerte, quiero mas.
Yo también quería mas, quería que duraramos todo el tiempo del mundo.
Él tambien hacia su trabajo, le gustaba morderme los pesones y meter su lengua en mi hombligo. Luego se fue a mi espalda para lamerla, morderla y restregar su pene en mis nalgas peludas, acariciando son sus suaves manos el resto de mi cuerpo, mi pecho, mi abdomen, mi pene erecto, gimiendo en mis orejas, lamiendolas también.
—¿Te gusta?
—Me encanta —le dije en un suspiro que nos envolvió a ambos.
Luego quedamos de frente, nos besamos y el lamía cada parte de mi cuerpo, bajando lentamente en un camino hasta mi pene, se lo llevó a la boca con timidez pero lo lamía disfrutando cada chupada a mi mastil cargado con semen solamente para él. ¡Dios! Sabe como chuparlo, lo hace mejor que Rodrigo. Mojaba mi pene con cada lenguetaso, desde mis testiculos, pasando por todo el cuello hasta la cabeza, succionando, derramando saliva, metiendo la lengua por el orificio, luego se fue a mis piernas y me derribó sobre la alfombra para seguir deborandome con afán, chupandome todo y dejandome marcas sobre mi piel que Rodrigo me va a cuestionar cuando llegue a casa y me revuelque como solo el sabe hacerlo, pero ahora yo disfrutaba de ese muchacho guapo y caliente.
Nos sentamos sobre el suelo para masturbar nuestros penes juntos, el de él es mas delgado que el mio, pero igual de hermoso que su rostro. Y su lengua se pasaba por mis axilas, mi cuello y me dajaba chupetones, el me disfrutaba como a mi me gusta disfrutar de los mschos que me tratan como un devoto hombre que está dispuesto a adorarlos como dioses.
Cuando ya no pudimos soportar mas la excitacion, antes de venirnos, el se monto sobre mi pene y se lo introdujo le tamente.
—Cogeme —Me decía— cogeme rico.
El tipico vaiven que nunca me aburre, comenzó, al principio quería destrozarle el ano, hacerlo sufrir pero al ver su rostro de dolor, me contuve y mis embestidas fueron despacio, el gritaba y me rasguñaba la espalda, me mordia y se retorcia de placer mientras me lo cogia y lo masturbaba.
Duramos en esa posición largo rato hasta que, de la nada, comenzó a crecer la excitacion en su mirada, cada beso era mas violento, dejó de darme sentones y comenzo mejor a mover sus caderas en un ritmo que me llevaba al extasis, apretando las nalgas en mi pene, haciendome sentir cada vez mas placer.
—No pares, nunca pares.
No quiero hacerlo, pero ese delicioso movimiento me hacia querer correrme ya, pero antes de hacerlo, el se levantó y de nuevo me tumbo en el suelo, era su turno de cogerme. Me la metió rapido y sus embestidas eran mas feroces que las mías. Verlo tan débil al principio y luego tan ardiente, me excitaba cada vez más. Mientras me cogia me lamía los pezones que tanto le encantaban, sabía hacerlo muy bien, con mordidas placenteras y succionando, su boca era perfecta para succionar.
—Espera —le dije entre gemidos— me voy a correr.
—Vente en mi cara.
Dejó de cogerme y se agacho para masturbarme hasta aue mi semen salió a borbotones disparado hacia su rostro, en su boca, sobre sus mejillas y en sus parpados. Luego el se levanto y aprovdchando que yo estaba tumbado, se sento sobre mi cara con su pene en dirección a mi torso y comenzó a masgurbarse mientras yo le lamia la entrepierna y los tesgiculos hasta que se corrió. La mitad cayó sobre mi barbilla y el resto sobre mi pecho. Que rico es el semen, un manjar, un elixir para mi. Como me encanta que me dejen mojado, pi tado de blanco, me encanta el semen, soy a dicto.
Jonathan se bajo de mi cara y nos besamos con nuestros mecos que pasabamos de una boca a otra, cada vez con mas saliva, con mas deseo el uno por el otro.
—Que rico sabe esto —me dijo recostandose a mi lado, con su cabeza en mi pecho, acariciandome con sus manos suaves. —Desde que llegué aqui pensé que eras el hombre mas hermoso del planeta, queria coger contigo.
—Yo tambien, te mueves como un experto, eres bueno para complacer.
—Y tu también, otros hombres son aburridos, solo te la meten, se correnby se van, pero tu no, tu lo hacer con placer.
Nos besamos todavia con restos de semen, el me olfateo mi pecho que humecto con su leche, no lo juzgo, es un olor atrapante, el mejor olor que existe, el semen de un hombre. Nos quedamos ahi en el suelo, tocandonos, abrazados, lamiendonos cada vez que podiamos. Otro hombre mas y mas deseo aún. ¿Por qué me enamoro de cada wey con el que cojo? Sanuel es mi dios, el macho que me domida y por el cual haría lo que sea, Rodrigo es mi novio, mi amor y quien me complace en todos los sentidos, luego esta el chico del antro, tan delicioso, un chacalon de barrio, guapo y vigoroso, y desoues llega Jonatjan, tan dulce, hambriento de verga, ¿Será que otros hombres vendran a mi vida? No se con cual quedarme, los amo a todos y quisiera poder rendirles mi devoción a cada uno de ellos.
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Relatos eroticos Gay
RomanceNada de esto es real, solo historias falsas, fantasias sexuales que algún día me gustaria cumplir, para entretener y provocar alguna ereccion de todo lo que puedo imaginar