Acto 2:

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Acto 2: El desafío

Años después el tiempo transcurría lento y doloroso para Kasumi, los recuerdos invadían su cabeza y repetía aquella escena una y otra vez, agarrando aquella gargantilla con tristeza le invadía la nostalgia de querer volver a estar con ella, estar entre sus brazos y recordar el aroma de su sutil pero icónico olor a rosas frescas con un toque de lavanda. Su mundo se derrumbo desde aquel fatídico día, la idea en su cabeza de crear un mundo perfecto sin ningún tipo de enfermedades, las edades no tuvieran limite, hubiera mejor seguridad , el crimen desapareciera y personas mejores preparadas se encargaran de ello. Toda esa idea era perfecta para él pero no seria igual si la persona que mas quería no yacía a su lado.

Comenzó una terrible obsesión por crear una fórmula para intentar volver a la vida a una persona, lo intentó con animales los cuales no fueron efectivos y solo lograban volver a respirar en cuestión de segundos alargando una terrible agonía para el animal. Nada era posible, nada tenia sentido si lograba su proyecto en soledad, varias mujeres se interesaban por él, Evelyn le declaró su amor pero todo eso era neutro hacia su persona, ninguna iba a ser igual de dulce, carismática, hermosa que ella, ninguna mujer se le podía comparar a Mei.

"no puedo sacar de mi mente aquella escena, su precioso rostro magullado por las heridas, su sangre manchando su perfecta melena rubia casi dorada, no puedo soportarlo más. Ya nada tiene sentido si continuo con el proyecto, sin ella no soy nada...que haré sin poder ver su bella sonrisa cada mañana, sin poder tocar su fina y delicada piel. Nada volverá a ser lo mismo, mi ángel de la guarda murió en mis brazos por no saber cuidarlo como se merecía..."

Aquellos relatos permanecían escritos con letra algo borrosa y húmeda en su diario, con el pasar de los meses no dejaría de escribir varias hojas al día ya que era un hombre solitario y no tenia con quien compartir sus palabras. Se trasladó de hospital, no soportaba la idea de visualizar todo el tiempo lo último que contemplo sus ojos horas antes de la catástrofe.

Una mañana tranquila caminaba por una pequeña plaza cerca de su hogar, observaba con delicadeza un folleto que minutos antes colocaron en su buzón y vio oportuno leer en ese momento, parecía simple publicidad pero algo resaltaba en aquel papel. Tenia señaladas iniciales perteneciente a una dirección algo extraña, Kasumi se dirigió donde pedía el folleto, le llevo a una calle estrecha y poco transitada la cual nunca había estado antes pero le parecía familiar. Desde lo lejos se podía observar una casa algo antigua y daba la sensación de estar abandonada, Kasumi con cuidado se acercó al recinto y en la puerta había colgado un cartel que estaba escrito de dudosa letra, no se podía llegar a leer con claridad el mensaje porque parecía estar desvaneciéndose, horas antes había llovido por lo que era normal que estuviera medio borrado si estaba escrito recientemente.

-perdone joven, ¿usted es el Doctor Kasumi?.

Aquella voz hizo saltar de un pequeño susto a Kasumi por el nivel de concentración que estaba llevando acabo para intentar leer el cartel colgado en la puerta. Giró su cabeza despacio y pudo observar una anciana con apariencia humilde y una sonrisa amable.

-así es, ¿Cómo lo sabe?

Preguntó extrañado sin tener alguna idea de quien era la mujer.

-veo que viste mi mensaje, ¿le importaría pasar? No me gustaría tener esta conversación fuera donde nos pueda escuchar gente entrometida.

Dijo mientras sonreía y le permitía la entrada a Kasumi, él sin ningún tipo de temor pero muy extrañado pasó dentro del hogar y se sentó junto a la anciana, seguido le colocó un vaso de cerámica con té verde como un gesto de bienvenida.

-muchas gracias.

Enseguida dijo Kasumi asintiendo su cabeza como gesto de agradecimiento, tras unos momentos de silencio replicó con curiosidad.

Lo que las gotas de agua te hacen verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora