Hoseok vuelve a cubrir su boca ante la sorpresa. — ¿Y lo dejaste ir? — Jimin asintió con tanta tranquilidad que sus expresiones le hicieron fruncir el ceño. — Yo confío en Taehyung, no sé por qué me haces esas caras. — Frunce la nariz y cruza los brazos sin querer hacer caso a todas esas malas ideas.
— No es eso, pero no conocemos a esas dos chicas.
— Pues Tae sí... y no importa, esta estudiando.
— ¿Ya le preguntaste como va? Son las ocho de la noche.
— ¿Debería mandarle un mensaje? No me gusta interrumpirlo cuando estudia, se distrae y luego le es difícil volver a trabajar. Mejor... espero una media hora más. — Ambos asintieron queriendo dejar el tema de lado, así que suspiro. — Bueno si tu lo dices. — Ahí Jungkook llega por la puerta con una sonrisita en su rostro. — ¿Entonces cuál ponemos? ¿Él Mario o el de los deportes? — Jimin niega con una sonrisa.
— Kookie, no vamos a jugar a la wii. — Su rostro disminuye su emoción, pareciendo un pequeño niño regañado que quería hacer un berrinche a sus hyungs. — ¿Por qué no?
— Porque cuando pierdes... te enojas. — Jimin río por el jadeo indignado de su amigo. — ¡FALSO! — el azabache gruño mientras le entregaba la consola a Hoseok.
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