ACTA DE NOVIAZGO

Capitulo 2: La cena familiar

La cena familiar era más que un simple evento; para Soyeon, era una pesadilla inevitable. Aquella noche, se preparó con desgana, tratando de encontrar alguna excusa para no asistir. Sin embargo, su madre no le dejó opción, y pronto se encontró frente a la casa de Jisoo, un lugar acogedor en un tranquilo barrio de Seúl.

Al entrar, fue recibida por la cálida sonrisa de la madre de Jisoo, la señora Kim. "¡Bienvenida, Soyeon! Pasa, pasa. Estamos encantados de tenerte aquí," dijo, abrazándola como si fueran viejas amigas.

Soyeon forzó una sonrisa y entró, siguiendo a su madre hacia el comedor. La casa de los Kim era acogedora, decorada con fotos familiares y muebles que parecían contar historias de generaciones. Jisoo, sentado en el sofá, le lanzó una mirada traviesa. "Te dije que nos veríamos pronto," comentó, claramente disfrutando de la situación.

Soyeon rodó los ojos y se sentó a la mesa, esperando que la noche pasara rápido. La conversación durante la cena fue animada, con los padres hablando sobre sus hijos, sus estudios y sus planes futuros. Soyeon se mantenía en silencio, concentrada en su plato, intentando ignorar las miradas de Jisoo.

"Así que, Soyeon, ¿qué te gusta hacer en tu tiempo libre?" preguntó la señora Kim, tratando de incluirla en la conversación.

"Toco la guitarra," respondió Soyeon brevemente, esperando que la conversación terminara ahí.

"¡Eso es maravilloso!" exclamó la madre de Jisoo. "Jisoo también es muy aficionado a la música. Toca la batería, ¿verdad, hijo?"

Jisoo asintió, sonriendo. "Sí, y me encantaría escuchar a Soyeon tocar algún día."

Soyeon se sintió atrapada. "Tal vez," dijo, sin comprometerse. La idea de compartir su música, su refugio personal, con alguien como Jisoo, la incomodaba.

Después de la cena, los padres siguieron conversando en la sala mientras Jisoo y Soyeon se encontraban en la terraza, obligados a pasar tiempo juntos. Jisoo, en su usual estilo despreocupado, comenzó a hablar sobre sus intereses y su vida antes de llegar a Seúl.

"Vivíamos en Busan antes de mudarnos aquí," dijo Jisoo, mirando al horizonte. "Allí tenía una banda con unos amigos. La música es lo que más extraño."

Soyeon no pudo evitar sentir una chispa de curiosidad. "¿Por qué te mudaste?" preguntó, sin poder contenerse.

"Mi padre consiguió un trabajo mejor aquí," respondió Jisoo. "Pero no vine aquí para hablar de mí. Cuéntame sobre ti, Soyeon. ¿Por qué eres tan solitaria?"

Soyeon se quedó en silencio, mirando a Jisoo. Era una pregunta que nadie había tenido el valor de hacerle directamente. "Es más fácil," respondió finalmente. "La gente... puede ser decepcionante."

Jisoo asintió, entendiendo más de lo que Soyeon esperaba. "Bueno, tal vez deberías darles una oportunidad," dijo suavemente. "No todos somos tan malos."

La conversación se quedó en el aire, cargada de un entendimiento tácito. Aunque Soyeon aún mantenía sus reservas, no podía negar que Jisoo tenía algo diferente. Esa noche, mientras caminaba de regreso a casa con su madre, no podía dejar de pensar en sus palabras.

"¿Qué te pareció la cena?" preguntó su madre, con una sonrisa satisfecha.

"Interesante," respondió Soyeon, sin revelar demasiado. Sabía que las cosas estaban a punto de cambiar, y aunque no estaba segura de estar lista, algo dentro de ella se sentía intrigado por lo que el futuro podría traer.