A Jake le gusta observar a su vecino bailar, lo admira tanto hasta que esa admiración se convierte en amor, todos los días le escribe una carta que no puede entregar.
A Sunghoon le gusta bailar para que su vecino lo observe, le gusta mirar la hermos...
La madre de Sunghoon había enfermado gravemente y su padre estaba junto a ella en todo momento, su tía y abuela estaban fuera de la ciudad por lo cual no había nadie que cuidara a su hermana, por ello se quedaría ese día en su casa mientras su tía y abuela regresaban.
La pequeña de 16 años lo seguía a todas partes preguntando y tocando todas las cosas de la casa, era realmente curiosa. La hora de su ensayo había llegado y como era de esperarse la menor Park estaba pegada a él como chicle.
—Sh: Escuchame Wonyoung, te quedaras sentada en este lugar y no te moverás de aquí por que me distraes, ¿entiendes?
—Wy: ya, no te daré problemas, puedes estar tranquilo.
Hoon encendió la música y empezó a calentar, dando una leve mirada a su vecino de enfrente.
Recientemente descubrió su nombre, se llama Jake.
Con calma comenzó a bailar mirando de reojo a él lindo Jake pero algo en su rostro lo desconcertó, tenía el ceño fruncido y los labios abultados, parecía un pequeño bebé, y está vez no lo veía a él, estaba más entretenido mirando a su hermana.
Sunghoon rió, y es que ¿acaso esos eran celos?
Muy probablemente.
Hoon continuó bailando pero Jake seguía sin mirarlo, esta vez estaba escribiendo alguna cosa.
Algo triste terminó su rutina, apago la música y cerró las cortinas.
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