Capítulo 15

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Después de haber revelado la verdad y todos los malentendidos se solucionarán Leah por fin había encontrado algo de paz y podía permitirse disfrutar con su hijo paseando por las tiendas del callejón Diagon mientras buscaban los materiales que Harry necesitaba en su primer año mientras comían un helado.

-¿Y dime Harry te gusto el pastel que preparamos con Hagrid?

-¿Fuiste tú? - pregunto asombrado pues ya había visto varios de los pasteles que hacia su madre para su cumpleaños e intuyo inmediatamente que quien había decorado el biscocho fue Hagrid.

-Así es Hagrid y yo queríamos darte algo, ¿dime llego bien? - Harry recordó lo aplastado que había llegado y cuando estaba a punto de decir algo Hagrid que se encontraba detrás de Leah le hizo señas para no decir nada por lo que solo asintió con la cabeza algo confundido dándole las gracias, en eso se le vino a la mente algo gracioso que había pasado en ese lugar horrible en el que estaba con los Dursley y no pudo evitar contárselo a la azabache.

-¿Me estás diciendo que le puso una cola de cerdo a Dudley? -Leah estaba que no aguantaba la risa.

-Si ¡fue épico!

-¡Merlín desearía haberlo visto en persona, lo hubiera grabado! - se lamentó aun riendo.

Siguieron caminando por las tiendas, desde Florish y Blotts donde Hagrid tuvo que arrastrar a Harry para dejar el libro de ''Hechizos y contra hechizos'' (encante a sus amigos y confunda a sus enemigos con las más recientes venganzas: Pérdida de cabello, piernas de mantequilla, lengua atada y mucho mas) de Vindictus Viridian.

-Estaba tratando de averiguar cómo hechizar a Dudley -Leah rio ante aquello, tal vez si había sido un poco de mala influencia en el azabache.

-No estoy diciendo que no sea buena idea, pero no puedes utilizar magia en el mundo muggle- explico Hagrid y Leah le dio la razón, claro que cuando el semigigante y el pequeño salieron de la tienda ella se detuvo un momento a comprar aquel libro, por supuesto no para Harry no era tan irresponsable, no claro que no, era para ella estaba segura que ese libro le podía servir mucho.

Una vez compradas todas las cosas se detuvieron un momento en el escaparate donde se podía ver en exhibición una hermosa escoba último modelo ''la Nimbus 2.000'' que Harry se quedó viendo un buen rato haciendo sonreír a Leah.

-Es una lástima que los de primer año no puedan llevar sus escobas propias-Hizo un pequeño puchero-recuerdo que en Ilvermorny tampoco lo permitían pero yo decidí llevar una de todos modos, fue la primera azaña que hice - empezó a reír fuertemente mientras recordaba sus años escolares mirando a la nada sumergida en su mente- recuerdo volar por los pasillos de la escuela dejando a los profesores boquiabiertos intentando atraparme -volvió a reír- mis padres se enojaron tanto que me la quitaron por todo un año, me convertí en una leyenda y desde ese día fui conocida como ''el terror de Ilvermorny'' - la nostalgia la invadió, sí que extrañaba sus años de escuela y las travesuras que hacía.

Cuando volvió a la realidad Harry seguía viendo aquella escoba sonriendo y Leah hizo una nota mental, ya tenía regalo de navidad para Harry, pero antes tenía que dejar algo en claro al darse cuenta que posiblemente podía meter ideas en la cabeza de su hijo abriendo los ojos como platos.

-¡Si haces algo como eso te castigo! - le advirtió, lo último que quería es que su hijo se metiera en problemas en Hogwarts, era algo hipócrita de su parte considerando su historial, quería que él se divirtiera tanto como ella, consiguiera amigos y tenga buenos recuerdos, pero si podía evitar problemas sería lo mejor, solo esperaba que el Karma no actuara sobre ella.

Harry también recibió un regalo de parte de Hagrid, una bonita lechuza blanca que serviría para enviarse mensajes y correspondencia, algo que la azabache le agradecía mucho a Hagrid ya que para ella era imprescindible comunicarse con Harry.

-Promete que me escribirás todos los días.

-¿No te parece mucho?

-Quiero mis cartas Harry o iré volando hasta Hogwarts para saber si estás bien- le advirtió.

-¿No que no eras sobreprotectora? - dijo en tono bromista y ella abrió la boca ofendida.

-No lo soy.

-Yo creo que si.

-Solo te cuido es todo - se excuso encogiéndose de hombros poco convencida, además de que sus pesadillas de que algo malo le ocurriría en ese colegio le daban terror y una presión nueva en el pecho, llámenlo sexto sentido, pero algo no la convencía del todo más sabiendo las razones por las que ella había llegado a la vida de Harry.

'' tengo mis sospechas y no creo que Voldemort haya sido derrotado del todo''

El simple recuerdo de las palabras de Dumbledore le dio escalofríos y prefirió no pensar en eso.

Y más aún después de su ultima parada.

Pasaron por Ollivanders en donde Leah se había reído mucho ante los fallidos intentos de Harry al hacer movimientos con la varita y romper varias cosas.

Pero había algo que le inquietaba mucho y borro toda sonrisa de su rostro.

>>Enserio de todas las malditas varitas que habían ahí tenía que haber sido elegido por la hermana del desgraciado que le provoco aquella cicatriz<< pensó mientras le dirigía una mala mirada a Ollivander, sabía que él no tenía la culpa ya que la varita escogía al dueño, pero ante su inconformidad tenía que mirar mal a alguien o gritaría por las jugadas del destino.

Se dirigieron de vuelta al Caldero chorreante donde era hora de despedirse después de aquel casi maravilloso día.

-Bien Harry tengo algunas cosas que hacer, Hagrid te llevará a comer una hamburguesa y te dará tu billete para Hogwarts -se despidió del semigigante y termino por darle un beso en la frente al de anteojos.

-Nos vemos luego mamá - esa simples palabra podían cambiar el ambiente en un instante, algunas de la pocas personas que aún quedaban en el lugar ya sabían que aquel niño era Harry Potter, el famoso Harry Potter que perdió a sus padres en una noche trágica y quien le había dicho mamá a una mujer que claramente no lo era, y como toda gente chismosa y criticadora la miraron despectivamente murmurando a su alrededor como si tal cosa que había dicho el niño fuera una ofensa de lo peor dejando el lugar lleno de sus murmullos acusadores y una gran incomodidad por parte de los dos mayores que acompañaban a Harry, quien no se había dado cuenta de lo que provoco sus palabras en el público que los rodeaba.

-Lo mejor será que me vaya ya - la voz de Leah se escuchó más baja de lo normal y agacho un poco la cabeza, algo no muy común en ella y su espíritu.

-Descuida todo estará bien- Hagrid le brindo una sonrisa de apoyo antes de que la azabache desapareciera con paso apresurado e inseguro por las puertas del lugar mientras pensaba en lo ocurrido.

Esto jamás había sucedido en el mundo muggle, siempre que la veían junto a Harry jamás habían dudado de su maternidad, tal vez era por el color de cabello o algunos gestos que compartían por la convivencia, pero nunca le había pasado que la miraran de tal forma - sí que era comprensible su reacción, ya que bueno no sabían el contexto tras lo que dijo Harry pero eso no quitaba las emociones que estaba sintiendo- Leah se dio cuenta que ya no estaba más el mundo muggle, ahora estaba en el mundo mágico y las miradas no se detendrían al igual que su incomodad ante sus juzgadores que irían cada vez más en aumento.

Un nuevo problema había aparecido para su relación madre e hijo.

MADRE || Harry Potter FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora