La calma antes de la tormenta

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Pasos presurosos, manos moviéndose rápidamente y la sensación de ansiedad por el tiempo.

El corazón latiendo con intensidad, la falta de aire se hacia presente y hasta un ligero dolor de estómago.

Todos los síntomas y signos relacionados con el estrés cotidiano.

Soltando un suspiro, acomodo todo por una quinta vez y se acerco a la escalera para gritar tratando de liberar toda la presion que sentia.

-¡Michiko! ¡Baja ya! Se te hará tarde.

-Voy bajando-Anunció la chica de cabellos oscuros y ojos esmeralda-Buenos días.

-Hola cariño, el desayuno ya esta listo, puedes tomarlo cuando quieras, ¿puedes decirle a tu padre que aquí está el suyo? Ya debo ir...

-Lo escuche fuerte y claro Masa-Interrumpio el mayor abotonandose el último botón de la camisa.

El nombrado dio vuelta para encontrarse con su pareja que le sonreia desde las escaleras.

Acercándose a el, planto un suave beso y tomó sus cosas con pesar dirigiendole una mirada de disculpa.

-Debo irme cariño, antes de que empiecen a llamarme.

-Que te vaya bien, cielo.

-Los amo-Dijo antes de salir hacia su hija y su pareja.

Su destino, su restaurante en Chicago.

Justo por ser inicio de semana, le había costado levantarse, aunado a que su pareja y el habían estado bastante entretenidos demostrándose su amor, era un doble esfuerzo.

Sentía que el tiempo estaba encima.

Por fortuna, gracias a que por algún milagro no había trafico, pudo llegar a su destino rápidamente en auto.

Con la presión del dia a dia, corrio sin ver a su alrededor y empujó a una persona que estaba afuera de su restaurante tirandola en el proceso.

-Lo sien...-Empezó a disculparse el ojiverde sintiendo mucha vergüenza por lo que sus mejillas se tornaron color carmesi.

Sin embargo, cuando noto de quien de trataba, el sonrojo fue reemplazado por sorpresa y escepticismo, la voz se le quebró y la respiracion se le agitó mientras más veia a aquella persona en el suelo.

El contrario, sonrio de lado, se levantó y acerco a el mientras le extendía la mano para ayudarlo.

-¿Qué haces aqui?

-Creo que es muy obvio, vine a verte.

-Tu y yo ya no tenemos nada que hablar.

-Claro que si, hay una razón por la que vengo.

-Si es por Michiko, no me culpes a mi, es ella quien se rehúsa.

-No, es algo más.

-Mira...

-Antes que sigas diciéndome hasta de lo que me voy a morir, déjame ayudarte, Masahiro.

El rubio miró al contrario bastante enojado, rechazo la mano del contrario y se levantó con sus fuerzas.

Después, volvio a tomar sus cosas y se cruzó de brazos.

-Habla rápido Kousuke-san, debo ir a atender mi restaurante, el cual, pude hacerlo yo solo.

-Lo sé, has crecido mucho en todo este tiempo.

-No gracias a ti, claro esta-Dijo Masahiro de forma seria mientras Kousuke suspiraba.

-¿Aún sigues...?

-Si.

-Pero ni siquiera lo pregunté.

Come Back to MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora