Capítulo | 9.

3K 252 61
                                    

Claire.

La noche fría me da la bienvenida

Cuando salgo de mi lugar de trabajo, debo abrazarme a mí misma debido a que mi pequeño suéter no cubre mucho, y como si fuese poco, la falda que uso tampoco es de ayuda en estos momentos.

Aún así, agradezco cuando las calles solitarias se hacen ver, pero, justamente en la acera frente a mi, se encuentra parqueada una motocicleta que reconozco bastante bien.

Eso me saca una sonrisa y cuando noto a la persona sobre esta peina su cabello hacia atrás mientras adopta una pose más sexy, entonces puedo decir que me hizo sonreír aún más.

Me acerco a pasos apresurados y él no tarda en notar mi presencia, esbozando una pequeña sonrisa pícara

—Buenas noches, caballero.

—Buenas noches, bella dama.

—¿A dónde planea llevarme el día de hoy?

—Bueno, esta vez si tengo planes —me mira de arriba a abajo y se detiene en mi rostro, con sus ojos adquiriendo un brillo diferente—, y te ves hermosa para la ocasión.

—¿Dices que antes no me veía hermosa? —bromeo. Él niega con su cabeza mientras ríe

—Tu siempre te ves hermosa.

Asiento, con mis mejillas calentitas

—Te has ganado la oportunidad de salir conmigo.

—Vaya, pero que chico tan afortunado —eso me hace reír, entonces me tiende un casco—. Seguridad ante todo.

Lo tomo sin mucha demora. Luego de eso, me lo pongo con algo de dificultad y Dexter se acomoda. Sostengo sus hombros al subir, después, él arranca y nos dedicamos a iniciar nuestra larga noche de aventuras.

Me sorprendo al ver que luego de un trayecto un tanto corto, nos detenemos frente a un restaurante un poco alejado, pero abierto a esta hora, a pesar de que se encuentre casi vacío, de no ser por los empleados, juraría que se encuentra cerrado.

Me bajo y tan pronto pongo un pie en la acera, me confundo. Dexter apaga el vehículo para luego bajar junto a mí. Se posa a mi lado y retira el casco de mis manos para dejarlo todo sobre la motocicleta.

—¿Que hacemos aquí? —le pregunto

—Cenaremos.

—¿No es algo costoso?

—¿Y eso qué? —toma mi mano, y mi estómago siente un cosquilleo cuando entrelaza nuestros dedos—. No te olvides que soy rico.

—Vaya, perdón —bufo y él ríe

Nos acercamos a la entrada y mi acompañante ni siquiera debe anunciarse, porque tan pronto lo ven nos dejan pasar sin ningún inconveniente. Caminamos así hasta la primera mesa disponible, y debo decir que todas están disponibles. No hay ningún tipo de clientes más rodeandonos.

—¿Por qué no hay nadie más? —pregunto, un tanto confundida

—Bueno, es porque...

—¿Es muy tarde?

—¿Que? No —ríe—. Este tipo de lugares siempre están abiertos hasta altas horas de la noche, aún es temprano.

—¿Entonces?

—Reservé todo el restaurante.

Sus palabras me dejan perpleja

—¿Eh?

Él vuelve a reír, divertido

—No quería interrupciones.

—¿Bromeas? Es... mentiroso —río

D A R K N E S S ✔️ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora