Capítulo 5: Aguas Prohibidas

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(No es extraño que en la religión élfica se tomen conceptos de poliamor y poligamia, sexualidad abierta, y demás, al igual que en la nuestra se habla de paz, orden y castidad. Para ellos el amor y el sexo son una manera de relacionarse en una sociedad que habita en perversión, pecado e infidelidad, por ello no podemos permitirles habitar con nosotros, Duquesa D’Ur, expulse a esas mujeres de sus tierras pues es su deber a la Luz y nuestra diosa Breia. Carta del inquisidor Julius.)

No pasó mucho tiempo cuando el grupo dejaba sus cosas en un dormitorio austero con una cama de matrimonio grande.

—Voy al baño. —Alexa salió corriendo. —¡Vuelvo en nada!

—¿No vamos a comentar lo de hoy? —Dante miró a Aslan y Eyra. —¿Cómo se ha marchado a luchar sola…? ¿Nada?

—Se habrá marchado a entrenar. —Habló Aslan tranquilamente.

—O necesitaría pasear y pensar sola. —Eyra exclamó despreocupada.

—Igualmente podría haber vuelto y avisar. —Dante suspiró molesto.

—Había alguien en peligro, Dante. —Aslan le miró con una ceja arqueada. —Tenemos una labor importante por encima de nosotros.

—Tampoco puedes pedirle que esté siempre bien, necesita tiempo y más si la presionamos con nuestros sentimientos. —Eyra se cruzó de brazos y ambos asintieron. —Sin olvidar que tenemos un asesino detrás que la persigue, bueno, ahora dos y son corruptos, y podría sentirse insuficiente y eso.

—Aún así hay otro problema más, una situación más difícil que debemos zanjar. —Dante miró a Aslan y después a Eyra. —Le gustamos los tres, pero sólo uno puede estar con ella.

—¿Por? —Preguntaron Aslan y Eyra a la vez.

—Porque… pues… —Dante estuvo pensativo. —Es lo normal...

—No me importa que esté con vosotros dos, simplemente quiero estar más a su lado, de una forma más íntima, ya sabéis. —Eyra apartó la mirada sonrojada. —Si podemos hacerla feliz y... ella nos hace feliz ¿Qué problema hay?

—¡Chicos, venid! —Gritó Alexa desde fuera.

Los demás salieron y vieron asombrados a Alexa desnuda frente a un lago termal de aguas blancas luminosas, cuya luz junto a la oscuridad del ambiente mostraba y ocultaba el cuerpo de ella en forma de una silueta.

—¡Último un perdedor! —Alexa se metió en el agua y se zambulló.

—Es increíble… —Dante susurró molesto y vio a Eyra caminar mientras se desnudaba, haciendo que él y Aslan se sonrojaran. —¿Tú también?

—Yo también. —Eyra se giró, ambos vieron su miembro flácido y ella sonrió. —Nos vemos en el agua.

—Espera… —Dante miró a Aslan quien empezó a desnudarse. —Hemos… ¿Tú también?

—No voy a decir que no a un baño con dos mujeres. —Aslan sonrió tranquilo y sonrojado, y se fue al agua.

Eyra se acercó a Alexa con calma mientras ella se relajaba sentada.

—¿Qué tal está el agua? —Preguntó Alexa relajada.

—Genial si estás tú. —Susurró Eyra y la hizo sonrojar y apartar la mirada. —¿Acaso creías que lo que siento por ti es mentira?

—Cla-claro que no… tú también me gustas. —Vio a Aslan acercarse a ella nadando.

—El agua está increíble ¿No os parece? —Preguntó Aslan sentándose al lado de Alexa. —Qué maravilla…

El Alma en la Espada: Acero QuebradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora