Capítulo 7: La Batalla de Los Libres

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(No es extraño que los mapas de la antigüedad sean diferentes de los actuales. A partir del quinientos antes del imperio hay un cambio brusco, es posible que un cataclismo hubiera dado lugar a que Valira tuviera la famosa forma de pie de pato, pues no hay otra explicación. Sin embargo, la documentación heredada nos cuenta una guerra entre el sol y la luna, entre la forjadora solar, la dama lunar, la madre floral, y los Eliars. Al’maes D’Valira.)

Minutos antes el dragón aterrizaba frente al cadáver de Serxa, el cual intentaba regenerarse sin éxito. El dragón rugió y se transformó lentamente a una forma humanoide.

Parecía muy joven, metro setenta de altura, piel pálida sin vida, ojos negros completamente, cabellos negros, lisos y largos hasta el trasero, orejas picudas , tenía dos pequeñas alas negras de dragón en la espalda, un par de cuernos blancos sobresaliendo con el derecho roto, llevaba un vestido blanco con joyas negras y una gema roja en el centro de la clavícula, y los pies desnudo sin desgaste y completamente limpios.

—Se te ordenó que no matases o corrompieras los recipientes, y lo has hecho, has fracasado por el camino además. —La persona habló con voz femenina y miró con desprecio el cadáver. —Ni siquiera puedes regenerarte en condiciones, y tu corrupta se ha liberado, me tienes decepcionada. Cogió la cabeza y esbozó una sonrisa.

—Deseo hacerlo, Madre. —Cerró los ojos y se relamió con una larga y fina lengua. —Con gran placer, yo, Oludvatar, te serviré.

Horas más tarde hasta el atardecer, Aslan corría cerca del río montando en un huargo y armado con su espada y escudo, con una capa de cuero con capucha sobre la armadura, y persiguiendo a orcos que huían a pie.

—¡Tengo la espada! —Gritó Eyra en la distancia. —¡La tengo!

Ella, desde el otro lado del río, montaba en un venado rojo y vestía una camisa blanca de lino, armadura de torso hecha de cuero, el brazo izquierdo con hombrera y guantelete de cuero, y pantalones de cuero con botas de jinete. Estaba galopando cerca de la orilla siguiendo a Aslan a gran velocidad.

—¡Al agua!

Exclamó ella mientras saltaba al rio, y tras ella apareció un grupo de cinco orcos montados en huargos negros.

—¡Dante, ahora! —Ordenó Aslan con un grito.

—¡Delius!

Al grito de Dante un gran torrente de agua surgió del rio e impactó en ellos, lanzándolos de nuevo hacia el bosque tanto a orcos como a huargos.

Dante apareció montando un huargo gris y armado con su espada, vistiendo una gabardina de cuero entreabierto, en la cintura un cinturón de tela blanco, pantalón de cuero, botas de jinete nuevas y camisa blanca de lino. Estaba siguiendo la cacería junto a Aslan y ambos eliminaban a los orcos haciendo tajos y cortando algunas cabezas, aguardando la llegada de Eyra.

—¡Ya llego, hay que irse o nos rodearan!
El venado logró salir del agua y alcanzó al grupo.

—¡Se acerca otro grupo detrás de nosotros! —Gritó Eyra y ambos asintieron. —¡Seguimos el plan!

Los tres se separaron, corriendo juntos Eyra y Aslan hacia el Este.

—¡A mi señal, Eyra! —Aslan esperó unos segundos, miró hacia atrás y vio a tres jinetes armados con hachas arrojadizas. —¡Ahora!

Ambos se separaron y persiguieron a Aslan, quien no tuvo problemas en no ser superado en velocidad mientras le arrojaban lanzas.

La persecución duró unos minutos hasta que llegó a un claro donde Eyra le esperaba. Un segundo después apareció Dante y con él otros dos jinetes.

El Alma en la Espada: Acero QuebradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora