Entrada 06: La vida en compañía.

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La diferencia de altura era enorme.

El doctor se lo imaginaba, pues cuando lo veía entrar a las entrevistas podía más o menos calcular su estatura por el marco de la puerta y como se veía más pequeño que los guardias que lo escoltaban, pero para el humano era una sorpresa enorme ver como el médico lo superaba por mucho. Se había acostumbrado a verlo sentado, y aunque sabía que era más grande, había subestimado la altura que podía llegar a tener.

—¿Cuánto mides?— preguntó sorprendido—. ¡Eres enorme!

—1.90. Aun así, puedo asegurar que tu eres el pequeño— sonrió saliendo del laboratorio, asegurándose de tener un metro de distancia.

El menor retrocedió dos pasos, no con miedo, más bien fue como si quisiera continuar admirando a la anomalía.

—Es tan raro verte parado— murmuró con una emoción que no trató de ocultar—. Es increíble...

El doctor se comenzaba a sentir apenado. Estaba haciendo un buen trabajo ocultándolo, pero era la primera vez que lo observaban con... ese sentimiento que le costaba describir que era. Los científicos siempre lo habían visto con curiosidad o incluso miedo, pero ahora estaba este humano, con los ojos bien abiertos y murmurando lo asombrado que estaba.

—Espera— se paró en seco—. ¿Qué hago aquí?

Como había supuesto, no le habían explicado la situación.

—Mi investigación estaba yendo demasiado lenta— comenzó a explicarle—. Como te diste cuenta, las entrevistas estaban siendo canceladas regularmente y eso sólo hizo que los avances fueran prácticamente nulos.

—Y por eso me dejaron venir hoy— a completó asintiendo, sus ojos seguían admirando desde sus pies hasta su cabeza.

—Ven conmigo, por favor— pidió ocultando la alegría que le daba darle la buena noticia.

Se hizo a un lado y con la cabeza le indico que presionará el botón de la puerta por la que había venido. El más pequeño dudo un momento, pero obedeció. Cuando entraron al lugar pudo ver qué el joven sudo frío por un momento, rápidamente se aseguró de explicarle que era su laboratorio, pero que estaban únicamente pasando.
Lo hizo apretar el siguiente botón y al cruzar la puerta se calmó bastante más, pero hizo un comentario sobre lo sorprendente que era lo idéntica que era la sala a la que solían utilizar para entrevistas.
Le volvió a indicar que ese no era el lugar al que se dirigían.

Cuando entraron al cuarto de la cama, D-4807 se quedó en blanco.

—Eh...— comenzó a decir—. ¿Doctor?

Su cara era un poema. El médico no pudo averiguar qué emoción predominaba, si era asombro, confusión, vergüenza, o...
No pudo evitar soltar una carcajada.

—Es tuyo— aclaró—. De ahora en adelante vas a quedarte aquí.

Era la segunda vez que lo veía llorar, pero en esta ocasión le dio una sensación calidad saber que era porque estaba feliz.

El chico había insistido que no era necesario que el médico se auto prohibiera entrar más allá del laboratorio sin permiso, bastaba con que se pronunciara antes y listo.
De todas formas el doctor había insistido en asegurarle que sus visitas no serían muy recurrentes y que prefería que fuera él quién podía pasearse por donde deseara sin ningún problema. Le mostró donde quedaba todo, y aunque el lugar no tenía mucho que enseñar, el humano parecía no haber visto un lugar tan espacioso en mucho tiempo. No paraba de agradecer el cambio.

El doctor no había sido capaz de mencionarle el acuerdo que había hecho con Sherman, no quería que también él se preocupara.

Pasaron unos días. Ambos se acomodaron a la compañía del otro más rápido de lo esperado, era como si hubieran vivido juntos desde antes.
Su nivel de confianza y comodidad estaba al punto que ambos podían permanecer en silencio por horas y no sé sentía molesto de ningún modo. El chico había mencionado que eso era algo de lo que no muchos podían presumir, y el doctor le creyó.

Nuevo sujeto de investigación: Emociones humanas. (Peste x Oliver)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora