Mariana se queda sin palabras ante estas tres palabritas. Y, sin embargo, eso fue todo lo que necesitó para que comenzara a sanar el corazón pesado que había estado sosteniendo en su pecho todo el día. Algunas lágrimas están a punto de rodar por sus mejillas pero Mariana las seca antes de que puedan escapar de sus ojos. "Lo que escuché, ¿es real?", piensa para sí misma. Quiere que Ana lo repita, pero en cambio dice vacilante "¿En serio?""Sí" Ana hace una pausa "Lamento mi comportamiento de hoy. Lo siento por todo. Estaba borracha y sé que eso no es excusa. Le he pedido perdón a mis hijos y me lo han dado. Espero que encuentres una manera de perdonarme tú a mí también". Ana dice mitad vulnerable mitad fría.
Mariana está a punto de decir algo cuando una sonrisa se forma en su rostro y es cuando Ana la corta y le dice en un tono muy serio "Puedes quedarte aquí con nosotros. Las bebés nos necesitan a las dos. Pero aclaremos una cosa, Mariana, mientras vivas bajo mi techo, no más secretos ni mentiras ni engaños de ningún tipo. ¿Trato?"
Ana extiende su mano y Mariana la toma con gusto y asiente con la cabeza al mismo tiempo. Se dan la mano unos segundos más de lo que ambas pretendían, pero no la sueltan, no hasta que Ana se sorprende a sí misma rozando con su pulgar la parte superior de la mano de Mariana.
"Está bien, uhm, buenas noches entonces." Dice Ana soltando rápidamente su mano.
"Si, buenas noches." Mariana responde mientras mira a Ana como si supiera lo que Ana estaba haciendo pero no lo reconoce excepto con una sonrisa.
Ana se levanta del banco y camina hacia la puerta. Cuando está a punto de tocar el mango, Mariana dice su nombre.
"Ana, espera. Quiero hablar contigo sobre algo... bueno, preguntarte algo en realidad."
Ana suspira ante la pregunta. Se da la vuelta para mirar a Mariana.
"Mariana, ¿puede esperar hasta mañana?".
La vacilación en la voz de Mariana antes de ponerse de pie le recuerda a Ana la situación similar en la que se metieron en el patio trasero después de que todos se fueron. No quería volver a repetir el mismo error. O tal vez no estaba preparada conscientemente para lo que Mariana estaba a punto de preguntarle. Porque Ana recuerda muy bien cuando Mariana la cortó y se lanzó sobre ella para darle un beso inesperado. Ella no lo vio venir. Pero en el fondo, Ana ha estado sintiendo cosas entre ella y la madre más joven antes de que sucediera el beso. Iba a decir una cosa más pero Mariana se adelanta.
"¿Recuerdas algo de lo que hiciste o dijiste la noche que fuimos al concierto de Elena, antes de que te cayeras del escenario?"
"Ay Mariana, eso pasó hace más de 3 semanas, no tenemos que vivir en el pasado. Ya me dijiste que canté en el escenario cuando salió mi canción favorita. Dios, no más hongos para mí". Ana esconde su rostro entre sus manos.
"Sí, lo hiciste", se ríe al recordarlo. "Pero antes de que te cayeras del escenario, tú y yo tuvimos una conversación sobre ti, y que te ibas a morir y luego t-tú..." Mariana se apaga.
"Mariana estoy segura que esta conversación puede esperar mañana, ¿no? Estoy cansada."
Mariana guarda silencio pero se acerca a ella y se da cuenta de que acaba de entrar al espacio personal de Ana porque Ana da un paso atrás. La espalda de Ana ahora está contra la puerta. No hay luz en la habitación, las cortinas están abiertas y solo la luz exterior brilla en la mitad de la habitación.
"Sí, claro, puede esperar, pero...", susurra Mariana.
El silencio entre ellas llena la habitación en cuestión de segundos. Ana se sobresalta un poco cuando Mariana toca su hombro. Ana encuentra la manija de la puerta detrás de ella y se acerca a Mariana mientras abre la puerta. Sus rostros están a escasos centímetros de la una de la otra y, sin embargo, Ana piensa que Mariana todavía está demasiado lejos de ella. El pensamiento en sí mismo pone a Ana aún más nerviosa, así que le desea buenas noches a Mariana por última vez y sale de la habitación un poco apurada.
Al siguiente día, semana y mes, sucede una nueva rutina en la casa. Después de que los niños más grandes se visten, desayunan y se van a la escuela, Mariana juega con Regina y Valentina y luego se prepara para trabajar en su aplicación. Es entonces cuando Ana se hace cargo de las chicas y disfruta de momentos de calidad con ellas.
Ana no ha encontrado trabajo, pero no siente la prisa por conseguir uno nuevo de inmediato. Eventualmente, lo hará, pero por ahora, sus principales prioridades son sus hijos y asegurarse de estar ahí para todos ellos.
Durante los siguientes fines de semana, Juan Carlos ha pasado por la casa para ver a las bebés y recoger a Ceci y Ro para pasar tiempo con ellos. Desde la separación, Juan Carlos encontró una bonita casa de alquiler y, con la ayuda de Alta, decoró la casa y agregó muebles para que los niños pudieran quedarse a dormir. La tensión entre sus padres no fue fácil para los niños. Los aman a los dos y por primera vez, ni Ceci ni Rodrigo quieren tomar partido. Sin embargo, inconscientemente, lo hicieron, pero no con sus padres, porque se hicieron muy cercanos a Mariana.
Ya han pasado tres meses y no ha pasado ni un solo día desde que Mariana no ha dejado de pensar en lo que podría haber pasado si hubiera tenido el coraje de terminar la frase para hacerle a Ana la pregunta que ronda su mente desde "Soldado Del Amor" en esa noche.
Ana misma lo dijo, no más secreto entre ellas. Pero Mariana todavía está luchando entre la idea de revelarle a Ana lo que hizo esa noche o olvidarse por completo de ello y seguir adelante. Pero ella no puede seguir adelante. Porque todos los días, Mariana ve a Ana y Ana la ve a ella. Y todos los días, recuerda el sabor de sus labios contra los de ella. Viven en la misma casa y, sin embargo, pueden hablar de cualquier cosa, pero no de eso. Todavía no han hablado de que ella le confesó su amor a Ana ni del beso que le siguió a la confesión.
Dentro de la cabeza de Mariana, el reloj corre. Ella sabe que en algún un día, tendrá que traer esta delicada conversación a la mesa. Así que Mariana decide que el viernes por la noche es el mejor momento para sacar todo, después de que los niños se hayan ido con Juan Carlos y después de que sus pequeñas bebés estén en la cama.
"No más retenciones de información después de todo, ¿verdad?" susurra para sí misma antes de volver a prestar atención a la computadora portátil abierta frente a ella.
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¿Ahora qué? | MSHD Maryana
De TodoComienza cuando las cosas terminan en la primera temporada.