Almirante su esposa quiere divorciarse

Capítulo 139 - Una reunión de invitados

        La boda duró tres días, y casi todos los medios de comunicación se centraron en este acontecimiento, que podría llamarse el mayor evento de todo el imperio. El evento ha impulsado el turismo en los alrededores, y Qin Hang se acariciaba la barbilla con alegría.

        Dijo: "Cuando nos casemos, deberíamos hacer lo mismo".

        "No, es demasiado ruidoso". Qin Hang dijo directamente.

        Los ojos de Yan Lu se entrecerraron ligeramente: "No está bien casarse, pero sí casarse, ¿no? Esto es lo que dijiste, no hay vuelta atrás".

        Qin Hang dijo: "Tú, no malinterpretes mi significado".

        Qin Hang dio un paso atrás, pero Yan Lu lo persiguió y lo inmovilizó sobre la mesa.

        "Levántate, levántate tú". Qin Hang dijo con cierta urgencia: "No dejes que nadie te vea".

        No me importa", dijo, "no quiero que el mundo lo vea". Por cierto, ¿cuándo vas a venir conmigo a conocer a mis padres? Ya se lo he dicho a mis padres, les gustas mucho".

        Qin Hang frunció el ceño: "Eso es un salto demasiado grande, aún no hemos llegado a ese nivel de conocer a los padres".

        "Entonces, ¿hasta dónde hemos llegado?"

        Qin Hang pensó por un momento: "Hablemos de dónde estamos el uno con el otro".

        Yan Lu abrazó a Qin Hang y le dio un beso feroz: "Vale, vale, haré lo que quieras". Aunque Qin Hang sólo prometió que las dos personas podrían ponerse en contacto durante un tiempo, esto ya hizo muy feliz a Yan Lu.

        Pero Xiao Yan una gran boda, Yan Lu ya no es, no puede dejar de ser una pequeña decepción.

        Aunque Xiao Yan no era una persona discreta, esta boda era demasiado sensacional. Qin Ye, un general del que siempre se había oído hablar pero no se le había visto, quedó esta vez completamente expuesto a la atención de todos.

        Casi todos los periódicos, medios de comunicación y emisoras de radio cubrieron su boda. Cualquier pequeño contratiempo en la boda era suficiente para hacer reír a la gente.

        Qin Ye era la envidia de todos, ya que había ganado tanto en carrera como en amor. Incluso hay un dicho en Internet que dice que hay que ser Qin Ye. Sólo hay unas pocas personas que pueden lograr lo que Qin Ye ha hecho, pero son muy pocas.

        Qin Yuying estaba más feliz que nunca, no sólo por ella sino también por su hermano. Cuando pensó en lo que había sucedido antes, se sintió aún más culpable y se dedicó aún más a Xiao Yan.

        Xiao Yan no quería que fuera amable con ella entonces, con tal de que esta persona de mente simple no volviera a perseguirla.

        La familia Qin era un caos, y aunque era un evento feliz, también estaba muy ocupado.

        Pero todos tenían sonrisas en sus rostros, después de todo era la primera vez en mucho tiempo que la familia Qin se encontraba con un gran evento feliz, especialmente Jiang Fengxin, que no podía cerrar la boca de alegría.

        El único de la familia Qin que no estaba contento era Qin Yushi.

        Cuando Qin Yuying subió a buscar a Qin Yushi, ésta seguía tumbada en la cama y no se había levantado. A pesar de todo lo que le había sucedido a la familia, Qin Yushi seguía viviendo su vida nocturna libre a todas horas, como si todo lo de la familia Qin no tuviera nada que ver con ella. La gente de la familia Qin también la ignoró automáticamente, después de todo, esta persona era alguien a quien nadie podía persuadir.