2. We said goodbay, again.

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Fred y yo nos levantamos a las diez y media de la mañana siguiente. Nos hicimos un café, con leche para mí y solo para él. Y comenzamos a desembalar y colocar todo lo que había en las cajas que restaban. Empezamos por las que contenían las cosas de la biblioteca. Comenzamos a sacar libros, limpiarlos y colocarlos en las estanterías por colores. Quedaba un tanto irregular pero, era una bonita armonía de tonos que cambiaban progresivamente desde el más claro hasta el más oscuro. Así rellenamos dos estanterías de libros. La mayoría de ellos novelas, amaba, y aún lo sigo haciendo, sumirme en esos mundos de fantasía que me libraban del mundo. Entonces encontramos viejos álbumes de fotos. Abrimos uno de ellos y encontramos en el las fotos del último verano que pasábamos todos juntos. Antes de la universidad, y el comienzo de nuestra verdadera formación profesional. En una de ellas estábamos todos en un banco. Rebecca y Frank abrazados, Fred y Harry haciendo el tonto de pie en el asiento, y Vicky y yo estábamos tumbadas, con las piernas en el respaldo del banco, la cabeza colgando mientras sacábamos nuestras lenguas. Fred y yo suspiramos.

***

Aquellos Fueron los últimos momentos que pasamos todos juntos y en paz. Recuerdo que nos Rebecca, Harry y yo nos habíamos graduado en nuestras respectivas escuelas. Nos hacíamos mayores y ya era hora de empezar a caminar por nosotros mismos. Recuerdo que el primer día de las vacaciones de verano yo estaba buscando desesperadamente un piso o una residencia de estudiantes en la capital, para cuando me fuera a la universidad. Impresionantemente la universidad de Nueva York me había aceptado, quedando apenas veinte plazas para el departamento de artes. Necesitaba un alojamiento ya que yo vivía en el condado de Erie. Después de buscar exhaustivamente residencias, pisos encontré una que realmente me gustó n Brooklyn, relativamente cerca de la universidad. Estaba hablando con mi madre cuando mi teléfono sonó.

-¿Si? -dije a través de la línea.

-¿Dónde estás? -me preguntó Rebecca.

-En un lugar oscuro y frío ¿dónde crees que voy a estar? -le contesté sarcásticamente. Detecté que estaba habiendo un forcejeo por el dominio del teléfono. Suspiré.

-¡CLAIRE POR LO QUE MÁS QUIERAS SAL DE TU CASA O TE SACO YO DE LOS PELOS! -gritó Vicky desde el otro lado. Miré a mi madre desesperada y esta, con una sonrisa asintió.

-Tranquila, yo mandaré la solicitud a Educational Housing Services -me dijo.

-¡Gracias mamá! -le di un beso y corrí a mi cuarto diciendo por el teléfono- Hoy pagáis ustedes.

-¡NO! -gritaron todos a la vez. Me eché a reír y colgué.

Cogí lo primero del armario, unos vaqueros, una camiseta ancha amarilla y unas Vans azules. Nunca me importó mucho mi aspecto para que vamos a mentir. Ni siquiera me peiné, salí de casa en dirección al parque al cual solíamos ir. El sitio estaba bastante cerca de mi casa por lo cual podía ir andando perfectamente. Empecé a oír voces y risas antes de entrar pero ya sabía de quienes eran, Vicky otra vez armando el follón. Cuando llegué Harry se acercó a mí y me pegó una colleja.

-¿Qué haces? -le dije levantando la mano para atizarle.

-El verano no es para quedarse en casa, somos niños ¡Tenemos que disfrutar! -me contestó.

-No, somos ya adultos que se tienen que buscar un alojamiento para cuando se vayan a la universidad.

-Por eso mismo, te vas a la universidad, es decir, pasaremos mucho tiempo sin vernos ¡Aprovechemos! -gritó Vicky montándose en mi espalda.

-Para ti es fácil mocosa, tú te gradúas el año que viene, por no hablar de que te vas a vivir con tu tía en Nueva York, que además es tu entrenadora. ¿Qué clase de estrés tienes tú? Yo tengo que trabajar durante todo el verano para ayudar a pagar el alojamiento, la universidad, gastos personales... ¡ADEMÁS AÚN NO TENGO DONDE VIVIR! -empecé a hiperventilas del estrés.

The changes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora