Capítulo 95

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Cedric

Estaba tenso, inquieto las cosas estaban de mal en peor.  Lara no despertaba, estaba tiesa lo que me reconfortaba era que al menos su corazón latía lentamente. El pelirrojo estaba muy molesto e irritante con todos.

- ¡Fue tú culpa! – Me vino a encarar.

- Mira, tú sabías perfectamente que ella no es igual que nosotros, además tú no avisaste bien. Aquí no es quien tiene o no la culpa, así que a mí no me vengas con tú problema. – Le digo directamente.

- Además, ella es muy curiosa, de seguro no se fijó bien y pisó uno. – Habla el príncipe vampiro. – Lo miraba seriamente. – No lo juzgo a ninguno, pero son cosas que a veces pasan. Ella misma lo decidió así, aún ella sabiendo todo esto, siguió con nosotros. – Mira tranquilamente a el pelirrojo. – Tienes que manejarte mejor, mis hombres te temen así que controlate, no eres humano. Necesito alguien fuerte y definido en todo esto, sino puedes dilo. – Asintió.

(***)

Caos y destrucción en todo lugar. Las hadas no tenían su misma aura y había guerra, han atentado con la vida del príncipe vampiro, amos se casará con la tal ariel y el clan de los lobos caos total. Aún lara no despertaba, cruzaba todos los días y estaban presente, tres santos días mirándola para verla y como seguía.

Pero a la mañana siguiente, siento algo diferente y sin pensarlo mucho corro al cuarto de lara. Estaba vacío sin rastro de ella.

¡Joder lo que faltaba ahora!

Lara

Desperté y tratando de  porque sentía que por fin podía respirar. ¿Será un sueño lo que vi o me avisaban de la realidad del asunto? Con todo esto no me sorprendería nada, a decir verdad. Trato de colocar mis ojos que se adapten a la oscuridad, para luego pararme y buscar el interruptor y encender la luz.

Casi chillo a ver un lobo blanco al frente de mi mirándome fijamente. – No pierdas tiempo Lara Kent, el reino de las hadas te necesita.

- Ajá, ¿y cómo llegaré allá? Y además estoy fuera de órbita con todo lo que a acontecido. – Tenía que ser franca con todo esto. – Además no es que me menosprecie, pero soy humana y ni tengo ningún poder o don.

- Mira tú mano. – La miré, tenía el anillo de cedric. – Tiene lo que pocos tienen coraje, valentía y un buen corazón. Además, es bueno que lo seas, hay cosas que a un sobrenatural le pueden afectar bastante y a ti no. Hay que actuar rápido, porque sino lo hacemos, el reino de las hadas y todos sus derivados no existirán nunca más, solo vivieran en el recuerdo y solo serán recipientes para demonios.

- ¿Cómo entraré? – Pregunto Confusa.

- Fácil serás como un hada resplandeciente. – De un momento a otro hay más luz de lo normal a mi alrededor y tengo puesta una túnica blanca con algunos accesorios de oro, una corona de hojas verdes y mi pelo rizado más largo rubio. – Silve al verme en el espejo.

- Me siento como en el cuento de Cenicienta, con su hada madrina, pero en mi caso sería mi loba madrina. – Me echo a reír y la loba me mira seria. – Ah, lo siento era un chiste de un cuento y eso. – Raiyos creo que la cagué.

- Escucha con atención, esto no durará siempre pueda que hasta las 12 de la noche o si se sigue contaminando a su paso grandes problemas tendrás allá. – Asentí. – No podré entrar lamentablemente allá, porque me afectaría bastante, pero te voy a guiar y te dejaré allá, busca a tus amigos, haya la manera de salir de la descontaminación del lago y esa raza, lo demás lo haré yo. – Asentí de nuevo. – ¿Alguna pregunta?

- Si hipotéticamente se acaba esa magia suya y eso. Me quedaré desnuda o semi- desnuda. – Me miro atentamente, a ver si hablaba en serio y lo era señores. Yo no estoy para que vean mi cuerpo desnudo, no señor.

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