¿Destino o casualidad? Parte I

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Era una tarde de otoño, cuando Any ya no sabía qué hacer con su vida. Ella había perdido a su hermana, la acompañante de sus travesías, la amiga con la que compartía cada cosa, la que podía escucharla sin criticar.

Any estaba rota, desecha y además estaba cansada. Cansada de lo mismo. Sus padres siempre la presionaban en que estudiara una carrera con futuro, una carrera que le llenara los bolsillos más adelante. Pero eso no es lo que quería, ella quería ser escritora. Quería contar miles de historias y enamorar al lector ni bien se atreviera a leerla.

-¿Qué hay de nuevo? - le preguntó con total confianza su compañero de clase.

Ella guardo silencio y apenas sonrió . Extrañaba su felicidad, el positivismo que su hermana creaba en ella.

La clase transcurrió como siempre y luego de tantas preguntas que responder, la clase culminó y cada quien se dispuso a salir del aula.

-Any, sé que estas pasando por momentos difíciles, pero...- El joven guardo silencio, temiendo si lo que diría sería correcto- no sé... ¿Salir y despejar un poco?

-¿A qué te refieres?

-¿Quieres venir a mi fiesta de esta noche? Hoy es mi cumpleaños y bueno... no te lo mencioné, porque no lo veía el momento indicado.

-¿Y ahora si lo ves? - Ella pregunto, pero no se dio cuenta lo sarcástico que eso sonó.

-Ha pasado un mes Any, creo que si...

Ella lo miro por unos segundos y luego tragó las miles de palabras hirientes que querían salir de su boca. No quería herir a nadie por su luto.

-Lo pensaré.

El chico asintió y luego se marchó de ahí. Dejándola nuevamente sola.

Any regreso a casa. Pero ni bien ingreso, vio que sus padres estaban discutiendo.

La madre de Any estaba llorando y su padre estaba rojo y con los puños apretados en cada lado. Ella trato de pasar desapercibida, pero cuando quiso subir el primer escalón de las escaleras que daban a su habitación, su padre la vio.

-¿Y tú otra vez huyendo? - preguntó histérico y Any tembló en su sitio.

-Déjala Carlos, aún está mal...

-¿Quieres que deje ver a mi hija sentenciarse a una pobreza, Johana? ¿Quieres que lo deje pasar? Lo hago por su bien ¡Por dios! Esas clases de escritura no le servirán de nada. Hoy en día todo es con títulos, renombres, master. Pero ella no tendrá nada de eso ¿De qué piensas que va a vivir?

-Ella vera, Carlos. Son sus sueños no los tuyos, entiende.

-Lo hago por su bien.

Any los miro en silencio y sus labios empezaron a temblar. La ansiedad otra vez empezó a invadir todo su ser.

Desde que su hermana murió. Any no paraba de tener momentos de ansiedad, cosa que se había vuelto más constante de lo habitual.

-¿Me estas escuchando Any? - preguntó su padre, mirándola con el rostro rojo.

-Lo siento, no te escuche- respondió Any apenada. Lo menos que quería, era ver a su padre más enfadado de lo que ya estaba.

-Por eso es que tu hermana se enfermó... Tus problemas hicieron que ella acabara con su vida.

Las palabras de su padre le cayeron como balde de agua fría y antes de que pudiera articular algo, su madre le lanzo una bofetada. Any empezó a llorar silenciosamente y sintió culpa. Mucha culpa.

MERSURI 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora