Corazón Frágil (3 y 4)

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PARTE 3

Habían pasado tres meses y las cosas en el Voluntariado habían mejorado. Más niños empezaron a integrarse, pero ahora nos tocaba ir a visitar a los abuelitos en el asilo.

Mi madre al enterarse, sonrió con mucha nostalgia y mi padre me dio un gran abrazo y me dijo: Siempre mi pequeña valiente.

Cameron en cambio, estuvo un poco triste al dejar a los niños. Ellos se habían convertido como sus hermanos pequeños a quien amaba cuidar.

—¡Empecemos! — dijo él y me tomo de la mano para poder ingresar a ver al primer anciano.

—Hola— saludé nerviosa y una señora de edad nos recibió con una sonrisa.

—Oh cariño, eres mi nuera—dijo y yo mire divertida a Cameron— Hijo ¿Por qué has tardado tanto en presentármela? — le preguntó ahora a Cameron.

—Yo... — Cameron no supo que decir y yo reí a consecuencia.

—Es que quería que sea sorpresa— le respondí y le di un abrazo— Espero que eso no sea molestia.

—Oh claro que no—negó y yo sonreí agradecida— Solo quería estar enterada de todo... el ya casi no me visita— dijo con pena y yo miré mal a Cameron. El en cambio se encogió de hombros y sonrió.

—Eso no volverá a pasar, trataremos de venir todos los días— le prometí. Sabia por los doctores que ella sufría de Alzheimer y a causa de ello, ya no recordaba bien quiénes eran sus parientes. Además, hace mucho tiempo que la habían dejado en ese lugar y solo una vez vinieron a visitarla.

...

Al regresar a casa, mis hermanos me recibieron con burbujas en el aire. Sonreí enternecida por ese gesto. Aunque lo que más me dio gracia fueron sus palabras: "Sopesa"

—Vengan ratoncillos, hay que almorzar— dije y les tomé de las manos para ir al comedor a ver a mamá.

—Hola cariño— saludó mi madre ni bien me vio, pero antes de que pudiera decir algo más, vi que había un cubierto de más en la mesa.

—¿Quién vendrá? — pregunté y mi madre volteo a mirarme, pero antes de que pudiera decir algo, el timbre sonó y yo solté a mis hermanos para ir corriendo hacia la puerta principal a ver quién era.

—Si señor, no hay de que preocuparse, no he dicho nada.

Cuando terminé de escuchar a Cameron, mire confundida a mi padre y a él.

—¿Qué es lo que no hay que preocuparse? — pregunté y mi padre dejo lentamente su maletín del trabajo en el suelo.

—Cariño, yo...

—¿Cómo es que ustedes se conocen?

— Bueno él....

—¿Papá que es lo que me estas escondiendo? ¿Qué hace aquí Cameron?

—Tu padre... el me... — Cameron empezó a decirlo lentamente, pero mi padre lo termino por él.

—Yo le pagué a Cameron para que fuera tu compañero de voluntariado— respondió mi padre a mi pregunta y yo no entendí.

—¿Por qué?

—Porque el tuvo que mover papeles para que tu ingresaras al voluntariado que siempre habías soñado.

—¿Qué? — retrocedí confundida y mi madre me tomo de la espalda, para que me detuviera— ¡¿Tú lo sabías?!— pregunté exaltada a mi mamá y ella me miro apenada— ¡Por dios mamá! Tu sabías lo justo quería que fuera. Yo quería ganarme esto por mi propia cuenta. Lo sabías...

MERSURI 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora