01 𔘓 las estrellas son tontas.

41 10 3
                                    

—¿Cuántas veces tengo que decirte que no te metas en problemas, Choi SooBin? —el joven tenía la idea de reprochar, sin embargo, esta cambió al observar el rostro colérico de la mayor—. Los profesores me hablaron de tu comportamiento. Ni te creas que no le diré a tu padre sobre esto.

Genial, lo que faltaba.

SooBin bufa volteando a ver la ventana del auto mientras la fémina se encarga de regañarlo de diferentes formas, sin que él pueda defenderse de ninguna.

—¡Oh y ni creas que tendrás el celular en mucho tiempo!

SooBin abrió los ojos.

—P-Pero mamá... Bebe va a sacar un nuevo álbum.

El chico la observa con un puchero ante la negación, dios, ¿ahora qué haría sin escuchar por dos meses completos la voz de aquella ángel?

Sí, dos meses sin Bebe y teniendo que limpiar ese lugar por las noches. Se preguntarán, ¿y cómo es eso? Pues resulta que su madre lo metió a limpiar ese lugar para cobrar los gastos (que en realidad no debía pagar, según el dueño) que provocó al romper una de las cosas con su caída.

La vida de SooBin era cada día más increíble (nótese el sarcasmo).

Eso te pasa por despistado” le dice YeonJun, su mejor amigo, a través de la llamada que logró obtener usando el teléfono por cable de su casa. Lo ha insultado tantas veces, porque, según él, todo era su culpa por no avisarle.

En fin, SooBin tendría que pasar un arduo tiempo ahí ya que ni siquiera había un conserje debido a que el anterior renunció.

{...}

El pelinegro creía tener toda la suerte del mundo en ese momento (sarcasmo). Verán, él se encontraba limpiando con toda la desidia del mundo el lugar, eran alrededor de las ocho de la noche y el sitio estaba cerrado (quedando él y SooJin, la guardia de seguridad del lugar; tenía unos 20 y era bastante pana) y de pronto comenzó a escuchar unos ruidos muy raros, algo así como pisadas y golpes.

Ya le había rezado a cuatro santos y había predicado hasta en hebreo (gracias iglesia que quedaba en la esquina por enseñarle el Ave María), sin embargo, los ruidos parecían no querer terminar, lo que lo tenían verdaderamente asustado.

Tomó el palo entre sus manos con fuerza y apuntó a la puerta que fue abierta, estuvo apunto de saltarle, no obstante, ese chico era el de días atrás.

—¡Oh! H-Hola, no creí que estuvieras aquí —el chico sostuvo el yeso en su brazo dándole una sonrisa avergonzada.

—¿Qué diablos haces tú aquí? —SooBin se ve molesto y solo se dedica a limpiar el lugar sin darle una mirada—. ¿Es para asustarme? Deberías irte o llamaré a seguridad.

Huening Kai suelta una diminuta risita, que lo hace enojarse más.

—¿De qué te ríes, eh?

—SooJinnie noona nunca me sacaría de aquí. Mi padre es el dueño, así que, y-yo puedo quedarme aquí si quiero.

SooBin rueda los ojos entonces.

—Niño de papi, ¿no tienes clases mañana?

Kai aprieta sus libros con una extraña mueca.

No voy a la escuela.

El pelinegro ha decidido dejar de escucharlo cuando el joven se sienta cerca de una maqueta y comienza a leer. Pasan un buen rato en silencio, porque el chico de hoyuelos tarda demasiado limpiando y le es incómodo tener la pequeña mirada del “niño” sobre él.

—Me gusta recorrer el lugar —dice el chico de repente, perturbando el silencio y provocando un ceño fruncido por parte del pelinegro—. Debo prepararme para ser un buen guía y saber mejor cómo explicar. Además, suelo estudiar aquí.

—¿Qué estudias?

—Astronomía —SooBin quiere golpearse por lo obvio que era y Kai solo suelta una pequeña risa, moviendo sus pies en el suelo—. Dime, ¿cuál es tu nombre? Yo soy Huen-

—Ya sé tu nombre, idiota. Te vi en la guía hace días por sino sabías.

Se quedan en silencio otro rato, SooBin está ansioso de lo tranquilo que luce el chico leyendo.

—Choi SooBin.

—¡Qué lindo nombre! ¿Te puedo llamar Binnie?

—No.

—Pero-

—No.

Kai hace un puchero, no piensa hacer caso y es por ello que después sonríe, decidiendo dejar al chico limpiando.

—¿Sabías que Saturno no es el único planeta con anillos? Todos los planetas gigantes de nuestro sistema tienen, sin embargo, solo los de Saturno son visibles por el rango de luz.

—¡Wow! ¡No sabía! ¿Qué otro dato tienes de Google, eh, cerebrito? —Kai ríe de nuevo por el comentario.

—Eres gracioso, un poco grosero, pero gracioso.

SooBin vuelve a rodar los ojos, aunque está más que encantado con los ojos del chico, que lo observan con gracia.

Desde eso transcurrieron dos semanas donde Kai no faltaba ni un solo día a ese planetario, saludándolo y hablando con él aunque no le diese ninguna respuesta.

—¡Abrieron una exhibición de Eris! —Huening viene casi corriendo—. Binnie, ¿te gustaría verla conmigo?

—No gracias, no me atraen ese tipo de cosas.

—¿Entonces por qué “trabajas” aquí? ¿De verdad no te gustan los planetas, las estrellas y el universo? —ve algo de desilusión en los ojos del menor—. ¿Por qué?

—No me llama la atención, las estrellas son tontas, los planetas y todas esas teorías también.

Kai abre tanto la boca que SooBin se escuda en su escoba para poder evitar que el chico le salte encima.

—¡Choi SooBin, desde hoy prometo enseñarte a amar cada maldita estrella, planeta y satélite que se encuentre en este universo!

Esa es la primera vez que ve a SooBin sonreírle enserio, porque no es de burla, es solo una sonrisa enternecida por lo lindo que se había visto diciendo eso. Los dos hoyuelos del mayor se marcan y muestra sus dientes de aspecto a conejo.

Es lindo.

—No creo que lo logres, bobo.

—Oh, claro que lo haré...

Plutón 𐐸 SooKai. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora