03 𔘓 lluvia de estrellas fugaces

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Es prácticamente medio día, su madre está trabajando, SooBin sigue en la cama y el timbre no deja de sonar como loco. Al ser fin de semana decide hacer ojos ciegos a cualquier responsabilidad que tenga y pasar todo el día durmiendo en su cómoda cama. Claro, hasta que la irritante interrupción lo obliga a levantarse.

¿Será que YeonJun no está cansado de joder?

Está a punto de insultar cuando frente a sus ojos la imagen de un castaño sonriente se muestra detrás de la puerta. Ya no tiene el mismo yeso lleno de dibujos mal hechos por SooBin, pero aún mantiene unas vendas cerca de su antebrazo.

—¡SooBinnie!

—Te dije que no me llames así. ¿Qué diablos haces en mi casa?

Huening Kai lo mira un poco extrañado. Sus ojos de bambi lo analizan con curiosidad. SooBin tiene los ojos hinchados, con fuertes ojeras delatando su falta de sueño. Su cabello es igual a un nido de pájaros, teniendo mechones mirando a todas direcciones y su ropa está arrugada y mal puesta.

—¿Te desperté? No era mi intención, creí que estarías despierto ya para esta hora.

SooBin se siente un poco avergonzado pero no lo demuestra. Hay algo que lo hace sentir extraño cuando Kai lo mira decepcionado.

—Tienes razón, ¿quieres... entrar? No lo sé, ¿qué haces aquí?

El menor le regala una de sus mejores sonrisas, ignorando sus preguntas y entrando a su casa como si la conociera desde su niñez. Camina con tanta confianza que SooBin se pregunta si de verdad era su primera vez visitándolo.

—¡Va a haber una lluvia de estrellas, Binnie! —el chico prácticamente salta de la emoción—. Me gustaría verlas contigo, pero no sé si puedes venir, ¿tú mamá te dejará? ¿Está ella aquí?

SooBin niega. Están en la cocina ahora, calentando un ramen instantáneo para llenar su estómago para luego dirigir su mirada a los orbes castaños que ahora están mirándolo muy expectantes.

—No pero probablemente pueda ir. No tengo nada más importante que hacer.

Mentira. Su mamá no lo dejaría ir; aún sigue castigado por sus notas y fechorías. Pero a él realmente no le importa demasiado, además, no haría nada malo y necesitaba un poco de aire fresco.

Huening suelta un chillido de emoción dejando su mochila celeste a un lado sonriente.

—¡Es hoy en la noche! Dicen que será más visible desde aquí.

Su voz no puede ocultar la emoción y SooBin se siente extraño cuando sonríe sin voluntad propia. Diablos, ¿qué le sucedía? Estaba perdiendo su fachada ruda frente a un niño raro.

Las horas pasan, SooBin deja una nota a su mamá porque es lo más decente que puede hacer antes de escaparse nuevamente.

Van a pie, porque SooBin fue privado de su licencia y sus llaves hace ya varias semanas, incluso antes del incidente. Huening camina felizmente, dando pequeños saltitos hasta que se siente muy cansado y terminan teniendo que descansar.

—¿Seguro que estás bien? Vaya, te hace falta ir al gimnasio.

Kai sonríe aunque está luchando lo que puede por conseguir un poco de aire para sus pulmones. No suele caminar tanto y aún así a SooBin le parece extraño, pero no dice nada más.

Vuelven a caminar en pocos minutos, aunque más lento, el menor no pierde su entusiasmo.

Se alejan de la ciudad un poco y terminan en un lindo parque en la cima de una colina. Parece que habían más personas esperando por la lluvia de estrellas; el parque está completamente abarrotado de raritos con sus telescopios.

Plutón 𐐸 SooKai. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora