- ¿Pedro, quién cojones es Pedro? -espetó alterado e indignado por la confesión. No esperaba que fuese una cuestión amorosa por la que su amiga estuviese así, es más ni siquiera sabía que había alguien en su vida y ahora le decía que la habían terminado. Se suponía que eran uña y mugre, Brandon no comprendía el por qué le ocultó tal información a él, a su mejor amigo. Prefería mil veces que fuese una cuestión de libros, de esos amores literarios sin sentido, prefería que llorara porque uno de esos chicos guapos jamás saldría de las historias para amarla ni darle duro contra cualquier cosa. Sí, eso era miles de veces mejor que llorar por alguien de la vida real.
-Es que, te ibas a enojar... -dijo en un susurro sin decir más porque no era necesario e incluso era verdad. Si ella le decía que tenía novio de inmediato Brandon haría lo que fuese para que se diera cuenta que el chico era malo, que se merecía algo mejor y que ella era mucha mujer para tan poco hombre fuese el que fuese. En esos momentos se maldijo para sus adentros por haberlo ocultado, era mejor si se lo hubiera contado y quizá solo quizá en ese momento no estaría llorando por Pedro.
- ¿Cómo no me iba a enojar? -cuestionó exaltado. De pronto el rostro de Brandon pasó de la confusión a la comprensión ahora entendía por qué no se lo había dicho, para que esa escena no se estuviera presenciando en un futuro lejano aunque ya había llegado inesperadamente.
-Yo... En realidad lo quería. -Haciendo tiernos pucheros Isabella rompió en llanto, se hizo un ovillo en la cama y algo dentro de Brandon dolía demasiado, tanto que se podía echar a llorar a lado de su amiga de la misma ó inclusive con más intensidad.
La tomó en sus brazos e inclinó la cabeza de Bell en el hueco de su cuello, sus sollozos lastimaban como dagas en su pecho. Acomodó sus piernas encima de las de él para que se sintiera protegida además de que esa era la rutina que siempre hacían cuando estaban juntos en la cama ya sea viendo una película, recordando viejos tiempos o hablando de su rutina diaria. El simple hecho de que estuviese derramando lágrimas por alguien más era una tortura y era aun más tormentoso no poder hacer nada para que no cayeran por sus sonrosadas mejillas.
La furia que Brandon reprimía en su interior luchaba por salir, verla así lo hacía sentir impotente consigo mismo, desde siempre la había cuidado con esmero para que a esas alturas alguien llegara y la destrozara de la peor manera que existía; rompiéndole el corazón en pedazos.
La idea de que sufriera como nunca lo haría en su vida cada vez más ganaba terreno en su mente, solo necesitaba un poco de empuje para iniciar lo que estaba pensando. Un, sí, de Isabella bastaba para que el plan de tortura diera marcha.
- ¿Qué quieres qué le haga? -El llanto inconsolable de Isabella fue callado de golpe por esa pregunta. Sabía a la perfección que no estaba jugando y que haría al pie de la letra lo que ella quisiera, temía que hubiera una muerte de por medio.
Cuando alguien querido era lastimado Brandon salía al ataque no importaba si el rival era más grande o más alto él se las arreglaría para destruirlo.
-Nada. No le harás nada porque no vale la pena que tus manos sean manchadas por la sangre de ese mal nacido sin sentimientos y sin corazón. -La respiración de Isabella se agitaba cada vez más por la ira que estaba almacenada en ella ya que antes solo la tristeza había salido a flote -. Soy una estúpida por estar llorando así por él, no merece mis lágrimas, no merece que lo piense y diablos no merecía el tiempo que le regalé.
Brandon suspiró aliviado y orgulloso por esa pequeña con alma grande. Era grandioso escucharla de esa manera a pesar de que era un mar de lágrimas hacía unos instantes.
Una amplia sonrisa invadía en rostro de Brandon a pesar de que estaba oscuro ella podía imaginar que estaba sonriendole por las palabras que le dijo. No había cosa más grandiosa para él que verla fuerte.
-Te quiero, pequeña comelona -dijo finalizando con una leve carcajada. Acariciaba la mejilla de Isabella con su pulgar, sonrió al sentir que los cachetes de la aludida se alzaban en lo que parecía una amplia sonrisa.
-Te quiero más, idiota.
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Inefable
RandomTodo estaba bien hasta que uno de los dos empezó a enamorarse. ---- Portada hecha por el amor de mi vida @GCRosemary <3