Zoe se encontraba caminando por los pasillos de su escuela, y a un lado de ella; Camilo, su amigo desde hace... unos minutos.
Todo porque el chico la vio en uno de sus peores momentos, entonces para que no le diga nada a nadie, la pobre —frustrada— aceptó la petición de amistad que éste le hacía.
—Podrías dejar de hablar aunque sea por unos segundos, sabes —dijo, harta de escuchar los tonterías que salían de la boca del castaño.
Él solo hizo caso a lo que la chica pedía, pero entonces volvió a hablar.
—Según yo, te pedí que te callaras —habló fastidiada.
—Dijiste por unos segundos, yo sólo te hice caso —sonrió mirándola, achinando sus ojos.
Zoe sólo se limitó a empezar a caminar más rápido, dejando atrás al chico.
—¡Hey! —corrió al lado de la chica, frunciendo su ceño— ¿Por qué tan apurada?
—Dije que aceptaría ser tu "amiga" —habló haciendo comillas con sus dedos en dicha palabra—, pero eso no implica que quiera estar o hablar contigo.
Dicho esto, se dio media vuelta dándole la espalda al contrario y empezó a caminar rumbo a su salón.
—¡Zoe! —gritó el chico, pero ella no le hizo caso— No me causaría ninguna molestia decirle a los demás lo que pasó hace un rato.
Al instante, la joven se puso roja, no sabe si fue por el enojo o la vergüenza que le causó lo dicho por el chico; pero lo que sí, estaba como un tomate.
—No te atreverías —dijo con una mirada fulminante al darse la vuelta.
—Sí lo haría, Bech —sonrió malicioso.
—¿Qué quieres? —rodó los ojos fastidiada mientras se acercaba nuevamente a él.
—Quiero que pases el día conmigo.
—Estás loco si crees que lo haré, no quiero.
—No te estoy preguntando, lo harás si no quieres que los demás se enteren de lo ocurrido y la causa de porque traes puesto un abrigo alrededor de tu cintura —dijo eso con seriedad, pero al instante su cara volvió a la de siempre; la de un bobo, o eso pensaba la muchacha.
—Bien, lo haré, idiota —susurró lo último.
—Genial —dijo para entrelazar su brazo con el de la fémina e ir hacía su próxima clase.
[...]
Los minutos pasaban de la clase aburrida para todos, faltaban veinte minutos para irse.
—Profesor, ¿podría ir al baño?
—Claro que sí, señorita.
—Gracias, con permiso —salió del salón sin decir nada más.
La clase continuó hacia por otros minutos más, hasta que Camilo notó que la chica no volvía.
El Madrigal estaba buscando a la rubia —quién había salido al baño hace unos quince minutos— pero no la encontraba. Era raro.
Hasta que se rindió, saliendo a la entrada de la escuela, para respirar aire puro. De todos modos, la clase de ciencias terminaría en nada.
Fue ahí cuando la vió sentada con sus audífonos y por lo que parecía ser, dormida. Se acercó a ella con cuidado y se quedó parado observándola. Se fijó en su rostro y le pareció muy lindo, sin embargo, no pudo seguir con lo que hacía.
La chica se despertó y verlo enfrente de ella le dio una idea, entonces, se acercó lentamente al rostro del de rizos. El joven por acto reflejo, se echó para atrás confundido.
—¿Qué haces? ¿Acaso ibas a besarme?
—Claro que no, sólo quería que te alejes de mí —habló mientras guardaba sus audífonos y su celular—. Consideré golpearte, agradece que no lo hice.
—Qué mala eres.
—¿Mala yo? El malo serías tú al amenazarme con esta estupidez. Me explico, ¿a quién se lo ocurre? Sólo a ti, porque aparte de eso, eres un idiota.
—Tú también eres una idiota por aceptar.
—Calláte, Madrigal —espetó.
—Hagamos como que me dolió lo que acabas de decirme. Eres cruel, muy cruel —dijo y al instante puso sus dos manos en su pecho, fingiendo tristeza.
—¿No te afectó ni un poco?
—Bech, lo que me dijiste me pegó justo en donde menos me importa, no me dolió ni un poco.
—Idiota —susurró.
—¿Qué dijiste? —una sonrisa divertida estaba plasmada en su cara.
—Ignota —dijo sin más.
—¿Qué es ignota?
—Es algo desconocido o que todavía no es descubierto.
—Zoe, no me tomes por idiota, sé lo que es. Me refiero a qué cosa es ignota.
—Nada, simplemente eres un idiota —sonrió divertida, viendo como el chico fruncia el ceño.
—Como que no entiendo.
—Eres un idiota, por eso.
El castaño no dijo nada más, sólo viendo como la de gafas entraba a la escuela hasta no ver su silueta en en pasillo ya que todos los alumnos habían salido al receso. Un chico de cabello azabache que él conocía muy bien hizo presencia.
—¡Hey, brother!
—Thiago, ¿cuántas veces te he dicho que no me digas "brother"? Suenas ridículo diciéndolo.
—Sólo tienes envidia. Cuando yo lo digo suena genial y cuando tú lo dices, suena horrible —sonrió elevando un comisura.
—Sí, claro, mira y aprende —carraspeó un poco y miró a su amigo—. ¡Hey, brother!
—Camilo, suenas increíblemente ridículo. Así de simple.
—¿Sabes qué? Mejor dejo de intentar ser como tú, no me sale.
—Exacto, bien dicho.
—No me sale porque eres un tarado y yo no —dijo esto mientras dejaba a su mejor amigo atrás.
—Parece que te dolió lo que esa chica te dijo —sonrió divertido.
—¿Cómo-
—Tranquilo, ella sólo estaba siendo sincera. Y sí, escuche todo, también ví su casi beso. Qué travieso me saliste, ni un día de conocerla y ya te la quieres ligar.
—Mejor cierra la boca.
—Como quieras, ya me voy —dijo dándole la espalda, caminando hacia la entrada.
"Idiota. Ahora tengo que ir a buscar a Zoe", pensó.
Entró a la escuela, y ya habían terminado las clases, había muchas personas a su alrededor.
Cómo se suponía que encontraría a la chica.
No insistió en buscarla, y simplemente se fue al jardín.
Se quedó pensando en cualquier cosa mientras estaba recostado sobre una pared, creyendo que pasaron horas, aunque sólo fueron unos cuantos minutos.
Alguien se paró enfrente suyo y el muchacho levantó la vista.
—Hola.
—¿Dónde estabas?
—Estaba comiendo, se supone que para eso es el receso, y también para hacer pipí —elevó los hombros restándole importancia.
—Las clases terminaron, eso significa-
—Sí, ya sé, vámonos.
Agarró a la de lentes del brazo, y fueron a al salón de la última clase, recogiendo sus mochilas para irse.
—Esto será genial, ya lo verás.
—Sí, sí, como tú que digas.
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¡Cállate, 𝗠𝗮𝗱𝗿𝗶𝗴𝗮𝗹!
FanficA todas las personas les han pasado cosas vergonzosas, con la suerte de que nadie lo sepa. Pero ese no fue el caso de Zoe que, desgraciadamente, fue vista por el Madrigal menos discreto; en uno de sus peores momentos. Ahora sólo le quedaba lamentars...