Presa o Depredador

12 3 0
                                    

(Les dejo esta cansioncita para que acompañe su lectura)


Quienes me conocen en persona, siempre ven a una chica alegre, que está para escuchar a los demás y de vez en cuando dar un consejo que les ayude a superar el mal rato.

Pero ahí donde me ven, cuando estaba en la escuela me hicieron bullying por sacar buenas notas, ser reina de la escuela, por tener el cabello largo, por cantar, por dibujar bien, porque me llevaba bien con mis maestros y poco o nada me interesaba caerle bien a "la bonita del salón".

 Era pequeña, así que cuando me amenazaban con decirle a mi mamá que yo copiaba en los exámenes (cosa que era mentira) en caso de que las delatara o algo parecido, me quedaba callada, no por temor a ellas, más bien por el temor a decepcionar a mi mamá y me deje fastidiar, básicamente en eso consistió mi etapa en la escuela.

Cuando llegué a décimo curso seguía siendo igual de ingenua, para suerte mía me junté con personas que le hacían un bien a mi vida, pero en el mismo grupo de personas, unas cuantas se disfrazaron de ovejas para luego mostrar quienes eran en verdad e intentar lastimarme.

Para este punto de mi vida, ser la tonta de la que todos se aprovechaban ya se había tornado en algo poco tolerable, así que llegué al punto de estallar y enfrentar a estas personas con sus misma armas.

Les presento mi primer discurso para defenderme de la "amiga" doble cara.

"Dices que soy una mosca muerta frente a todos, pero que en cuanto se dan la vuelta me aprovecho y me quito la mascara... Bien, digamos que es así, pero quién eres tu para criticarme por eso, si frente a tu novio te muestras como la más leal y la más enamorada, pero en cuanto el se da la vuelta te besas a su mejor amigo y le dices que es a él a quien en verdad quieres, cuando lo único que te gusta de el son los obsequios que te da, para ver si así se gana tu amor. Y lo siento "amiga" si él ya no te busca y ahora anda atrás de mi, pero esta no es una atención que yo me busqué, así que te puedes quedar con él, no soy de las que venden su afecto por unos cuantos obsequios, allá tu si ese es tu precio."

Como se darán cuenta, estaba muy molesta, pero eso me ayudó a comprender que yo sí me podía defender sola, que las amenazas en las bocas falsas, al final se quedan en simples palabras.

Me volví fuerte, no me dejé intimidar más y tampoco dejé que mis problemas afectaran a quienes me rodeaban, mis enemigos eran míos y de nadie más, yo era la única con la que podían lidiar.

Ya no vivía para complacer a los demás o para hacerme a un lado y dejar que tomaran lo que me pertenecía y de lo que sea que se les ocurriera usar en mi contra, siempre terminaba usándolo a mi favor.

En resumen, está en ti ser la presa o el depredador.

Att: Abigail Zerene

El Diario de Abigail ZereneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora