Capitulo 6

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Cuando entraron al Gran Comedor, descubrieron que el profesor Dumbledore estaba al borde de un ataque al corazón y que al profesor de Transformaciones le salía humo por los oídos. Hubo un suspiro de alivio cuando los tres estudiantes corrieron hacia los de primer año y les contaron lo que el profesor de pociones les había dicho antes. Los niños sacaron sus horarios y sumaron las horas con la profesora de pociones, luego en una hoja de pergamino para unos y sus diarios para otros, pusieron la tarea por hacer.

De repente hubo un silencio sepulcral cuando el joven Gryffindor fue a ver a los Slytherin y les explicó lo que tenían que hacer en pociones y escritura. Algunas de las familias más antiguas sabían escribir perfectamente con una pluma, pero sospechaban que no tenían ningún interés en negarse o se encontrarían limpiando las habitaciones más mohosas que los demás. El joven Gryffindor saludó a sus compañeros de Slytherin y luego se unió a los Gryffindor. Algunos rojos y dorados estaban furiosos porque el joven se había atrevido a discutir con asquerosas serpientes, futuros mortífagos. Cuando Morgan quiso sentarse en la mesa de Gryffindor, un cuarto año lo empujó a un lado y silbó para que los maestros no lo escucharan:

-Sucio traidor, no tienes nada que hacer aquí. ¡Únete a las sucias serpientes!

Morgan miró a los demás con asombro, mirando a estos nuevos camaradas, cuando una papa voló y se estrelló contra la cabeza del cuarto año. Dio un salto, se volvió hacia el origen del ataque y vio a un de primer año, que jugaba con un tomate, mientras que otro sostenía dos huevos duros y así sucesivamente. Tenía ante él a todos los de primer año listos para iniciar una monstruosa pelea de comida. La chica que había tirado la patata gruñó:

-Qué estabas diciendo ? Cabeza de bellota.

-Tu sucio...

En menos de cinco segundos, se vio atacado por los de primer año que le arrojaron comida a la cara. Cuando las manzanas comenzaron a volar, el joven decidió huir del gran salón. La niña gritó:

-Mi nombre es Eglantine Riders, estoy en Gryffindor y hablé durante dos horas con Cliff Hanger de Slytherin y fue genial. Hablé con Alexandra Shaun de Ravenclaw y Billy First de Hufflepuff y el primero que dice que mis amigos están sucios, le meto el huevo en la c...

- ¡Señorita RIDERS! -McGonagall rugió, indignada por el lenguaje.

- Miss Riders no habría necesitado decir eso, si algunos Gryffindors no estuvieran llenos de prejuicios. Me hacen pensar en... ah sí, me hacen pensar en los mortífagos. Después de todo, Peter Pettigrew es un Mortífago y un Gryffindor. Estaba en Slytherin y me convertí en espía del campo de la luz para vencer a este paciente mental. No es nuestro hogar lo que nos hace quienes somos, sino nuestras elecciones. Para que puedas ser un Gryffindor orgulloso y convertirte en una verdadera escoria -Severus le lanzó una mirada oscura a Minerva McGonagall. Estaba sorprendida, Severus Snape o Prince, el orgulloso Slytherin, había protegido a un humilde Gryffindor.

- yo…

-Es cierto que un huevo es para comerse y no para servir de tapón a un puñado de encurtidos.

Morgan soltó una risita y se sentó con orgullo en la mesa de Gryffindor bajo las miradas desdeñosas de los chicos mayores. Los de primer año se juntaron y discutieron lo que debían hacer. Habían estado hablando durante unos veinte minutos, cuando llegaron a una conclusión, no pertenecían a Gryffindor. Morgan se puso de pie, se acercó a Severus y dijo para que todo el gran salón pudiera ser escuchado:

-¡Profesor, falta una mesa!

- ¿Una mesa, dices?

- Sí, profesor. La mesa de las Quimeras, las que aceptan a todos, las que encuentran que no mezclar clases es una estupidez total. Y yo soy una quimera.

los cuatro jinetes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora