🚢Cap 7🚢

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—Pues estoy bien—Mintió—Estaré bien…de verdad—Su voz sonaba rota, pero sería mejor así.

—¿De verdad?—Volvió a preguntar—Yo no lo creo. Ellos te tienen atrapada,Verónica. Sé que te morirás si no te liberan. Tal vez no enseguida por que eres fuerte, pero antes o después…—Agarró mas fuertemente su rostro y casi susurró lo siguiente—Ese fuego que siento por ti,Lodge; ese fuego puede apagarse.

La pelinegra solo la miraba. Por dios que quería poder echar todo por la borda y decirle la verdad. Decirle que quería estar con ella, que no le importaba nada que fuera pobre por que ella ya lo era; solo deseaba tener la fuerza suficiente para poder lanzarse.

—No es asunto tuyo salvarme,Betty—Contestó mintiendo.

—Tienes razón—Se dio por vencida Betty—Solo tu puedes salvarte—Estaba tan cerca que podía besarla, pero…

Verónica retiró su mano

—Debo regresar, tienes que olvidarme—Y acto seguido, sin que Betty pudiera hacer nada, se marchó dejándola sola.

Lo había arriesgado todo…todo por ella.

Casi la detenían dos veces por su culpa.

La había hecho disfrutar, la había hecho bailar, sentirse como nunca antes le había hecho sentir ninguna otra persona. Ahora…nada de eso importaba. Era como si hubiera echado toda su intención, su esfuerzo.

Más tarde, aquella misma tarde, nunca mejor dicho; Verónica se encontraba en el salón del té, envuelta en más estúpidas conversaciones entre su madre y ricachonas que creían tenerlo todo cuando nada tenían. Se sentía fallecer, pero todo era por el futuro.

Aunque de repente vio algo que la hizo pensar.

En una mesa cercana una madre y su hija de no más años, aprendía modales.

La niña, echada de mala forma, era corregida por su madre que la trataba como si fuera un robot que para siempre estaría a las ordenes banales de un futuro. Un futuro que conocía muy bien la pelinegra, un futuro que estaba viviendo ella en aquel momento.

De repente recordó, había una oportunidad, podía hacerlo contar. Solo levantarse y decir adiós reglas, hola felicidad.

Miró a su madre y sus amigas. Seguían con las tonterías de la boda, una boda que detestaría toda su vida si no hacía lo que es correcto. Tenía que salir de allí y lo haría.

Betty se había dado por vencida.

Miles de cosas siempre habían salido mal en su vida: su intento de ser pintora, su intento de vida mejor; todo.

Aun así, nunca le había importado hasta aquel momento. Amaba a Verónica con toda su alma y nunca la podría olvidar.

Incluso el ruido del mar le hacía decir que amaba a esa pelinegra de ojos café.

Desde luego había sido mala idea ir a la punta del barco, donde antes había gritado soy el rey del mundo, ahora tendría que arrepentirse.

—Hola,Betty—Esta se giró, allí estaba, imposible, pero allí estaba; sonriendo como una adolescente—He cambiado de opinión—Betty sonrió ante aquello, a lo que Verónica se acercó, poco a poco—Me dijeron que estabas…

—Shh—Betty le extendió su mano—Dame tu mano.

Verónica sonrió y aceptó agarrando firmemente su mano.

Betty la acercó poco a poco a ella.

—Ahora, cierra los ojos. Hazlo—Le pidió cosa que Verónica obedeció y, con su mano agarrada, la fue acercando sin que se callera al borde del barco— Acércate, sujétate a la barandilla—Le pedía mientras que Betty se adaptaba atrás—Mantén los ojos cerrados,no vallas a…

Titanic [Beronica] (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora