No sabía ni siquiera quien pudo haber dejado la nota bajo su puerta, tan solo le pedía encarecidamente que se vieran a las afueras del santuario, justamente pasando los enormes árboles que colindaba pasando por el río que corría rumbo a Rodorio.
Por más que intentaba descifrar al dueño de aquel papel doblado en cuatro no se imaginaba quien podía ser.
Por unos momentos pensó que se trataba de Kardia e inclusive pensó que era una nota de Defteros ya que hace poco había partido al volcán de la isla Kanon.
Tenía sus dudas sin embargo decidió ir esperando que no se tratara de algún enemigo que quisiera hacerle daño.La cita claramente decía en el papel que sería a la llegada del anochecer, el caballero de Acuario se miró frente al espejo para darse un último vistazo a su camisa blanca, estos climas cálidos de la época favorecían para poder estar con prendas ligeras.
Mientras caminaba rumbo a ese lugar sostenía aquella nota entre sus manos esperando que tampoco se trate de una mala broma; tomó un atajo que se situaba justamente a lado de la casa de Piscis para poder llegar, lo que menos quería es darle explicaciones a sus demás compañeros sobre esa misteriosa nota.
Al llegar al templo del guardian de la doceava casa se dió cuenta que Albafica se encontraba a las afueras de su templo mirando la inmensa bóveda estrellada, disfrutando de esa cálida brisa que envolvía su cuerpo.
- Buenas noches Albafica.
Saludó Dégel colocándose frente al caballero de Piscis quien al escuchar su voz dejo escapar una sonrisa.
El sabía mejor que nadie a dónde se dirigía el francés, después de todo acepto la pequeña cita del joven león.- Buenas noches Dégel ¿Vas a subir a ver a la diosa Athena o al patriarca?
- En realidad no, voy a las afueras del santuario. Espero que no sea una mala broma - Contestó con seriedad.
- No lo sabrás hasta que lo averigues.
Dégel alzó una ceja ¿Acaso él sabía algo al respecto?
Sin darle mucha importancia tomó el camino de la izquierda que lo llevaría a las afueras del Santuario.- Si requiero ayuda no dudaré en pedírtela Albafica - Respondió caminando sin mirar de frente al caballero de Piscis.
- Dudo que la necesites - Susurró el guardian de la doceava casa observando como la figura de Dégel se perdía entre la maleza del lugar - Solo espero que entiendas los sentimientos de ese chico.
Al llegar a ese sitio se quedó maravillado ante el hermoso paisaje nocturno que el sitio le brindaba.
El sonido del agua pasar por el río era sumamente relajante, acompañado del movimiento tenue de las ramas de los árboles, en su entorno no podía sentir el cosmos maligno de algún enemigo y eso lo tranquilizaba un poco.Pero un extraño sonido interrumpió su tranquilidad, podía escuchar el crujir de las ramas, rápidamente se colocó en posición de batalla dispuesto para atacar; Dégel levantó sus manos pero aquella voz que conocía a la perfección lo dejó sorprendido.
- Siento asustarlo, no soy un enemigo - Contestó el castaño llevándose su mano a la cabeza con una tierna sonrisa adornando su rostro.
- ¿Régulus?- Cuestionó sorprendido al verlo con un mano detrás de su espalda, sin duda escondía algo aquél joven león - ¿Que haces a estas horas fuera? Sísifo sin duda se molestará.
Si algo tenía Régulus es que le molestaba el hecho de que todos lo siguieran tratando como a un niño pequeño, sin duda ya no lo era pero tampoco es justificación para que piensen que es un niño que debe dormir temprano como antes.
- Yo... - Desvío su mirada al no encontrar las palabras correctas para comenzar - Yo...
- ¿Si? - Espero el francés una respuesta, se acomodo los lentes y se cruzó de brazos.
- Yo... Soy el dueño de aquel papel que le dejé en la puerta de su habitación.
Listo, había dado el primer paso. Ya hizo la parte más difícil de su confesión, admitir que es él quien pidió ver al francés.
Ante esto Dégel se quedó sorprendido, porque no se esperaba que el dueño de aquel papel sea ese pequeño que todo mundo ha cuidado como un niño. Era el más pequeño de todos ellos, es más ni siquiera sabía porqué le pidió exactamente a él venir hasta este lugar.
- Entiendo - Susurró levantando su mirada al cielo - Dime ¿Que puedo hacer por ti? Si es por agradecerme por haberte ayudado a curar tus heridas no es nada pequeño.
Y ahí estaba aquella palabra nuevamente, ya no era un niño pequeño, detestaba que o vieran de esa manera.
Fue entonces que hizo algo totalmente apresurado y sin pensarlo mucho. Le mostró a Dégel lo que llevaba detrás de su espalda.- Yo... - ¡Yo lo cité aquí para entregarle esto!
El francés se quedó sorprendido al darse cuenta que Régulus le estaba entregando un ramo sencillo de flores silvestres del lugar.
Era un gesto demasiado hermoso proveniente de aquél joven, con cautela lo tomó entre sus manos y se dió cuenta que dentro de ese mismo ramillete se encontraba un papel doblado.Poco a poco fue abriendo ese pequeño papel y con la luz de la luna llena pudo leer con detenimiento lo que estaba escrito.
Eres mi amor imposible, quizá hasta prohibido... Ojalá supieras que no puedo verte como un simple compañero.
En ese momento Dégel bajo lentamente el papel para encontrarse con la mirada nerviosa del joven guardian de Leo.
- Régulus...
- Yo espero no incomodarlo señor Dégel - Susurró jugando con sus manos - Desde hace mucho tiempo atrás usted me gusta y me emociono cada vez que lo miro pasar frente a mi. El amor para mi es usted.
Dégel dejó escapar un suspiro y cerró por unos momentos sus ojos para tratar de pensar mejor la situación que acaba de suceder.
La diferencia de edad era muy notoria, la estatura no era mucha si acaso por edad Régulus era un poco más pequeño que él.Aunque el hecho de que Régulus le diga su sentir no sabía cómo actuar ante el.
- Por primera vez experimentas este sentimiento y lo sé, alguna vez pase por esto - Dejó escapar una pequeña risa tierna - Sin embargo no sé que responderte en estos momentos, tampoco me hables de usted. Desearía poder tener unos años menos y quizá tú unos más para poder responder a este sentimiento, sin embargo nuestro deber es primero y...
- ¿Porque todos piensan que no puedo hacer muchas cosas? - Cuestionó con la voz entrecortada - No sabe lo mucho que me arme de valor para confesar mi sentir... ¡No me trates como a un niño!
Jamás había visto a Régulus perder la paciencia de esa manera, efectivamente como el lo dijo, ya no era un niño y eso podía notarlo.
- Régulus... ¿Soy tu primer amor?
- ¡Si! Y me molesta verlo con alguien más... Yo quisiera ser aquel que camine a su lado, yo también soy capaz de cuidarlo y protegerlo si así lo deseo... Creo en el amor así como mi padre amaba profundamente a mi mamá.
Dégel no le dió oportunidad de seguir hablando, se acercó lo suficiente para poder envolver en un cálido abrazo a Régulus.
Mientras pasaba su mano sobre su alborotada melena le susurró muy de cerca al oído.- Entiendo tu sentir... Dame unos días para pensar la situación por favor.
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Primero dije un one shot, luego que dos partes y luego tres
Ahora analizando me di cuenta que son cuatro jajaja
Me falta el final.
Mientras los dejo con esta parte, los quiero 🥰🥰
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No me trates como a un niño
FanficSiempre lo había admirado desde la lejanía y es que el santo de Leo miraba al caballero de Acuario como alguien difícil de alcanzar. Aquella sublime confesión podría ser la oportunidad para luchar con detenimiento ante los nuevos sucesos de la batal...