02

33 6 2
                                    

❝ Reescribiendo un falso comienzo ❞
Palabras:  1114

"—¿Se puede saber qué hacías escondida en ese árbol?"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"—¿Se puede saber qué hacías escondida en ese árbol?"

En aquel instante más que preocuparse de la fuerte caída ganada por su propio descuido puso su atención en escuchar con atención la voz del ahora adolescente, era una voz bastante agradable, menos chillona que en su infancia pero cómoda de escuchar, era como recibir una caricia en el oído.

Tos, esa pequeña tos era una indicación del de mecha extravagante para indicar que seguía esperando una respuesta por parte de la desconocida.

Se reincorporó del suelo pastoso, limpiando sus prendas antes de siquiera pensar en responderle a su amigo de infancia.

—¿Yo? —Extendió la pregunta recibiendo una mirada de obviedad por parte del opuesto—. ¿Escondida? No, no, no —Movía sus manos de manera alborotada en muestra de negación—. Solamente estaba intentando llegar a las manzanas —Liberó una fuerte exhalación nasal junto a una gran mueca de orgullo, estaba satisfecha de su propia respuesta, y se felicitaba en sus adentros con un "eres grandiosa" u otro tipo de halagos.

—¿Manzanas? —Ladeó la cabeza, parecía estar enjuiciando su justificación improvisada.

—Sí, manzanas —confirmó con seguridad la separatista, pues no estaba notando las sospechas del alquimista ya que continuaba con sus halagos internos.

—Pero, esas son naranjas —Explicó la incongruencia que había hallado en las excusas de la joven de castaños cabellos.

Debía pensar rápido en algo más creíble, que la pudiera hacer pasar desapercibida de las sospechas del pueblerino de Corona antigua.

—E-es que... ¡Soy daltónica! —Expuso justo en el momento en que esa idea pasó por su cabeza, era tonto e improvisado, pero podría servir.

Ahora ella solo se maldecía, a sí misma, no debió siquiera pensar en acercarse, ¿qué esperaba?, ¿qué se saludaran, abrazaran y todo volviera a ser como antes junto a arcoíris y unicornios? Si su madre se enteraba seguramente se metería en mil y un problemas, pero no lo haría, no si ella no se lo decía.

—Pues—entrecerró y se acomodó las gafas que traía puestas—, creo que también tienes miopía porque en ese cartel dice claramente que es un naranjo.

¿Acaso en el tiempo que desapareció Varian se había vuelto una especie de detective privado? Porque si ese era el caso, podría jurar le iba muy bien.

-Oh, ¿dije daltónica? —Con sus dedos jugueteaba mientras que con los pies daba golpecitos rápidos en el suelo, casi como si se estuviera preparando para salir corriendo de los nervios, pero no podía, ella misma se retenía a quedarse—. Quise decir dis-lé-xi-ca—pronunció detenidamente—. Iba a decir naranjas no manzanas—prolongó la "s" hasta que sus pulmones empezaron a demandar oxígeno.

-Oh, ¿en serio? —Empezó a acercarse a ella, quedando a medio metro de distancia, al tener casi la misma estatura podía verla directamente a los ojos, algo que ella evitaba mirando a un costado con pequeñas gotas de sudor recorriendo su rostro— ¿Ahora qué me dirás que yo soy el que escuchó mal y tengo problemas de audición? —Levantó una de sus cejas expectante a la respuesta de la extraña.

—¡Oye, tal vez puede que haya sido eso! —Sonrió y soltó un suspiro de alivio, sin darse cuenta de que aquella pregunta no había sido más que retórica.

El silencio que se generó entre ambos le dio tiempo de pensar a la recién llegada. Había jodido la situación, tal vez debía rendirse antes de siquiera empezar, puede que realmente su familia tuviera razón y ella no estuviera lista para un cargo tan importante como el que la misión que se le había asignado en realidad requería.

—Lo siento, simplemente quería saber qué hacías por pura curiosidad, pero no sabía siquiera cómo empezar con la conversación —Su faz cambia una apenada, una que no sabía qué más decir, podría empezar a llorar si no fuera porque aún le quedaba algo de voluntad. Esperaba que se fuera sin decir nada, así como ella lo hizo aquel día tan bello como oscuro.

Pero no ocurrió.

—Pudiste empezar por allí, soy Varian, y tú eres...—Permaneció en silencio esperando una respuesta, para así finalmente tener una conversación decente, si es que a lo anterior se le podía considerar como una conversación.

—Muy afortunada —Sonrió con ilusión por la inesperada respuesta, pero una mueca confusa la hizo recapacitar acerca de sus palabras —, quiero decir, de llegar a Corona, soy nueva por estos lares —Extiende su mano esperando ser estrechada como una muestra de saludo y respeto, la cual es correspondida gratamente por una sonrisa reluciente del pelinegro.

» Samy, ese es mi nombre —Nombre que había elegido utilizar de camino al pueblo, para no ser reconocida. Al terminar el estrechamiento de manos ambos se separaron.

Sentía felicidad por dentro, estar una vez más con él era su mayor deseo, volver a ser amigos, como siempre había querido, pero sabía que aquello pronto acabaría.

Se alejaron un poco manteniendo una distancia mucho más apropiada que la anterior, el chico le dió la espalda y sin voltear a verla movió la mano, indicando que le siguiera el paso.

Dudó un poco de si hacerlo o desaparecer misteriosamente, pero no quería repetir el mismo error, así que comenzó a seguirlo alrededor del prado, esta vez ella era diferente, tal vez no era lo mejor que podía hacer, pero aprovecharía la mentira para empezar de cero, aunque aquello durara poco.

—Estaba buscando materiales y con eso poder crear una trampa para un escurridizo intruso que se intenta colar constantemente en mi laboratorio —Realiza gestos con sus manos para enfatizar sus palabras, volviendo a sus habla atrapante y peculiar.

Inconscientemente perdió el hilo de la conversación unilateral y una sonrisa se formó en su rostro, seguía siendo ese chiquillo alegre, observador además de simpático que conoció hace varios años.

—¿Podrías? —¿Poder qué? Justo cuando retomaba conciencia se le preguntaba algo que ni siquiera entendía, pero no quería desilusionar al joven que ahora mostraba una sonrisa de borreguito.

—¡Claro! —respondió sin saber qué estaba aceptando—. Siempre que no muera, haré lo que sea.

Varian ríe ante su respuesta, le empezaba a tomar confianza a la desconocida que se hacía llamar Samy por sus ocurrencias.

—¿Morir? Claro que no, solo hay un 2% de probabilidades de que eso pase —Sin preocupación alguna le especificó las probabilidades, dejándola irresoluta por lo que acababa de aceptar, no moriría, ¿cierto? Solo le quedaba confiar.

»Entonces...—Se apega a ella lateralmente cortando la distancia sin parar la caminata hacia donde sea que fueran a acabar—, ¿Amigos? —Levantó el antebrazo mostrando un pequeño puño, esperando que ella imitara su acción y los juntara.

¿Realmente debería aceptarlo? Quería, pero algo la hacía sentir diferente, algo que no entendía, más allá de sus prendas o su cambio físico algo dentro la hacía dudar en si aceptar o escapar finalmente como debió hacer desde un inicio.

¿Realmente debería aceptarlo? Quería, pero algo la hacía sentir diferente, algo que no entendía, más allá de sus prendas o su cambio físico algo dentro la hacía dudar en si aceptar o escapar finalmente como debió hacer desde un inicio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 10, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mentiras Pasadas ┇Varian x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora