El Precio Del Juramento

Solo para aclarar nuevamente, este Pequeño One-shot no me pertenece

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Esto fue inútil, no sé por qué pensé que un viaje a este sucio barrio muggle habría hecho alguna diferencia. Además, ¿traer conmigo a Bella?, ¿en qué estaba pensando? No hemos podido hablar de mi preocupación, todo ha sido un monólogo de Snape sobre su grandeza, inteligencia, lealtad y todas esas cualidades que el Señor Tenebroso gusta destacar sobre él, sobre todo cuando habla de esa supuesta ‘ineptitud’ de Lucius.

—A los que poco después se unió la mitad de la Orden— alcanzó a escuchar que grita Bella. De nuevo hablan de aquella fatídica noche en el
Departamento de Misterios. Me acomodó en el viejo sillón, el único que hay en la habitación, y me pierdo las paredes llenas de libros. Obviamente
nuestra biblioteca es más grande e iluminada, pero no puedo evitar impresionarme, ya que nunca había visto tantos libros sobre artes oscuras juntos.

—Si hubiera matado a Potter, el Señor Tenebroso no habría podido utilizar su sangre…— exclama Snape en un tono tan convencido que no puedo
evitar escucharlo. Pero, no me interesa esa historia, solo quiero hablar de Draco, y de la tarea que se le ha encomendado. Como sé que no será posible detenerlos en tan acalorada discusión, continúo observando los libros, no porque me interese sino porque es lo único que hay para distraerse.

De pronto observo un libro que, a diferencia del resto, no está encuadernado, y ni siquiera cuidado, está prácticamente destruido.Elaboración de pociones avanzadas, leo en la portada.

Recuerdo el libro, ya que lo acabo de ver en la lista de libros que Draco debe comprar para el siguiente curso, pero de inmediato soy transportada a mis recuerdos escolares. Era una adolescente, pero ya tenía que cumplir una
misión muy importante: mantener la pureza de sangre de los Black. Hasta entonces no había tenido relación amorosa alguna, sí, varios alumnos del Colegio me abordaban y me invitaban a dar largos paseos por el Colegio, sin embargo ninguno tenía el apellido correcto, por lo que nunca les hice caso.

El único compañero de casa que cumpliría con las expectativas de mis padres era Lucius, sin embargo, él no sabía de mi existencia.

Cuando iniciamos el sexto curso, las clases de pociones con el profesor Slughorn fueron las que más me interesaron. El primer día nos habló de una poción muy peligrosa, la amortentia, aquella que generaba amor obsesivo en quien la bebiera. Me pareció extrañó que las instrucciones para su elaboración se encontraran en el libro de Elaboración de pociones avanzadas, pero pronto comprendí por qué, era dificilísima de elaborar, ningún estudiante podría conseguirlo. Sin embargo, desde ese momento se convirtió en mi obsesión, sabía que con ella podría conseguir que Lucius me notara.

Si bien era consciente de que no podría elaborarla en el castillo, cuando llegara a casa todo sería más sencillo. Teníamos casi todos lo ingredientes,
y muchos lugares privados en los que podría ensayar. Así que, durante las vacaciones de navidad, mi misión sería conseguir crearla y… bueno, ya vería como dársela a Lucius.

Llegó el día, y de inmediato puse manos a la obra, robé todos los ingredientes del gabinete de mi madre y comenzó mi tarea. Pero ocurrió lo peor, no sólo no conseguía una poción decente, sino que los malos resultados despedían horribles hedores, los que llegaron a la nariz de mi madre. Al poco de haber iniciado mi proyecto, mi madre me descubrió, y de inmediato supo lo que estaba intentando. Yo esperaba una terrible reprimenda, pero en vez de eso una débil sonrisa se dibujó en sus labios. Nunca la había visto sonreír así.

—Cissy, cuéntame, ¿qué es lo que pretendías con esa poción?— preguntó mi madre de forma condescendiente. No pude evitarlo, jamás había escuchado ese tono en la voz de mi madre, así que meses de frustración estallaron y le conté todo: el gran peso que tenía encima, los chicos que me invitaban a salir y mi plan. Entonces pasó lo inimaginable, mi madre soltó una carcajada que hizo eco en toda la habitación.