Pasó un mes desde que Kaminari se integró a la clase 1 A de la Academia U A, debido a que entró tarde tenía que esforzarse más que los demás para alcanzar su mismo nivel.
Esto era algo que odiaba, sus padres lo obligaron a meterse a esa escuela para, según ellos, fortalecer su físico y por supuesto, su don.
Entendía que lo hacían porque se preocupaban por él, pero vivió toda su vida con el pensamiento de que haga lo que haga nada iba a funcionar, pero su madre insistía.
Fue así como ese corto mes que estuvo ahí fue bastante duro, ya que tuvo que hacer mucho esfuerzo físico, el cual nunca hizo antes por su condición. Se le había asignado su propia habitación en los dormitorios de la clase, donde se quedaba hasta las 2 de la mañana entrenando, aunque eso signifique estar débil a la mañana siguiente.
Sus padres hicieron un esfuerzo enorme para que pudiera entrar a esa Academia, no quería decepcionarlos a pesar de haberles dicho de antemano que no le gustaba la idea de ir a ese lugar.
Esa noche decidió acostarse antes, media hora antes, de igual forma seguía cansado, solo había dormido cuatro horas y media y estaba muy débil. Si bien su físico había mejorado bastante para el poco tiempo que estuvo entrenando, se sentía bastante cansado.
Pronto sabría que su cuerpo no es apto para ese tipo de entrenamientos.
•••••••••
Las clases siguieron su rumbo normal, con un rubio muy cansado pero motivado a seguir con su nueva rutina de ejercicio y estudio.
- Quiero largarme a mi país...
- ¿Dijiste algo, Kaminari? - Llamó su atención el chico pelinegro, al oírlo susurrar algo que no pudo entender del todo.
- ¡Nada! - Dijo asustado. - Solo... Solo dije que... Que tenía ganas de volver a casa. - Bajó su mirada hasta el plato de pollo que tenía en frente, la hora del almuerzo estaba a unos diez minutos de terminar y no había acabado su comida. - Extraño a mi madre... - Soltó con sinceridad.
A Sero se le hizo tierno el rubio, y es que el chico inconscientemente formó un puchero y sus ojos se convirtieron en los de un cachorro regañado.
- Te entiendo. - Suspiró. - Yo también llevo un tiempo sin ver a mi familia, sé que es difícil, pero si tienes paciencia las vacaciones llegarán rápido. - Empatizó. - Ya sé, ¿por qué no sales hoy en la tarde a verlos? Es sábado.
- Mis padres no están aquí.
- ¿Están en Filipinas? - El rubio asintió. Hubo un pequeño silencio rodeando el ambiente, hasta que el pelinegro volvió a hablar. - ¿Y si salimos nosotros? Podemos invitar a Kirishima, te llevaremos a conocer la ciudad. - Propuso con una sonrisa.
- Umm... - Hizo una pausa. - Supongo que no es mala idea. - Sonrió levemente. - Me agrada, ¿a qué hora?
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Eran las 16:30, Kirishima, Sero y Kaminari salieron de las instalaciones de la Academia para ir al centro de la ciudad. El rubio estaba emocionado, había planeado salir cuando llegó la primera semana, pero esos días hubieron fuertes vientos y luego le vino el celo.
Fue así como aprovechó el día tan hermoso que había, yendo a centros comerciales, visitando templos, zonas de arcade, cafés de animales, y todos los sitios que ofrecía aquella hermosa ciudad de Japón.
Kaminari estaba impresionado, conocía Japón solo por fotos que su padre tenía, jamás imaginó que se vería igual en persona, o incluso, mejor.
- ¿Vamos a comer algo? Un helado estaría bien. - Sero y Kaminari aceptaron y se dirigieron a un pequeño puesto de helados que había en el mismo centro donde estaba el centro; Kirishima lamentablemente se había quedado sin dinero, pero Kaminari como un buen amigo se lo pagó.
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Infiltrado - Omegaverse [EN PROCESO]
FanfictionEl mundo siempre ha tenido tres castas, Alfa, Beta y Omega. O bueno, eso es lo que a todos nos han enseñado. Los alfas son los protectores y proovedores del hogar. Los omegas cuidadores. Y los betas, pues, cada quien su vida. Pero hay algunas castas...