Despertó.
Un nuevo día comenzó para el rubio de ojos ámbar.
Sin demasiados ánimos se levantó de la cama, con el cuerpo sintiéndolo pesado por todo el estrés y ansiedad que había pasado ayer.
Se preparó como cualquier día normal, vistiéndose un poco desarreglado, pues no se peinó y tenía la corbata desatada. Del cansancio que tenía, no se percató que su aroma había salido a la luz.
A eso se debían las miradas deseosas de algunos, o más bien, varios alfas que lo miraban mientras caminaba por el pasillo hasta su salón, donde ocurrió lo mismo. Apenas entró, algunos de sus compañeros lo miraron raro, y es que el chico no entendía el por qué, poniéndolo nervioso.
Se sentó en su lugar sin darle demasiada importancia, aunque también incomodo al percibir los ojos clavados de varios de sus compañeros.
– Kaminari. – El rubio levantó la mirada levemente, encontrándose con un Kirishima Eijirou preocupado. Este lo miraba entre serio y dulce, pero sobretodo serio.
– ¿Si? ¿Qué ocurre, Kirishima kun?
– ¿Estuvo todo bien ayer? Te fuiste sin decir nada y nos preocupamos, estabas mal...
– No te preocupes, solo fui a descansar, como me dijeron que hiciera. – Sonrió falsamente. – Estoy bien, ya está todo bien.
Kirishima no parecía estar muy convencido, sin embargo no quiso molestarlo, ya iría a saber luego si el chico estaba como decía.
– De acuerdo, pero si algo pasa nos dices, ¿de acuerdo? Somos amigos, no lo olvides. – Sonrió dulcemente, causando seguridad en el rubio quien respondió a sus palabras asintiendo con la cabeza.
Las clases habían dado inicio, cada quien se fue a su lugar para prestar atención al profesor.
Los 40 minutos estaban por pasar sin ningún problema hasta que... Un omega entró en celo en medio de la clase.
Fue por eso que apenas tocó el timbre para el descanso de 10 minutos, el pequeño omega de cabellera verde fue acompañado hasta la enfermería por el profesor a cargo.
Todos miraban, algunos sin tomarle importancia, otros preocupados y algunos, en general omegas, sentían pena por el chico. Pero Kaminari reaccionó de forma distinta a los demás, se sintió nervioso y angustiado.
El omega, el cual lo identificó como Midoriya Izuku le recordó a una de sus viejas amigas, quien también era Gamma, menor que él por dos años, a sus 13 años falleció en su cuarto celo, su cuerpo no pudo resistir tal dolor.
Sintió náuseas y un fuerte dolor de cabeza, la sonrisa de esa chica era parecida a la del peliverde y aquellos recuerdos le estaban haciendo mal.
Se paró de inmediato, pero su distinguido olor llamó la atención de varios alfas, incluyendo a Sero y Kirishima.
– ¿Kaminari? – Lo llamó Sero, preocupado pensando que a él también le había llegado su celo por el aroma tan dulce que su cuerpo enmanaba. Pero no hizo caso, entre sollozos abrió la puerta y se dispuso a caminar por el pasillo, queriendo irse lejos.
Pero cuando aceleró el paso, chocó.
Cayó al suelo y al mirar arriba cruzó miradas con un chico de otro curso, este era rubio, como él, pero sus ojos eran color lila.
– ¿Quieres tener más cuidado, idiota? – Dijo el sujeto extraño, hasta que su nariz percibió el aroma del pequeño 'omega'. – ¡Estás en celo! – Gritó de tal forma que pareciera que quería que todo el mundo se enterara. – Con razón estás así de distraído.
Ignorando las burlas de aquel sujeto extraño, asustado, se arrastró por el suelo hasta poder levantarse, tropezando consigo mismo hasta salir huyendo del lugar.
Logró encontrar el baño y ahí fue donde se escondió en uno de los cubículos, comenzando a llorar. No sabía por qué le estaba afectando tanto, o quizás si, pero no quería aceptarlo.
Kirishima y Sero fueron al pasillo, preguntando por el paradero del rubio y muchos solo supieron decir el camino que tomó, pero no a dónde fue. Afortunadamente Hanta tuvo una idea, y se llevó a su compañero al baño, donde efectivamente ahí estaba el chico.
Rápidamente ambos fueron a verlo, el baño estaba cerrado pero aún así entraron, preocupados por el estado del chico.
- ¡¿Kaminari?! - Lo llamó Kirishima al escuchar un sollozo proveniente de uno de los baños. - Kami, ¿dónde estás?
Sero se agachó, buscando por debajo de las puertas hasta dar con el escondite de Kaminari. El pobre estaba en un estado vulnerable, sollozando con las mejillas sonrojadas y el cuerpo temblando.
Al pelinegro se le encogió el corazón ante tal escena. La puerta no estaba con traba, así que no fue difícil acceder al sitio.
- Kaminari... - Llamó dulcemente Sero. - ¿Qué sucede? ¿Te encuentras bien? - Se sentó a su lado, Kirishima lo siguió y se quedó parado, vigilando que nadie entrara y los viera, quizás para el omega no iba a ser de mucho agrado.
Sero lo abrazó por encima del hombro, en un intento por calmarlo, ofreciéndole refugio en su pecho, queriendo darle seguridad.
El rubio seguía llorando, pero esta vez comenzó a hiperventilar, tragando más oxigeno del que podía respirar. Su vista se tornó retorcida, nublosa y se sentía mareado.
Se sujetó con fuerza de la ropa de su compañero, agonizando por un par de segundos asustando a ambos alfas, hasta que... Simplemente, cayó rendido a los brazos del pelinegro. Se había desmayado.
- ¡¡Kaminari!! - Sero lo tomó entre sus brazos y lo observó, intentó despertaelo y a duras penas logró hacerlo, no estaba del todo inconsciente pues sus ojos aún estaban abiertos y trataba de formular palabras con mucha dificultad.
– Kirishima... Sero... – Llamó entre susurros a ambos alfas, pronto el mayor observaba que sus mejillas se tornaban rojizas, su cuerpo dejaba salir un aroma realmente fuerte y dulce, como si alguien les hubiera echado a ambos alfas el perfume más fuerte de todos directamente a sus fosas nasales.
El chico jadeaba, y su temperatura comenzaba a aumentar...
Kaminari entró en celo.
Asustados, el pelinegro lo tomó entre su brazos y lo llevaron a la enfermería, el rubio sentía que su alma se salía de su cuerpo, no podía dudarlo, iba a morir.
Al entrar, notaron que Recovery Girl no estaba, lo dejaron en una camilla y revisaron su temperatura.
– Trae algo frío, está ardiendo. – Avisó Kirishima a Sero, quien de inmediato fue a buscar hielo, el pelirrojo se quedaría a cuidarlo.
– Kirishima... – La voz melodiosa de aquel rubio llamó su atención, el chico tenía el rostro pálido y soltaba un aroma muy dulce e irresistible, pero el mayor se negaba a ceder, debía controlar sus impulsos.
– Estarás bien, Sero traerá hielo para poder bajar tu temperatura corporal. – Sonrió dulcemente, pero Kaminari no estaba para nada relajado. - Recovery Girl no tardará en venir...
– Gracias... Por todo. – Eijirou no lo sabía, pero Kaminari estaba viendo la luz.
– Por algo están los amigos. – Siguió sonriendo. Pero Kaminari seguía sin reaccionar.
Su cuerpo estaba ardiendo, su cabeza dolía como el infierno y se sentía muy cansado. El rubio se quedó mirando fijamente a su compañero, habrá pasado menos de media hora pero ya sentía que le quedaba poco.
Poco a poco, sus ojos se fueron cerrando al mismo tiempo que el brillo de sus iris se apagaban, y la mano que colgaba de la cama quedó colgando hacia un costado.
– ¿Kaminari? – El pelirrojo estaba extrañado, el chico no respondía. - ¡Kaminari! ¡Kaminari! ¡Responde!
- ¡KAMINARI!
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Infiltrado - Omegaverse [EN PROCESO]
Hayran KurguEl mundo siempre ha tenido tres castas, Alfa, Beta y Omega. O bueno, eso es lo que a todos nos han enseñado. Los alfas son los protectores y proovedores del hogar. Los omegas cuidadores. Y los betas, pues, cada quien su vida. Pero hay algunas castas...