Capítulo XXXIV: Oscuro Lugar.

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Ambos nos quedamos en silencio hasta que me levanté de la mesa y mire a cualquier lugar menos hacia donde Roy estaba.

–Empiezo a sospechar que Batman tiene cámaras por todos lados– dijo Roy dejando el comunicador en su lugar.

–No me sorprendería– dije y sonreí con nerviosismo –supongo que... Nos veríamos otro día.

–Aún me debes una cena, así que diría que sí.

Sonreí con diversión antes de teletransportarme enfrente suyo, dándole un beso en la mejilla y asustandolo.

–Nos vemos Roy.

Él sonrió de lado y me teletransporté a la Watchtower.

–¿Qué le pasó a Flecha Verde?– pregunté alzando la ceja.

Me había teletransportado directamente a la mesa de reuniones, dónde estaba Superman, el detective marciano, Hal, Zatara, el Capitán M y la Mujer Maravilla.

Canarios Negro estaba sosteniendo una bolsa de hielo en la cabeza de FV mientras éste estaba de brazos cruzados y mirando mal a Batman, quién permanecía con su seriedad e ignorándolo todo el tiempo.

–Un pequeño accidente– respondió Canario Negro con diversión.

–¿Porque no mejor hablamos de tu momento a solas con Flecha Roja?– dijo Hal alzando las cejas con insinuación.

–Hal, querido, sabía que estabas enamorado de mí pero no te creí tan acosador– dije fingiendo sorpresa mientras me acercaba a la silla al lado de Canario –¿Por qué querían verme?

–Batman nos contó sobre lo que está pasando– dijo la Mujer Maravilla mirándome con preocupación.

Me crucé de brazos y volteé a ver a Batman con mala cara.

–Chismoso.

–Tenemos otra manera de ayudarte, sin experimentos o laboratorios– dijo Batman sin mirarme.

–El plan es que el detective marciano entre en tu mente, tal vez así pueda ayudar desde adentro– dijo Superman mirándome con precaución.

Como si fuera a descontrolarme

Gruñí con molestia e iba a negarme hasta que el mismo detective marciano habló.

–Es la única opción que queda, confío en que todo lo que le has dicho a Batman sea cierto y creo que eso tiene que ver con algo dentro de tí, podemos solucionarnos solo si nos dejas– dijo con su voz tan suave y tranquila.

Odio su instinto paterno

–Supongamos que acepto, ¿Qué plan tienen de respaldo si no dejo que el detective marciano controle en mi mente?– pregunté mirándolos con el ceño fruncido.

–Ahí es donde intervengo– dijo Zatara.

–¿Cómo están tan seguros que no pasará lo mismo que pasó con la magia del Dr. Destino?

–Cariño sabemos que estás preocupada, pero creo que valdrá la pena intentarlo– dijo Canario Negro dejando la bolsa de hielo para abrazarme por los hombros.

Cuando Canario comenzó a acariciar mi cabello mientras me abrazaba y apoyaba mi cabeza en su pecho, supe que ya me había convencido.

¿Por qué todos tienen instinto de paternidad?

–Está bien– susurré –con dos condiciones.

–No.

–Podemos escuchar primero y luego veremos– dijo Superman mirando a Batman.

Otra vida (Justicia Jóven)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora