Capítulo 3.

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27 de Abril de 1911


Ailén

Llevo más de una semana encerrada en este lugar, hace unos días vinieron a tomarme medidas para un vestido que ni siquiera sé cómo será y la verdad no me interesa, no tengo interés en saber cómo será lo que use el día que yo sea condenada, porque eso pasara, me van a condenar a una vida que no quiero.

Solo vienen las doncellas a entregarme la comida y limpiar mi habitación, pero se nota que fueron amenazadas por mi padre para no hablar, no pueden hablarme y es evidente, intenté entablar comunicación con una de ellas y no me dirigen la palabra, es como si no existiera y ojalá fuera así, mínimo no tendría que casarme con alguien a quien no amo y no arruinaría la vida de mi padre como siempre lo he hecho.

Hoy será un día más encerrada en este lugar, repitiendo la misma rutina aburrida de los demás días, he pensado en escapar pero es imposible, siempre me sentí prisionera de esta familia, pero ahora todo me está superando.

Al estar encerrada en esta habitación no existen muchas cosas que hacer, más que escuchar un poco de música y bailar muy poco en el pequeño espacio que existe.

Estoy cansada de bailar para sacar mi enojo, lo he hecho toda la mañana pero el día de hoy no funciona, hoy me siento más cansada demasiado cansada, pronto será medio día y subirán un poco de comida, pero quién quiere alimentarse viviendo de esta manera.

Me recuesto en mi cama a pensar, pensar es lo que más he hecho, solo espero que Daniel esté bien y que si el logro escapar de esta horrible familia logré ser feliz.

Escucho pasos subir la escalera y es extraño ya que no es hora aún de la comida. Al segundo sigue veo como se abre la puerta dejando entrar a mi padre, se le nota un poco molesto, pero en este momento no me interesa, solo volteo mi cabeza hacia otro lado, no tengo ganas de ver a la persona que ha destrozado mi vida.

—Ailén levántate, ¿qué es lo que hiciste?— Dice sujetándome del brazo y levantándome de manera brusca.

—Yo no he hecho nada, no entiendo de que hablas.

—El futuro rey mando a buscarte, acaso le mandaste una carta.

—Yo no he enviado nada.

—Entonces, ¿Por qué enviaría a buscarte?

—No entiendes que somos amigos y estoy segura que no solo me busca a mí, también busca a Daniel, se enojará mucho cuando se entere que corriste a mi hermano de esta familia.

—Iras porque no podemos negarle nada al futuro soberano, pero una cosa bien te dejo clara, no hablaras de Daniel, ni de tu casamiento, si se te ocurre hablar no solo te haré vivir un infierno, también buscare a tu hermano y tampoco se salvará entiendes. Eso mismo aplica si intentas escapar, no importa como pero haré que Daniel pague por tu irreverencia.

—Entiendo.— Después de decir esto el deja de sujetar mi brazo el cual ya se encontraba adolorido de la fuerza y presión que ejercía en el.

—Arréglate y ponte un vestido con mangas, seguramente pronto tendrás un moretón por tu estúpida y delicada piel.— Lo veo salir de la habitación de manera rápida para no seguirme viendo.

Coreo a arreglarme poniéndome un vestido de color amarillo con mangas, es bonito y es algo qué suelo usar seguido, vestidos sumamente coloridos, en este momento de verdad necesito ponerme uno, talvez el color del vestido pueda disfrazar un poco de la tristeza y resentimiento que carga mi corazón en estos momentos.

                              ***

Llegué al palacio en uno de los carruajes reales, desde pequeña cuando Iol quería jugar con Daniel solía mandar un carruaje por él, yo como su pequeña hermana entrometida solía pegarle a el para que no me dejara sola en casa, conozco muy bien casi todos los carruajes.

Es duro pensar que todos tenemos que crecer, cuando éramos niños nos divertíamos bastante y no teníamos tantas preocupaciones, pero ahora casa uno vive con sus preocupaciones, Antón intentando llegar a ser el capitán de la guardia real, Iol consiguiendo una esposa para reinar, Daniel seguro que viendo cómo sobrevivir después de lograr escapar de la familia y yo angustiada por casarme con alguien que no amo y estoy segura me hará infeliz.

Siempre he pensado que este lugar es hermoso, tiene un gran jardín y muy bellas vistas, al bajar a la primer persona que veo es a la reina, quién no duda en acercarse a saludar.

—Hola mi Ailén.

—Mi reina.— Le respondo mientras acepto el abrazo que me brindo y es que el crecer sin una madre fue duro, pero al ser amigos muy cercanos de su hijo ella consintió a Daniel y a mi en muchas cosas mientras pasábamos tiempo aquí en el palacio, ella ha sido como una madre para nosotros.—Lo siento, el día del funeral no pude acercarme para darle el pésame.— Siento como ella coloca un mechón suelto de mi cabello detrás de mi oreja.

—No tienes que disculparte, tu padre se acercó y vi como consolaste a Iol, a mí no me permitió abrazarlo pero a ti si, creo que fuiste de gran apoyo para él en esos momentos. Te lo agradezco de verdad.

—Usted sabe cuánto los adoro a ambos, haría cualquier cosa por ayudar.

—Lo sé mi niña, pero mejor dejemos de hablar y pasa, probablemente Iol tiene tiempo esperándote y yo aquí interrumpiendo.

—Usted nunca interrumpe y lo sabe.

—Mejor anda y pasa.

—Gracias.

Al entrar me dirijo al despacho y es que es el lugar donde normalmente se encuentra, siempre está aprendiendo del reino entre libros y busca las mejores soluciones para el bienestar del reino, si de algo estoy segura es del gran rey que será.

—Se puede.— Digo mientras tocó la puerta.

—Adelante.— Me responde desde adentro.

—Hola.— Digo entrando al lugar.

—Hola Ail.— Dice mientras mira detrás de mi. —¿Dónde está Daniel? Ustedes siempre están juntos.

Me tenso un poco al escuchar su nombre pero trato de disimular sonriendo un poco.

—No siempre he, el sigue aprender con mi padre, ya sabes cómo es de exigente con él.

—Entiendo, pero debería de tomar un tiempo para poder venir a verme, extraño a mi amigo.

—Lo sé.— Respondo mientras suspiro un poco.— Pero yo estoy aquí.

—Solo porque mande llamar por ti, sino tampoco te dignas a visitarme he.

—Sabes como es papá y ahora que entrena a Daniel todo el tiempo a mi ni siquiera me deja salir. Es un alivio que mandaras llamar por mi, me has salvado de morir de aburrimiento.

—Debe ser difícil estar sola.

—Lo es, pero no hablemos de eso, mejor dime qué haremos el día de hoy.

—Creo que deberíamos salir un poco a tomar aire fresco, será bueno para los dos.

—Me parece estupendo.

Me brinda su brazo el cual tomo de manera inmediata, sin duda alguna el siempre ha sido un caballero y es algo que me hace sentir muy enamorada de él.

Al salir nos dirigimos hacia la parte trasera del castillo, en esta parte de encuentra un jardín mucho más grande y hermoso.

—¿Cómo está Antón?— Pregunto sobre mi otro gran amigo.

—Entrenando, sabes que entrena demasiado, será el mejor capitán.

—Lo sé, siempre fue su sueño y pronto lo logrará.

—Si, ojalá podamos salir los cuatros juntos pronto en una tarde de amigos como antes, pero creo que será después de que me convierta en rey, en este momento hay demasiadas cosas que hacer.

—Iol.— Me detengo y el voltea a mirarme.

—¿Qué sucede?

—Quiero que me prometas algo.

—¿Qué es?

—Cuando llegues a casarte, por favor cásate con alguien a quien ames de verdad.

—No puedo hacerlo.

—¿Por qué?

—Ven vamos a sentarnos bajo la sombra de ese árbol.

Lo sigo mientras me ayuda a sentarme.

—Te fuiste un año y te perdiste de grandes cosas, entre ellas que me enamoré.

—¿Te enamoraste?— Pregunto de verdad sorprendida y es que lo estoy, no esperaba que en un año todo cambiará tan drásticamente.

—Así fue, pero permíteme contarte la historia por favor. Poco después de que ustedes se fueran la conocí, un día paseando con Antón por el pueblo la vi por primera vez.— Suspira fuertemente.— Ella con su cabello rojo y sus pecas por todo el rostro me llamaron la atención inmediatamente, no sé cómo sucedió pero nuestras miradas se cruzaron, creo que era amor a primera vista, se que es tonto porque nunca creí en los libros que nos contaban de pequeños porque a ti te gustaban, pero fue así. Todo paso tan rápido, el verla sola una ves no me basto y busque la manera de verla todos los días hasta que decidí hablarle, congeniamos de una manera increíble y en poco tiempo de ser amigos pasamos a ser novios, todo fue increíble, lamentablemente el cuento de hadas no dura para siempre, en un ataque hace medio año los rebeldes atacaron al pueblo y quemaron su casa con su familia adentro. Entiendes el dolor que siento, el perder a la persona que amas y a tu padre por el mismo grupo de personas es doloroso, pero en cuanto me convierta en el rey los atrapare y pagarán por todo el dolor que me han causado.

—Lo siento, no sé que decir.

—No digas nada por favor, no quiero que tú también me tengas lastima, tú siempre has Sido como una luz que brilla demasiado, por eso quería verte, siempre me transmites un poco de esa energía y no quiero que la apagues por sentir lastima.

—No sentiría lastima, pero debió ser duro y me siento mal porqué no estuve a tú lado para apoyarte.

—No lo sabías, pero ahora entiendes el porque no me casare con alguien por amor, me casare para reinar y vengar la muerte de las personas que ame.

—Entiendo, pero talvez no ames a la persona pero por favor cásate con alguien que quieras o aprecies, no será amor pero si cariño.

—Esta bien, lo prometo.

—Gracias.

Después de platicar solo nos quedamos sentados observando las flores y árboles moverse por el aire, hasta ser interrumpidos por una voz desagradable.

—Mi rey, mi rey.

Iol y yo volteamos al escuchar la voz y vemos correr hacia nosotros a Violeta una de las gemelas MacQuoid, no puedo toparme con personas tan desagradables en peor momento.

Al llegar a nosotros hace una reverencia hacia el futuro soberano, luego me escanea y sonríe de manera altiva.

—Cuñada, no sabía que te encontraría aquí con su majestad.

Me tenso al escuchar como me ha llamado, si he intentado no pensar en esto, el que ella me haya llamado de esa manera deja a mi cerebro estático pensando en lo que pasará más adelante.

—Perdón, ¿Cómo que cuñada?

—No lo sabe mi rey, la señorita Ailén se casará con mi hermano Joshua, formará parte de nuestra familia, claro que le enviaremos la invitación la boda se realizará en tres semanas.
Siento como el voltea a mirarme pero no lo miro, en este momento siento dolor y vergüenza hacia mi.

—Esta bien, pero a qué ha venido señorita MacQuoid.

—Vine a traerle algo a su madre pero ya me retiro, sólo que lo vi y no pude evitar venir a saludarlo.

—Es un placer señorita, pero si me permite estoy en una charla con la señorita Dagger.

—Si claro, me retiro hasta luego, nos vemos cuñada.

Se que lo último lo dijo para incomodar más y lo logro.
Aún siento su mirada en mi y se que está molesto por la manera en que me llamo al referirse de mi, me llamo por mi apellido y es algo que el no suele hacer.

—Estas loca, ¿Cómo que te casarás y con alguien como el hijo de esa familia? Contéstame por favor, no entiendo nada.— Veo como se pasa la mano sobre su cabello con frustración.

—No fue mi decisión, si así fuera tú sería de los primeros en enterarte.— Sentí como un nudo en mi garganta se empezaba a formar.

—¿Él tomó la decisión por ti?

Se que habla de mi padre, pero no quiero empeorar la situación así que decido callar la respuesta.

—Eso es un maldito, en cuanto vea a Daniel también me las pagará, ni siquiera puede defender a su hermana.

—Él no tiene nada que ver en la situación, por favor no tomes represalias en su contra.

—Como no tomarlas, a pesar del miedo que tienen hacia su padre debió defenderte pero no lo hizo, está permitiendo una barbarie con razón no me da la cara.

—No entiendes él no lo sabe por favor no lo culpes, él no lo sabe.— Digo esto último rompiendo en llanto.

Inmediatamente Iol me toma entre sus brazos para reconfortarme. Lo necesitaba, necesitaba un abrazo de alguien más cuando sentía que ya no podía sola.

Después de lograr calmarme le cuánto el tormento que he vivido la última semana, no podía tener más sola este secreto.

—Escúchame bien Ail, te prometo encontrar a tu hermano sabremos que paso entiendes, pero principalmente te prometo que lograré que no te cases con ese tipo, no dejaré que condenes tu vida a él. Para no levantar sospechas no podremos vernos hasta conseguir la forma de evitar lo, pero estaré pendiente de ti y conseguiré una forma de contactarte para decirte el plan.

—Gracias, de verdad gracias.

—Tranquila, puede que Daniel no esté aquí pero yo te protegeré, no dejaré que nadie te quite ese lindo brillo que tienes.

Después de despedirme sentí un rayo de esperanza que espero no sea apagado, confío en él, solo espero pueda lograr que no quede condenada en ese infierno.
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Nota del autor:

Espero les haya gustado este capítulo.

¿Qué piensan que sucederá?

Bueno me despido...
Los quiero♥️ ✨
Atentamente: MM ♥️

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