¡Hey Olivia!

El ultimo dia.

Camine rápido hacia las rejas, ya oxidadas por tanto sol. Me estaba quemando joder, el short que usaba me apretaba tanto mi trasero gordo.No es que sea gorda, pero los traseros gordos eran ya de familia. El protector solar solo empeoraba todo, me daba alergia y me sacaba granitos en la cara. Pero es imposible decir que no al bloqueador por que mi padre estaba jodidamente convencido de que me daría cáncer a la piel si no lo usaba. Joder pero si con las veces que me lo repetia no dudaba que ya tuviera cáncer. Bajando las escaleras para entrar a la cancha que irradiaba calor, pisé una pelota de tenis y resbale. Pero gracias a mi habilidad de evadir la verguenza hice como si se me hubiera caido el bolso pero la verdad es que se me había caído la dignidad. Soportaba esto consolandome y auto-repitiendo que seria el ultimo dia en el que veria a esos idiotas.

Camine hasta llegar a la cancha numero uno. Deje mi bolso y cojí la raqueta. Los niñitos, mocosos, estresantes, odiosos, estup.. ¿en que estaba? Ah.. estaban posicionados en una fina india para golpear un par de pelotas. Yo ya estaba en un nivel superior obviamente, si yo era la diosa de el tenis. Segura de mi suerte camino afrente de ellos pensando que no eran capaces de pegarle a una pelota. Yo a esa edad no le apuntaba ni a las pelotas de el entrenador. Bandereandome por la cancha y fijando mi vista en la cancha de el otro lado, siento que algo impacta en mi cabeza. Vi toda mi vida en un segundo desde cuando robe unas monedas de mi madre, hasta hoy en la mañana que trataba de planchar mi ropa interior. Cai al suelo. Y a lo lejos escuche la risa de imbéciles obviamente disfrutando de mi desgracia.

Hijos de puta.