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Kwon Eun Ji

La opresión de unos largos dedos sobre mi muñeca llevándome hacia algún lugar desconocido, me había sacado varios gritos, intentando con todas mis fuerzas que aquel hombre me dejara libre, provocando que este agarrara con más violencia mi cintura y adentrarme por un largo y oscuro pasillo que nos llevaba a un destino mucho peor que el que vivía a diario a causa del estrés por todos los sucesos ocurridos a lo largo de estos meses.

El brusco agarre del señor comenzaba a molestar en demasía, quejándome por lo bajo y recibiendo un golpe directo a mi mejilla seguido de un empujón a un reducido cuarto en mal estado, el cual se encontraba en completa oscuridad como todo aquel edificio y antes de poder protestar, soy tirada sobre una vieja silla de madera y amarrada a esta, siendo recibida por la cabellera negra de aquel ser humano que había pasado a mi lado desde mi niñez, aquel monstruo que no merecía ser llamado humano me observaba desde las distancias con una sonrisa, sonrisa que se borró al dirigir su vista al hilo de sangre que recorría por mi labio y en menos de un segundo, sentir el cuerpo del hombre que me arrastró hasta aquí, tirado en el suelo, siendo rodeado por un charco de sangre que aumentaba con el pasar del tiempo.

El pavor en mis ojos seguro era un gran entretenimiento para aquel niño de sonrisa bonita que se había convertido en un hombre sin corazón y antes de poder lanzar algún insulto a su dirección, la aparición de más personas en la sala junto a dos figuras que lograría reconocer en cualquier lugar, me dejaron sin habla.

Mi mente se encontraba analizando la situación, sintiendo el vacío que se instalaba en mi pecho al ver el causante de tanta miseria, aquel chico al cual le había brindado mi confianza, se situaba delante de mí junto con mis padres en el suelo como si de basura se tratara.

- ¿Te gusta mi obra de arte? - mis ojos se cerraron al escuchar aquella voz, deseando que todo fuese un sueño.

- ¿Por qué? - fueron las únicas palabras que lograron emitir mis labios.

- Esperaba una mejor respuesta - murmuró retirando aquellos sacos que estorbaban la vista hacia el rostro de mis padres, sintiendo el terror en persona.

La cuenca de sus ojos se encontraban vacías, dejando correr cascadas de sangre desde aquellos agujeros hasta manchar sus pieles, las ganas de vomitar se hicieron presentes al seguir mi recorrido por el rostro de mis padres, hasta detenerme en sus mejillas las cuales dejaban resaltar las iniciales G.O , iniciales que a simple vista se notaba que fueron echas por una cuchilla y al llegar a la parte baja de sus cuerpos, mis gritos no se hicieron esperar al ver aquellos agujeros por todos sus cuerpos, dejando salir el líquido retenido en mi estómago y manchar el piso a mis pies.

- ¡¿Qué mierda les hiciste?! - gritaba tratando de liberarme de aquellas putas cuerdas fallando en el intento y dejar salir todos los gritos que guardaba desde hace meses, siendo callada por una gran palma en mi mejilla.

- Puede que mis hombres se hayan pasado un poco - comentó volteando hacia los cuerpos moribundos de mis padres y luego regresar su mirada a la mía - Pero sinceramente no creo que sea al punto de vomitar linda.

Sus dedos acariciaron mi mejilla con una diabólica sonrisa y por ese patético brillo en sus ojos, supuse que le divertía ver el odio que de seguro mis ojos mostraban.

El estruendoso sonido de varios disparos fuera de aquel cuarto pusieron en alerta a los hombres dentro del lugar, a todos menos a él, quien seguía con su mirada puesta sobre mí hasta acercar su boca a mi oído.

- La parte más divertida de su tortura fue al escuchar los gritos de súplica de esa mujer al momento de colocarla en aquella maldita silla de púas - mi respiración se detiene al escuchar sus palabras apretando con fuerza mi mandíbula
- Pero la persona que admiraba y odiaba a la vez, fue la que menos se inmutó y eso me molestó un poco.

▪Who Is The Killer ?▪MYG ✔ [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora