Capítulo Veintiséis

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No podemos hacer nada para ayudarlos con el ataque, o mínimo intervenir.

El camino de aquí al refugio B06-32 es unos 10 días de distancia... jamás llegaremos a tiempo.

A causa de mi ansiedad, Norman decidió enviar a Jin y Hayato a buscarlos para guiarlos hacia nosotros.

En este momento estoy alistando a Hayato antes de que partan.

Hayato está sentado en una silla de mi escritorio, mientras yo le alistó su mochila.

- _______: Ya están listas tus mudas de ropa y de camuflaje, linternas y armas... -anuncié mientras cerraba la mochila de Hayato.

- Hayato: ¡Gracias ______! -asentí con una sonrisa en mi rostro.

Hayato se levantó de la silla para posarse frente a mí. Acaricié su cabello y busqué entre mi escritorio su pañuelo.

Lo amarré entre su cabello con suma delicadeza, acaricié su mejillas mientras el tenía una sonrisa dibujada en el rostro con un leve sonrojo.

- ______: ¿Ten mucho cuidado, si? No quiero que te suceda nada... -dije depositando un beso en su frente -Recuerda los números de Emma y Ray, y no reveles mucha información sobre nosotros.

Hayato asintió con una sonrisa para después abrazarme.

- Hiro: Bueno ya, mucho cariño con el niño, me pongo celoso idiota.

A veces fastidias, Hiro.

Sonreí ante esa acción, Hayato se volvió muy unido a mi estos últimos meses, más que un hermano pequeño a veces se siente como mi propio hijo.

Realmente estaba preocupada, pues Hayato no está acostumbrado a salir tanto del refugio, yo no puedo acompañarlo, el trastorno de sueño me haría una mala jugada.

Pero confío en que va a volver en una sola pieza.

Hayato se separó de mi, tomó su mochila y corrió hacia la puerta para abrirla, se despidió de mi con una sonrisa mientras movía su mano como señal, finalmente cerró la puerta.

Dejándome una vez más en la soledad de mi oficina.

Solté un suspiro, en el silencio del lugar.

A veces mi oficina es sumamente deprimente, lo único que la animaba era la presencia de aquel niño de ojos ámbar, pero desafortunadamente, tendré que esperar su viaje de 10 días en busca de mi familia.

Estando consciente de eso, al instante puedo sentir el ambiente deprimente.

Por lo general, no permito que muchos entren a mi oficina, pues no me gusta ser vista.

Las miradas de desagrado hacia mis cuernos, las miradas penetrantes hacia mis ojos con aquella pupila llamativa... son tan desgarradoras.

Que prefiero no ser vista.

Prefiero mantenerme en las sombras escondiendo mi figura, drogandome con un veneno elaborado por mi persona, desmayandome aleatoriamente quedando en un profundo sueño a causa de la modificación de mi ADN y una larga lista de traumas que provocan crisis emocionales ocasionales.

Caminé hacia la sala donde suelo elaborar el veneno para seguir con mi deber.

- Hiro: Me gustaría saber como se siente drogarse con eso ‐comentó Hiro.

No sé como se sentirá en los demonios pero en mi caso...

Se siente acogedor, como si fueras una pieza en un rompecabezas que logra encajar perfectamente con las otras, o como si permanecieras en el agua de un río fluyendo, dejandote llevar por la corriente, esa sensación de familiaridad, de que perteneces donde estas...

¡Mírame, Por favor! Norman x Tú x RayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora