❝ Nueve ❞

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La noche llego temprano. Y llegó tramposa. Se hizo la serena mostrando la luna de perfil. Parecía una noche inofensiva.

— ¿Qué te pasó, cacatúa? —preguntó Yoon riendo cuando vio entrar a TaeHyung.

— No me molestes.

— Estás hecho un asco.

— No me digas nada... Me quedé sin patineta.

— ¿Te la robaron? ¿La perdiste?

— Se rompió, ha sido horrible.

— Bueno, ya era hora, esa patineta tenía cien años, TaeHyung.

— Sí, en eso tienes razón, era del mismo modelo que las que usaban los antiguos egipcios. Pero igual... ha sido horrible.

— ¿Crees que puedas vivir sin ella?

— Lo intentaré. Pero, por lo pronto, necesito que hagamos un minuto de silencio por su memoria.

En ese momento llegó Jiho del trabajo, interrumpió el minuto de silencio y, para mala suerte, anunció que tenía ganas de cocinar.

YoonGi y TaeHyung intentaron disuadirla, pero sus planes fracasaron y la entusiasta Jiho se puso las pantuflas y entró a la cocina atándose el delantal.

— Hoy les prepararé una de mis especialidades: pollo teriyaki con ensalada fresca y puré de papas.

Así, en titular con letras azules, la propuesta sonaba bien. El problema estaba en que Jiho, más allá de cualquier menú pomposo, era un desastre en la cocina y todo lo que ella preparaba siempre sabía a castigo.

A las ocho en punto se sentaron a la mesa. YoonGi y TaeHyung llenaron sus vasos con agua, por si era necesario empujar el pollo teriyaki desde la lengua al esófago.

Con tono dulzón, Jiho hizo el último llamado necesario:

Kyuuuuuung...

Al rato apareció Kyung Hoon con su gesto de sufi ciencia. Llevaba en la mano la pipa y, como siempre, buscaba impaciente unas cerillas.

— No fumes ahora, Kyung, que ya vamos a comer. Hice algo que te gusta mucho... —dijo ella mientras colocaba las fuentes en la mesa.

— ¿Algo que me gusta mucho? ¿Qué será? ¿Cerrar la boca? ¿Desaparecer de mi vista? ¿Multiplicarte por cero? —respondió él con la acidez que le caracterizaba.

TaeHyung lo miró con odio.

YoonGi tomó un sorbo de agua.

Jiho ignoró la grosería, como siempre, quizás esa indiferencia era su mecanismo de defensa, o la decisión voluntariamente aceptada de pagar todas las facturas que la vida le lanzara a cambio de tener un marido —ese marido— en casa.

YoonGi se daba cuenta de todo, pero no tenía ni la fuerza vital ni las palabras necesarias para callar a su padre o para sacudir a su madre. Él simplemente cambiaba de tema como quien echa tierra sobre la basura para que no se vea.

— Hoy se metió un ratón a mi salón de clases, fue muy divertido...

Como era de esperar el pollo teriyaki estaba amargo, el puré de papas estaba salado y la ensalada estaba tan mustia que parecía de la semana anterior. Pero las papilas de Jiho debían estar atrofiadas porque ella se felicitaba a sí misma: "¡Hay que ver lo bueno que me ha quedado!".

A YoonGi y a TaeHyung la cena les resultó interminable, masticaban lentamente y parecía que la pierna de pollo crecía segundo a segundo. YoonGi se volteo y le dijo discretamente a su primo:

La lluvia sabe por qué •[TaeKook]•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora