Día 5: Enemies to lovers

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Summary: Mikasa dejó a la Alianza para unirse a los Jaegeristas. Jean trata de hacerla entrar en razón.

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—Mátame de una vez.

—No eres capaz de hacerlo.

—¿Eso crees? — la joven hundió la punta afilada de su arma en el abdomen de quién la aprisionaba contra la pared.

—Por dios — suspiró— haz sentido mi cuerpo más cerca que esto, y no fuiste capaz de otra cosa que...

—¡Cállate! — gritó Mikasa. — Fue un error.

—Un error que al parecer te gusta seguir cometiendo.

—Sabes que no es así, Jean. Simplemente estás en una zona en la que no deberías estar. No eres idiota. Viniste por mi.

—¿Y tú sí debes estar aquí? — una sonrisa irónica se formó en su rostro. — Tu tampoco perteneces a este mugrero. Eres una hipócrita Ackerman.

La joven pataleó, pero Jean era mucho más alto que ella así que controló sus movimientos con facilidad.

—Odiabas esto. Odiabas a Floch, a los Jaegeristas —siguió. — Odias a Eren y sus ideas y aun así estás aquí, protegiéndolo como si no odiaras hacerlo.

—La Alianza tampoco tiene a santos en su fila, Kirstein. ¿Olvidas que Reiner y Annie mataron a Marco? — al escuchar su nombre, Jean enfureció.

—No comprendes la magnitud del problema.

—Claro que lo hago — hundió mas la punta, sonriendo — y el hipócrita eres tú, apoyando a genocidas. Tal vez no somos tan diferentes...

—No me juntes con tu mierda, Ackerman. No somos iguales, yo no protejo a un genocida como tú lo haces.

Mikasa sonrió.

La lluvia era abundante. Se encontraban en medio de un callejón oscuro en los suburbios de Mitras. Nuevamente se habían citado para un duelo final, para "acabar con todo", en el fondo sabían que no eran más que excusas tontas para verse una vez más. Para calmar esas estúpidas ansias de atrapar al otro en sus redes, de jalar, pero nunca ceder. Eran adictos a su dinámica enfermiza.

—Tal vez deseas serlo. Tal vez deseas que mantenga tu cama caliente en estas frías noches. Tal vez deseas verme a diario, protegiéndote de todo y todos para que realices tus deseos. Estás celoso Kirstein y jamás lo aceptarás.

Una de sus manos subió de inmediato, agarrándola por el cuello, acercando su rostro al de ella. Odiaba admitirlo, pero era dolorosamente hermosa.

—No me compares con él. Te lo prohíbo.

—¿Ahora me prohíbes cosas? — lanzó una carcajada. — Y una vez más compruebo mi teoría. Los celos te consumen.

Jean apretó su garganta más fuerte. Debían terminar el uno con el otro, poner fin a sus vidas por fin, pero no podían. Siempre regresaban al mismo lugar.

La besó con rudeza, mordiendo sus labios hasta hacerlos sangrar. Ella soltó el arma que sostenía y puso sus manos detrás de la cabeza de Jean, profundizando la acción. Él soltó el agarre y, tomándola de la cintura, acercó su cuerpo hasta que ambos se encontraron intoxicados del otro. Besándola con la crueldad de quién solo extraña mejores momentos. 

Si.

Eran unos hipócritas. 

Jeankasa Week 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora