Hace 1500 años atrás, cuando Humanos, Dragones, Dioses y Demonios vivían en mutua armonía, existían dos hermanos demonio que reinaban dos facciones diferentes de su raza.
Con el paso del tiempo ambos fueron ganando gran fama como los Reyes Demonios...
El escenario se abre mostrando a una persona con una mochila en su espalda. Tenia grilletes en sus brazos y piernas, se veía nervioso. Entonces, la luz se centra en el, dejando a oscuras el resto del lugar.
Aaaahh... *suspiro pesado* Sinceramente, no se si deba darles una explicación para todo este tiempo sin actualización (7 meses sin publicar nada). Bueno, supongo que puedo decirles una excusa, ¿no? -
Ve a los lectores y se da cuenta que todos tienen miradas frías y con armas cargadas.
-*pensando asustado* ¿El covi* seguirá siendo buena excusa para mi falta de responsabilidad...? Creo que mejor no digo nada estúpido. -
Se arrodilla, y de entre su mochila, saca unas hojas y las muestra frente a ellos como una ofrenda para no matarlo.
-*asustado* Su c-capítulo, amos. T-Tómenlo con g-gusto... -
Se retira lentamente dejando el cap para procurar su vida.
En algún lugar de las alcantarillas, muy alejados de Natsu y su equipo, una multitud de personas con túnicas yacían reunidas, preparando su plan entre las sombras.
Un hombre de gran estatura y de pronunciada musculatura, que era inútilmente ocultada por su túnica blanca, entraba a un cuarto improvisado que estaba en las alcantarillas.
La apariencia de este, era la de un hombre de mediana edad, de unos posibles 36 años. De piel clara con ojos miel y cabello corto de color negro peinado hacia atrás, con algunos mechones rebeldes. Tenía una barba muy acorde a su estilo de cara y facciones, pero lo que más destacaba de él, eran las múltiples cicatrices de su rostro.
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Sumisma existencia imponía miedo sobre cualquiera que lo viera cara a cara.
Mao: Juzo-sama, ¿Me necesitaba? - Preguntó al momento de entrar y encontrarse al líder.
Juzo: Tengo una misión para ti, Mao, quiero que tú te encargues de traer al elegido - Dijo el sin voltear a ver al hombre, parecía estar concentrado en algo.
Mao: ¿Con vida? - Cuestionó de manera indiferente.
Juzo: Es fundamental que siga con vida... o de lo contrario, jamás podremos realizar nuestro sueño - Respondió él - Te lo pido a ti, porqué eres el miembro más fuerte, y sé que podrás llevar a cabo tu misión con éxito - Explicó el.
Mao: Si, señor, ¡No le defraudare! - Fue lo último que dijo para luego de una corta reverencia, salió del lugar.
Juzo: Sé que no lo harás, tu vida depende de ello - Dijo en voz baja para sí mismo mientras una sonrisa malévola se formaba en su cara.
