2.

6 1 1
                                    

| reproducir ' Softcore ' de The Neighbourhood para mejor experiencia

Era tarde, la noche se había intensificado, eran alrededor de la 1 de la mañana, Keishin recién llegaba a su departamento, y aunque había sido plenamente cruel con el mayor de los Tsukishima, había sido divertido en parte, eso lo admitía.

Las luces permanecían apagadas y él solo uso la suerte para llegar hasta su habitación, donde le esperaba un gato tono capuccino recostado plácidamente en lo que era su cama. Encendió la lámpara sobre su mesa noche, alumbrando parte de la habitación con la luz tenue y suave, tomando posición sobre la cama y dando un largo suspiro. Observó cuidadosamente cómo el pequeño felino se acercaba a pasos cortos y elegantes hasta él, dejando caer su rostro suavemente sobre la mano de su cuidador, ronroneando ante el suave toque.

- Bueno, supongo que puedo intentarlo... ¿crees que sea buena idea, Moon? - habló por lo bajo al animal, quien solo respondió con un maullido.

Se quedó en esa misma posición, dejando que su cuerpo se relajase, había sido un duro día, ya había tenido suficiente de tanto grito y parloteo, quería tomarse un buen y largo descanso.

En poco tiempo, se quedó dormido.

.

.

.

Se había vuelto a levantar tarde, ya no era extraño, aunque ese día no le tocaba entrenar a los chicos del Karasuno, solo era la tienda.

Una vez despierto se dispuso a hacer sus necesidades y lavarse los dientes, mientras de colocaba una camisa holgada y unas bermudas en tono beige claro, por último el mandil con el logotipo de la tienda.

Solo se sentó en el mostrador para poder encender un cigarrillo y colocarlo suavemente sobre sus labios, dando una calada y exhalando el aire rápidamente, creando una nube de humo.

Pronto la campana se escuchó.

— Bienvenido... Oh, eres tú — mencionó al ver a uno de los Tsukishima frente a el — ¿buscas algo específico?

— Solo pasaba a saludar, ¿te molesta? — Akiteru mantenía una sonrisa firme.

— No, simplemente creí que nadie vendría, normalmente por las mañanas no hay muchas personas, ¿Qué haces hasta acá?

— Solo vine a acompañar a Kei, tenía que entregar un proyecto y le ayude con sus cosas, a veces es torpe, tal vez te haga compañía un rato.

— Debe ser una broma, ¿acaso no tienes trabajo? ¿por qué te quedarías? — gruñó cual gato.

— Me parece que alguien despertó de mal humor.

— Si que lo hice, ah... Mejor déjame dormir, ¿quieres?

— Contigo no se puede ni convivir, ¿por qué tienes que portarte tan hostil? No tienes remedio Keishin.

— ¿Y a ti quién te dio permiso de llamarme por mi nombre? ¿No nos conocemos de apenas ayer? — ladeo una sonrisa sorna.

— Oh vamos, ¿me dirás que no somos amigos? Y pensar que anoche fue tan divertido, eres aburrido — rodó los ojos tan irritante como podía.

— ¿Aburrido? ¿Disculpa? — se levantó de la silla y se acercó hasta él — repítelo.

— Keishin, eres aburri-

Ni siquiera tuvo tiempo de completar la frase hasta que Keishin le tomó del cuello, ejerciendo algo de fuerza.

— C-Carajo... ¡Sueltame! ¡Keishin! ¡Duele!

Trató de forcejear pero definitivamente tenia más fuerza, no había forma de librarse. El mayor solo podía verle atemorizado y extrañado, ¿así se sentía ser dominado? Definitivamente le gustaba esa sensación.

— Matame si quieres, Keishin — sonrío picaramente, desconocía ese lado suyo tan atrevido.

— Hijo de... — lo empujó, haciéndolo azotar contra el piso.

— No tan fuerte — empezó a reír suavemente — cálmate, ¿sí? solo estaba bromeando Keishin, no eres tan aburrido como pareces.

El mencionado sólo hizo una mueca de desagrado, ya tenía suficiente, solo pudo darle otra calada al cigarrillo, el cual había sido algo arrugado por la presión que había hecho con los dientes. Akiteru se levantó, acercándose a un espejo que había en la tienda, si que habían quedado las marcas sobre su cuello en tonos rojizos y violetas, estaba asombrado por aquella fuerza.

— Fácilmente podrías practicar box, ¿o lo haces? — no quería irse, quería molestar más al rubio mayor.

— Cállate un rato, por favor.

— ¿Qué harás? ¿Me golpearas? ¿Acaso me harás daño? — el sarcasmo lo tomaba por completo.

— No querrías averiguarlo.

— Si que quiero, podría ser divertido.

— Ya lárgate, estoy cansado y quiero dormir.

Akiteru no parecía contento con esa respuesta, no era lo que se esperaba así que decidió simplemente dejarlo así, ya tendría más oportunidades después.

— Bien, entonces me largo, eres jodidamente extraño.

No se esperó ninguna respuesta y solo salió de la tienda, caminando tranquilamente con las manos en los bolsillos, la situación comenzaba a ponerse más interesante desde la primer noche en que se conocieron, pues aunque anteriormente ya se habían visto algunas veces, no habían intercambiado ni una sola palabra en todo ese tiempo.

Se detuvo en un parque, estaba esperando de alguien, ya tenia planes para ese día, unos bastante divertidos a decir verdad, no había duda de que podría disfrutar el resto se su día con normalidad, no quería tener más problemas.

Se sentó en una banca, recargando su espalda sobre esta misma, estaba tan ensimismado que no logró escuchar cuando la persona se acercó hasta el.

— ¿Qué tal? ¿Por qué tan deprimido?

— Debemos dejar de vernos — directo y sin rodeos.

— ¿Estas de broma Akiteru? ¿Después de 7 meses? Debes estar jugando, ya déjate de bromas, Aki...

— No es broma, Shany, debemos dejarnos y ya, tuve suficiente de todo esto, así que no me molestes más, será el último día que pasaremos juntos, aprovéchalo.

— Eres un verdadero hijo de puta, ¿¡Cómo puedes hacerme esto!? ¡Eres tan tonto Akiteru! ¿Por qué me dejarías tan fácil...? — la chica estaba al borde del llanto.

— Honestamente, encontré algo que puede divertirme aún más, pero no puedo tener dos juguetes al mismo tiempo, eso lo sabes, solo se puede tener uno, Shany, simplemente olvídate de mi y ya, ¿o acaso lo olvidaste?

— ¿De qué hablas? ¡No te entiendo!

— Te lo dije desde un principio, todo esto es por mera diversión, dijiste que estabas de acuerdo t aceptarías dejarme si te lo pedía o viceversa, tu misma aceptaste así que cálmate y escucha.

— ¡Yo jamás acepté esto! — sus ojos empezaban a desbordar de lágrimas, tan frágil hacían verla.

— Lo hiciste — sacó su celular y reprodujo una grabación que había en el.

"- ¿Estas segura que aún así aceptarías? Te dejaré en cuanto me aburra.

- Sin problemas, acepto el trato."

La joven quedó helada.

— ¿Por qué lo grabaste?

— No eres la única que no quería aceptar el trato, las anteriores incluso quisieron pasarse de listas, así que acepta la realidad o me largo.

—... Por favor, solo dame una oportunidad...

— Bien, te lo dije, me largo.

Akiteru se levantó y se dio media vuelta, no quería seguir escuchando más lloriqueos igual que otras veces, si se quedaba con ellas era por su cuerpo o por ayuda en las tareas, no tenía mejor razón que ello. La chica intentó perseguirlo, pero el la apartaba cada que se acercaba.

— Cierra la boca y deja de llorar, estoy cansado de lloriqueos.

Ella solo se quedó ahí, estática, sollozando por la tremenda pérdida, mientras el mayor solo pudo continuar caminando lejos de ese lugar.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Aug 20, 2022 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Out of my HeadWhere stories live. Discover now