Arachne (r18)

2.3K 164 18
                                    

Shang Qinghua está nervioso, más de lo habitual. No es ese tipo de nerviosismo que tiene día a día al contemplar su humanidad perdida cuando reencarnas como un monstruo que es mitad araña sin saber cómo, dónde o cuándo. Dentro del nido no había tiempo para dudar, un rastro de debilidad lo convertiría en la comida de sus hermanos y hermanas (Su primer recuerdo de ellos era verlos comer a los que no habían eclosionado a tiempo) La cadena montañosa estaba llena de cuevas con cientos de bestias, no solo arañas. Serpientes monumentales, escarabajos carnívoros, plantas venenosas y también carnívoras. En resumen, todo podía comerte.

Solo los fuertes sobrevivieron, era la ley de la selva. Shang Qinghua dejó a la araña tomar el control. Su especie era la más fuerte, con una seda que podía resistir toneladas de peso y era de un hermoso color dorado que le recordaba a una especie de araña tropical de la que había leído en su antiguo mundo mientras fabricaba su novela de mierda, además de tener un veneno neurotóxico que podía paralizar a las víctimas más fuertes y matar instantáneamente a aquellos demasiado débiles, dejándolos como presas fáciles bajo sus colmillos, sin mencionar sus fuertes ocho patas de araña que comenzaban debajo de su cadera humana que eran tan fuertes como para quebrar rocas de un golpe para crear nuevos túneles y al mismo tiempo tan hábiles como para tejer redes complejas y hermosas.

Al final sobrevivió, no pudo cuestionar los métodos viendo los resultados. Era el rey incuestionable de la montaña y había matado a todos los que intentaron usurpar su lugar, devorando sus núcleos de bestia para volverse aún más fuerte.

Con el tiempo otras bestias y monstruos evitaron acercarse a sus cuevas, dejándolo en paz, en compañía de algunas arañas mucho más pequeñas e inofensivas que sirvieron como sus pequeños espías (mascotas) ya quienes compartieron un poco de sus presas.

Con los años había hecho las paces con su lado arácnido e incluso le encontró el gusto. Sus patas de araña eran largas y esbeltas, con mucho espacio entre ellas con un color negro muy intenso con sus articulaciones amarillas con abundantes pelitos que eran tan suaves como una lujosa almohada. Su abdomen arácnido era negro en el vientre y arriba de un amarillo intenso que bien podría confundirse con el oro, al igual que su seda. Su lado humano era igual a su antiguo rostro con su cabello castaño, ahora largo, con unos pequeños colmillos que crecían cuando se alimentaba y con una piel mucho más pálida ya que se la pasaba encerrado en la cueva, a excepción de algunas ocasiones de noche donde salía a robar suministros humanos de escritorio para dedicarse a escribir novelas.

Fue así como se enteró que estaba en una época antigua de la historia. Sin Smartphone, sin computadora y sin internet. Así que como entretenimiento en lo que esperaba su siguiente comida, solo podía escribir con un pincel. Tardó meses en coger el truco.

Gracias a dios porque tenía visión nocturna ya los hongos bioluminiscentes que crecían en las paredes, no quería imaginar tener que usar velas en un lugar lleno de hilos potencialmente inflamables.

Regresando al principio. Shang Qinghua estaba hecho un lío. Había comenzado como una mañana normal, tejiendo nuevas redes para extender su dominio, jugando con sus mascotas, apilando los huesos que no pudo disolver con su veneno. Hasta allí todo bien.

Luego vino el hormigueó. Al principio fue una comezón simple en su estómago, luego se lesionó debajo de su piel hasta entumecer todo su cuerpo. Sus patas arácnidas se retorcieron a la par que el calor se gestaba en su vientre con una intensidad que había olvidado que existía desde su vida anterior.

¿Acaso estaba en celo? ¿las arañas entran en celo?

Llevaba décadas dentro de la montaña sin sufrir ningún tipo de ciclo reproductor, pero ahora todo su cuerpo le gritaba para que se reprodujera, entumeciendo todas sus extremidades y llenando de líquido su cerebro mareado.

Monster Airplane seriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora