Diclonius (Parte 1)

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Shang Qinghua estaba preocupado.

Siendo realistas, siempre estaba preocupado, hasta el punto de ser considerado neurótico. Solo que esta vez, era unas cinco veces peor. Mordiendo las yemas de sus dedos hasta que comenzaban a sangrar, murmurando para sí mismo en los pasillos con la mirada perdida, mientras realizaba sus labores habituales de forma mecanizada.

Mobei-jun ya había demostrado su molestia por su estado de ánimo tan extraño. El comportamiento de su sirviente le estaba alterando los nervios. No le gustaban las cosas que eran desconocidas para él y Shang Qinghua normalmente era todo eso, siendo ahora mucho más. Pero sin importar cuanto golpease y ordenase al humano, no podía dejar atrás ese modo de actual y, al contrario de lo que deseaba, Shang Qinghua solo se volvía más neurótico pensando que estaba disgustando a su rey con su forma se ser.

Al final al rey se le estaban acabando las ideas sobre qué hacer con el humano. Así que tomó un enfoque diferente.

Cuando el autor recibió la orden de liderar un equipo que llevaría suministros para abrir una nueva ruta comercial comenzó a llorar y se aferró a las piernas de su rey implorando que por favor no lo desechara, que todavía podía ser útil en la corte. Lucía realmente lamentable con todas esas lágrimas y mocos manchando su cara.

"Este rey no está despidiéndote" Cualquiera que se hubiese acercado tanto a Mobei-jun había acabado destrozado en segundos. Solo Shang Qinghua contaba con la inmunidad necesaria como para que el rey le permitiese aferrarse tan descaradamente a sus muslos.

"¿D-De verdad? ¿Entonces por qué me envías lejos? El territorio este está lleno de montañas y acantilados peligrosos infestados de monstruos" chilló de terror al tan solo pensarlo.

"El lugar ha sido limpiado por mi ejército, ahora solo es necesario hacer un viaje de prueba para comprobar que esté funcionando" sus ojos de un azul helado se fijaron en el cuerpo del humano y como este se relajaba poco a poco, pero aún mantenía un agarre firme en sus túnicas. Sus manos eran cálidas.

"¿Entonces mi rey solo confía en este sirviente para ver que el trabajo este en buen camino?" los ojos del autor adquirieron una nueva vida y Mobei-jun asintió.

En un acto de suavidad muy raro en él, ayudo al humano a levantarse y acomodó la capa de piel de zorro ártico (un regalo reciente de su parte para el cultivador) en sus hombros. Las orejas de Shang Qinghua enrojecieron junto a sus mejillas por la cercanía de su rey.

Viendo que era una situación que posiblemente no se repetiría tan fácilmente, el autor decidió tantear aguas "¿Mi rey confía en este sirviente?"

"Mn"

"¿Entonces no va a desechar nunca a este sirviente?"

"Mn"

"¿Este sirviente siempre tendrá un lugar al lado de su rey?"

"Mientras Qinghua sea leal a sus promesas, este rey jamás lo abandonará"

Sus ojos estaban ligeramente hinchados por haber llorado tanto, pero incluso así no podían apagar la gran sonrisa que apareció en el rostro de Shang Qinghua. Se sentía tan feliz y aliviado que incluso olvidaba que había escrito que Mobei-jun lo mataría algún día. Mientras no traicionara a Mobei-jun, ese futuro no tendría que suceder y podría vivir siempre junto a su rey.

"Dawang, este Qinghua jamás romperá su promesa y lo seguirá por el resto de su vida. Así que Dawang no debe olvidar su promesa tampoco" la felicidad le dio un poco de valor. Mobei-jun asintió complacido.

El autor pronto retomó la compostura. Limpió los restos de lágrimas de su cara y dio una reverencia a su rey.

"Comenzaré a hacer los preparativos de inmediato. Ya verás que todo saldrá perfecto, mi rey. Incluso mejor que perfecto. No te decepcionaré. Seré rápido y volveré a Dawang antes de que se dé cuenta" Despidiéndose con más reverencias, el humano desapareció fuera de la oficina de Mobei-jun.

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