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𖨂 ⁰⁸
Todos se encontraban reunidos en un lugar especial, con decoraciones que volvían el ambiente mucho más ameno. Y no era de esperarse menos, Naruto y Hinata estaban celebrando algo muy importante en esa fecha. Su aniversario de 50 años de casados, o su también conocida "Boda de Oro"
Presentes en el momento se encontraban algunos amigos cercanos, sus hijos e incluso sus nietos, junto con las fotos de demás personas importantes que ya no se encontraban entre ellos.
Si bien desde la ubicación en donde estaban podían apreciar el gran cambio que tuvo la aldea con el pasar de todos esos años, nada le quitaba su toque hogareño.
Los que se encontraban reunidos para festejar, admiraban conmovidos la fuerza del amor de la pareja principal, decidieron celebrar en grande la unión de tan puro amor que prevaleció a través del tiempo, en contra de todo lo que quisiera oponerseles en el pasado.
Naruto y Hinata se encontraban sentados en una hermosa banca de color blanco -llena de adornos agradables a la vista- y esta a su vez, encima de una plataforma hecha de oro, uno de los minerales más difíciles de extraer, como símbolo de aquellos 50 años que pasaron desde su boda.
Y, cortesía de su primogénito, Boruto; en conjunto con su segunda hija, Himawari, tuvieron una sorpresa que llenaría sus corazones.
—¿Listos? —habló Boruto, quien comenzó a realizar algunos sellos de manos.
La pareja asintió, ofreciendo una mirada llena de orgullo al divisar a sus maravillosos hijos, y como no, también a sus nietos, quienes se habían convertido en personas de bien.
Himawari complementó la técnica de su hermano, y ambos dictaron el nombre de la misma para finalmente ejecutarla.
...
Lentamente el espacio alrededor de la Hyuga y el Uzumaki comenzó a desvanecerse, siendo cubierto por una oscuridad llena de brillo, como si millones de estrellas iluminaran el lugar. Ellos soltaron un suspiro de asombro, era un espectáculo hermoso.
A continuación, un destello color azul brillante fue moviéndose en todo el espacio hasta detenerse, y comenzó a expandirse, rodeándolos.
Fue allí cuando notaron, que cada una de las estrellas, eran los momentos juntos que pasaron a lo largo de toda su vida. Eran todos y cada uno de esos momentos especiales que guardaban con cariño en el fondo de sus almas.
Pudieron divisar la primera vez que se encontraron y supieron de la existencia del otro, como si volvieran a vivirlo.
—¿Esto no te trae recuerdos? —Naruto dejó la pregunta en el aire, con sus ojos desprendiendo un destello de alegría.
Hinata asintió, de la misma manera.
Volvieron a vivir de manera fugaz todas aquellas veces en las que estuvieron para apoyar al otro, y viceversa.
Toda su historia de amor, aquel primer beso que compartieron con la luna siendo testigo. Las diversas citas que planeaban para pasar tiempo juntos, con quien descubrieron lo que significaba el verdadero amor.
Y como no, su boda, el día que nunca olvidarían.
La cálidez que pudieron experimentar por primera vez al haber formado una familia propia, a la cual podrían compartir todo el amor que tenían para dar y que no pudieron recibir en su propia niñez.
Todos aquellos años llenos de unión, constancia y compromiso que marcaron sus días de casados.
Las risas, el llanto, los problemas que pudieron superar juntos, la felicidad, cada uno de los sentimientos que desembocaron en toda su vida por quien ahora se encontraba a su lado.
...
Cuando todos aquellos momentos volvieron a ser estrellas al terminar de reproducirse, Naruto se cuestionó, con algunas lágrimas comenzando a salir de sus azules ojos, lo diferente que hubiera llegado a ser su vida de no haber tenido a Hinata en ella. Porque ella se había convertido en su lugar seguro, en su pequeño mundo. No podía pensar en alguien mejor para acompañarlo a recorrer ese camino llamado vida.
Tomó fuertemente la mano de su esposa —quien tampoco había resistido y había comenzado a llorar desde hace un tiempo— entre la suya, como tanto amaba hacer desde tiempos inmemoriales. Los anillos de oro que habían intercambiado al inicio de la ceremonia entraron en contacto entre si, como si encajaran a la perfección.
La miró directo a los ojos, encontrándose directamente con esos profundos ojos perla de los que estaba enamorado, regalándole una sonrisa llena de afecto. Nunca se arrepentiría de vivir todos esos años a su lado. Hinata imitó su gesto, lleno de ternura, y apoyó su cabeza sobre el hombro del Uzumaki, acariciando los nudillos de sus dedos con suavidad, admirando la vasta cantidad de estrellas que iluminaban sus alrededores.
Sus corazones latian con una regular calma en aquella infinidad, sincronizados.
De sus manos entrelazadas surgió un destello en forma de hilo rojo que envolvió la zona en un espectáculo único de ver.
Naruto volvió a sonreír en grande, lleno de dicha—. Estoy contento de que el hilo rojo del destino nos haya elegido a ti y a mi para ser una sola alma que estaba destinada a ser desde el principio de los tiempos. Y estoy completamente seguro de que en esta y en cualquier vida que me quede por vivir, yo te elegiría a ti Hinata, para volver a vivirla contigo. Sea cual fuere la circunstancia, siempre estará en mi corazón encontrarte.
—Así será, amado mío —complementó Hinata, totalmente conmovida, juntando sus frentes con lentitud, para después unirse en un dulce beso.
❝ Quiero permanecer contigo. Ahora y para siempre, hasta que muera ❞ Sea en esta vida o en cualquier otra, para toda la eternidad.
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Y con este relato se acaba este pequeño libro, espero que haya sido de su agrado ‹𝟹
