Una única conexión

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Pedro

Le dije a Tomás que pusiera su cabeza en mis piernas, no se el por que se lo dije solamente tenía ganas de estar con él.

Ví como se quedaba dormido haciéndose una bolita, me pareció tan lindo que tenía ganas de abrazarlo y besarlo a más no poder.

Empecé a jugar con su pelo, es tan suave como acariciar un abrigo de piel. Me puse a ver el celular ya que en la televisión no había nada interesante. Me metí a Instagram y tube la necesidad de hacernos una foto a mi y a Tomás. Subí la foto a mejores amigos y de un momento a otro me empezaron a llegar mensajes de mis amigos, no tenía ganas de responderlos sinceramente.

Me puse la foto se fondo de pantalla porque me pareció muy linda.

Naruto vino y empezó a maullar mucho y muy alto, le estaba diciendo que se callara pero no lo hacía, al final Tomás se despertó y se levantó de mis piernas.

—¿Me he dormido? —Me preguntó mientras que se rascaba los ojos.

—Sí, pero te despertó Naruto.

—Alomejor querrá comer o algo. —Dijo y se levantó del sofá para ir a darle de comer a Naruto.

Volvió y puso su cabeza otra vez en mis piernas. Empezó a mirar Instagram hasta que se topó con mi historia, esa en la que salía el dormido.

Levanta un poco la cabeza para mirarme a los ojos directamente. Mis mejillas tenían un color rosado por los nervios de lo que diría.

—Me gusta... —No dijo nada más, solamente me sonrió, hice exactamente lo mismo a lo que hizo él.

Volví a jugar con su pelo pero esta vez mientras que el estaba consciente. No decía nada, se veía que lo estaba disfrutando porque al mismo tiempo el estaba acariciando a Naruto que se había puesto en su abdomen.

Fue un momento muy lindo y romántico, justo lo que uno necesita, esa conexión que solo sientes con una persona, esa misma que te hace sentir mariposas en el estómago, esa que hace que pierdas la noción del tiempo cuando esa persona está contigo, esa misma que sentí yo con Tomás.

—Tengo ganas de ir al baño. —Levanté un poco la cabeza de Tomás y me fui del salón.

Tomás

Pedro se fue al baño dejándome solo con Naruto. Oí como le llegaba un mensajes, miré su teléfono curiosamente y ví que tenía de fondo esa foto que me hizo durmiendo con mi cabeza en su regazo.

Me iba a derretir, hay veces que Pedro es muy tierno pero esta vez se pasó.

Miré con incredulidad a Naruto mientras que en mi cara se formaba una sonrisa.

—¿Te lo puedes creer? —Le dije a Naruto mientras le acariciaba la cabeza, el respondió con un pequeño maullido.

Levanté mi espalda del sofá para después sentarme mientras que Naruto se colocaba cómodamente en mi regazo.

Pedro volvió del baño y al ver que le sonreía puso una cara de no entender lo que estaba pasando.

—¿Qué pasa? —Dijo mientras se sentaba a mi lado.

No le respondí, solo fui acercándome poco a poco a él hasta juntar nuestros labios y perder todos los sentidos.

No fue un beso caliente como el de la noche pasada, fue un beso tierno y romántico que no necesitaba nada más. O eso creía.

El ambiente empezó a calentarse de un momento a otro. Él me agarró de las costillas para acercarme más a él, mientras, yo tenía mi mano en su pelo tirando un poco pero sin llegar a hacerle daño, solamente para sacarle unos jadeos.

No se como ni cuando pero sé que acabé encima de él, con mis piernas a los costados de las suyas, con mis manos en su cuello y con sus manos en mi trasero.

Empecé a mover un poco mi cadera sabiendo perfectamente la gran erección que dentro de unos segundos le iba a causar.

Empezó a subir sus manos hasta que las metió por debajo de mi remera. Se sentía genial tener esos 5 dedos de cada mano sobre mi cintura y espalda.

Pedro paró el beso y me quitó la remera al igual que la suya. Seguimos besándonos hasta que yo de alguna manera acabé terminando tumbado en el sofá debajo de Pedro.

Empezó a dejar besos húmedos por mi cuello, mandíbula y comisura de los labios.

Era un momento tan bonito hasta que alguien tocó a la puerta. Los dos nos levantamos rápido y nos pusimos nuestras remeras para así ir a la puerta. Antes de abrirla Pedro me dijo que me colocara un poco el cabello.

Abrí la puerta y ví a Iván y Rodri esperando a que les abriera. Al verme Rodri se abalanzó sobre mí y me abrazó.

—¿Interrumpimos algo? — Preguntó Rodri separándose de mí. Miré a Pedro por unos instantes esperando una respuesta suya, pero él esperaba exactamente lo mismo de mí.

—No interrumpís nada, pasad. —Me aparté un poco de la puerta esperando a que entraran.

Cuando ya entraron cerré la puerta y miré a Pedro, tenía la misma cara que yo, estaba todo rojo y un poco sudado por lo antes pasado.

Pedro fue al salón a hablar con Iván mientras que Rodri se quedó conmigo. Me miraba de una forma extraña. No me gustaba esa mirada, en absoluto.

—¿Te cojiste otra vez a Pedro? —Como puede ser una persona tan directa, bueno, después de tanto años de amistad es algo normal pero me sigue sorprendiendo.

—¿Qué? —No quería responder la pregunta.

—Me has oído perfectamente.

—No me lo cojí porque llegaron vos e Iván.

—Y que querés boludo, yo no sabía que estaban garchando, yo solo vine a pasar el rato.

—Sí lo se pero me interrumpiste.

—¿Y como fué? —Dijo Rodri con una pequeña sonrisa.

—Pues estuvo... Bien...

—¿Solo bien?

—Nah, mentira, estuvo genial boludo, no sé pero con Pedro me siento muy cómodo y aparte es muy bueno en... —Ya está, demasiada información.

Rodri se empezó a reír mientras que mis mejillas se calentaban más. Sin decir nada fuimos a donde estaban Pedro e Iván.

Empezamos a hablar de cualquier cosa, decíamos estupideces a cada rato y la verdad es que nos la pasamos bien, por lo menos yo.

Iván y Rodri fueron a beber un poco de agua dejándonos a mi y a Pedro solos. Se fue acercando a mi hasta llegar a mi oreja, me paralicé por un segundo.

—Esta noche seguimos con lo que no pudimos acabar antes. —Al decir esto me da un beso en los labios mientras me agarraba el mentón.

Mis mejillas volvieron a tornarse a un color carmesí y mi pulso se aceleró mientras que mis manos sudaban un poco.

Iván y Rodri volvieron y empezamos a hablar otra vez como antes, estuvimos así por no se cuantas horas.

—Wacho nos tenemos que ir a casa es re tarde. —Dijo Iván mirando la hora de su celular.

—Si wacho tenés razón. —Dijo Rodri.

—Os podéis quedar a dormir que es tarde y volver a esta hora es peligroso.

El alto y el bajo se miraron entre ellos y aceptaron quedarse a dormir esta noche.

Estábamos subiendo las escaleras cuando Pedro me frena agarrándome el brazo.

—Pero si van a estar ellos no vamos a poder hacer... —Me dijo un poco preocupado.

—Tendremos que ser silenciosos. —Le di un beso corto el los labios y subimos cada uno a la habitación que le correspondía, yo y Pedro en una habitación e Iván y Rodri en otra.

Será bastante interesante esta noche.

Cuando estamos solos [Pedrobleis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora