La decisión

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Tomás

-¿Seguro que no hay ningún problema?- Dije.

-No mi amor, es bienvenido a esta casa siempre y cuando quiera. -Dijo mi madre, en la otra línea.

-¡Decile que se traiga a alguna primita suya de mi edad! -Escuché a Thiago gritar.

-Está bien mamá, mañana nos vemos entonces. Chau. -Colgué el teléfono y lo dejé encima de la encimera de mi cocina, mientras me apoyaba en mi mano. -Puedes venir. -Le dije a Pedro, con una gran sonrisa en la cara.

-Me alegro, tengo muchas ganas de decirles a tus padres sobre lo nuestro. -Dijo con una sonrisa, la cual la borró al ver que yo no emitía ningún tipo de emoción. -¿Pasa algo?

-¿N-no crees... No crees que es demasiado pronto? Además, ya sabes como es mi padre con este tema mío sobre la homosexualidad y no sé si le parecerá bien...

-Tomi... -Dijo mientras agarraba mi cara con sus manos, de una forma delicada. -Estoy seguro de que tu padre no te va a decir nada.

-Sí, claro, porque como conoces a mi padre de la misma manera que yo...  -Dije con un tono claramente irónico.

-Escúchame, no creo que sea pronto, es decir, el expresar nuestro amor delante de otras personas no se mide en tiempo, sino en cuanto nos queremos el uno al otro. -Hace una breve pausa para tomar un poco de aire.- Pero si tu aún crees que no es el momento, te entiendo, y no diré nada al respecto ¿ok?

-Yo sí estoy listo, mi padre es el que no lo está. Yo lo quiero, aunque no tengamos la mejor relación de padre e hijo, no significa que deje de contarle cosas por eso. Es solo que, se que esto, -dije señalándonos - no lo va a aceptar como aceptaría otras cosas.

-No le tienes que tener miedo.

-¿Cómo puedes estar tan seguro de que le tengo miedo? -Dije levantándome de la silla.

-Porque te conozco, ¿cómo no te voy a conocer en los cuatro meses que llevamos juntos?

-No lo sé, nunca me he parado a pensar sobre ell... -No llegué a terminar la frase ya que Pedro me interrumpió.

-Si cambias de opinón sobre decírselo o no, me avisas, ¿vale? Ahora, si me disculpas, tengo que hacer unos recados. -Y así sin más, Pedro desapareció de mi campo de visión, dejándome completamente solo.

[...]

Llámalo

Pero y si...

Tú solo hazlo, te ayudará

-Dime mi amor.

-Rodri... ya sabes lo que te dije sobre estas bromas... mi vida. -Una pequeña sonrisa se asomó en mi cara.

-Así me gusta más, con un recibimiento como hay debido. ¿Para que me llamas, puto?

-Mejor no te llamaba...

-No, no, no, perdón, es que a veces se me escapa. Bueno, dime, ¿para que llamas?- Escuché como se reía suavemente.

-Bue...

-Puto.

-Ya está, adiós. -Sin dejarle decir nada más colgué, e inmediatamente llamé a una persona que sé que de verdad me iba a ayudar.

-¿Iván, estás ocupado?- Dije mientras iba hacia mi salón, quedándome de pie al lado del sofá.

-No, ahora mismo no, ¿por qué? -Siempre que hablo con el me relajo con su tono suave y despreocupado.

-Necesito un consejo tu...

- LA PUTA QUE TE PARIÓ TOMÁS, LA GRAN CONCHA DE TU VIEJA HIJO DE PUTA, ME LLAMAS PARA DESPUÉS A LOS CINCO SEGUNDOS COLGARME Y AHORA LLAMAS A IVÁN PARA QUE TE SOLUCIONE TUS PROBLEMITAS EN VEZ DE A M...

-CALLATE PELOTUDO DE MIERDA, ESTÁS TODO EL DIA CON TU NOVIECITO IVÁN, ¿YA COGIERON? AY NO, ES CIERTO, SE ME OLVIDÓ QUE AL PRINCESITO LE INCOMODA QUE LE DIGAN ESO. -Colgué la llamada y tiré mi móvil al sofá por la frustración.

Yo quiero a Rodrigo, pero es que hay momentos en los que ufff..., ni siquiera puedo verle respirar. Bueno, dejando el tema, solo me queda a alguien al que le puedo pedir consejo, Martín.

-¿Si?

-Hola Martín, ¿puedes hablar?

-Si obvio, dime que pasa. -Martín, eres mi ángel de la guarda en estos momentos.

-A ver, pues mañana tengo una cena familiar, entonces invité a Pedro...

-Uyyyy

-CALLATE, prosigamos. Pedro puede y quiere ir a la cena, lo cual es genial, pero quiere que le digamos a mis padres y a mis hermanos que somos novios... Me da miedo lo que pueda decir mi padre, pero él dice que no va a pasar nada... No sé que hacer, ayúdame.

-Bien, si ya sabes que Pedro lo quiere sacar a la luz y tu estás de acuerdo pues perfecto, si no, háblalo con él, si ya lo has hecho y no te sientes preparado, díselo, él te entenderá y se olvidará del tema hasta que tu lo saques. -Que sabio es para tan poca edad..., Bueno no te pases, que ya sabes como en realidad es.

-Es que se lo quiero decir a mi familia, menos a mi padre.

-Yo lo siento, pero con el tema de tu padre no te puedo ayudar. Sé algunas cosas sobre el amor, por eso me llaman casanova, -sí, justo por eso- pero en temas familiares soy un inexperto total.

-Bueno, pues ya lo solucionaré yo solo. -Estaba preocupado, para ser sincero.

-Lo siento amigo.

-No te preocupes. Adiós.

-Chau. 

Vale, entonces, he llamado a tres de mis amigos, uno de ellos se ha reído de mí, el otro apenas ha podido hablar porque alguien estaba gritando, y el último no ha sabido responder. Estoy jodido...

[...]

Escuché como Pedro entraba por la puerta principal de mi casa. Lo cual me hizo acordar a lo de la cena de mañana. Quiero que mi familia sepa sobre lo nuestro, pero mi padre..., el no es que sea muy perceptivo con estas cosas, y sé que no podría acabar bien.

Tarde o temprano lo sabrán.

Pero es que me da miedo...

No te preocupes, no pasará nada.

-¡Pedro!- Le grité, haciendo que el viniera al salón.

-Dime. -No dije nada, solamente me levanté del sofá, quedando a centímetros de su cuerpo.

-C-creo que estoy preparado...

-¿Para qué? -Preguntó.

-Para decirle a mi familia lo nuestro...

-¡¿Enserio!? -Dijo con una gran sonrisa en la cara. 

-Sí, pero -al escucharme decir eso se le borró la sonrisa de la cara -, tienes que esperar a que yo dé la señal, no quiero que te precipites y que se arruine todo antes de cenar.

-Está bien. -Dicho esto, me dio un pequeño beso en los labios y fue a la cocina, mientras que yo me quedé con Naruto en el salón mirando la televisión.

-Ay Naruto... -Digo en un gran suspiro. -Que fácil es todo para ti, solo duermes, comes y juegas, sin tener que preocuparte de nada. Yo también quiero una vida así, sin complicaciones.

Naruto estaba durmiendo al lado mía, hecho una bolita, mientras que yo lo acariciaba de manera suave para no despertarlo, mientras que a la vez le contaba mi vida.

A la noche fui a dormir antes que Pedro. Tenía sueño pero no podía dormir por estar pensando en la cena de mañana. Al cabo de un rato acabé durmiéndome mientras que Pedro seguía en la parte de abajo de la casa.

Cuando estamos solos [Pedrobleis]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora