Capítulo 2: La primera amiga.

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La semana pasa volando, las clases se hacen largas y los profesores apenas se dan cuenta de que existes, la comida de la cafetería es aceptable, compañeros con los que apenas he hablado...
No puedo decir que tenía muchos amigos; de hecho sólo tengo 2 amigas en Londres, y aunque tengo mucha confianza con ellas digamos, que ellas siempre salían de fiesta y hacían cosas de nuestra edad cuando yo me quedaba en casa, madurando más rápido que el resto de personas de mi edad. No les echo la culpa, ni siquiera me arrepiento aunque a veces piense que me he perdido una parte muy importante de mi adolescencia pero no cambiaría nada: Por ese tiempo mi abuela estaba muy enferma y mayor, mis padres trabajan a tiempo completo y cuando llegaban a casa sólo querían descansar y mi hermano es demasiado pequeño como para encargarse totalmente de una persona y cuando mis amigas Olivia y Alison quedaban para salir; yo tenía que cuidar de la abuela, hasta que falleció. Ellas a raíz de esas salidas han forjado un vínculo del que yo no formo parte y aunque como he dicho antes hablamos y nos contamos las cosas no es lo mismo.
Pero eso creo que cambió el tercer día de clases cuando una chica se cruzó conmigo en la cafetería y tropezamos. Nuestra primera reacción fue en vez de gritarnos o lamentarnos: reírnos. La conversación fluyó sola, fue como reencontrarme con alguien que conocía hace mucho tiempo y cada día que paso con ella pienso que es una especie de gemela separada al nacer. Estudia literatura inglesa pero también le encantan los deportes, como a mí.
Susan es la única persona (aparte de mi hermano) con la que he sentido esa conexión especial. Con mi hermano James siempre me he llevado muy bien aunque es verdad que hay veces que no nos aguantamos pero hemos pasado por muchas cosas juntos y es muy guay poder compartir tantos momentos porque ambos sabemos lo que siente el otro. A los 13 años dejé de dormir con él porque empecé a necesitar mi intimidad (me bajó la regla) y James no entendía el cambio que había dado porque solo tenía 7 años. Ahora tiene 12 y acaba de empezar la secundaria (eso me recuerda que tengo que llamarlo está noche para saber cómo va todo por casa).
Hoy vamos a ir al cine a ver la nueva de Marvel. No lo había dicho pero soy súper fan de los superhéroes (mi feminista interior siempre me dice que no está de acuerdo, pero no puedo evitar disfrutar con todas esas cosas).
Son las 5 de la tarde y sólo queda media hora para que llegue Susan así que me tengo que dar prisa para elegir la ropa que voy a llevar pero me conozco y sé que soy indecisa así que lo más probable es que no salgamos de aquí en cuanto llegue mi nueva amiga (¿He dicho que la puntualidad no es mi fuerte?).
"Para variar" elijo unos vaqueros rotos, una sudadera XXL (me gusta que me queden grandes) y unas botas Martins negras porqué sé que si me arreglo si es verdad que no llegamos ni a pagar las entradas.
Mientras me peino (echarse espuma para rizar el pelo ¿cuenta cómo peinarse?) suena el timbre y cómo puedo voy a abrir.
Antes de siquiera abrir entera la puerta, Susan me da un abrazo de oso y me dice:
-¡¡Te he echado de menos!!
- Pero si nos hemos visto esta mañana...-Le respondo con diversión.
-Pues eso, demasiado tiempo. Anda! Qué piso más bonito!!
-¿Ah sí? Pues casi todos los muebles venían con el piso, yo solo puse algunos detalles como el puff negro. -Digo mientras señalo una especie de cojín-asiento que compré el otro día para leer agusto.
-¡Bueno, basta de hablar de decoración que vamos a llegar tarde al cine!
-Pero si has empezado tú Susan jajajaja.
-Bueno como sea.
-Veeenga va cojo la mochila y vamos.
Después de coger mi mochila y acariciar a Pelusa que duerme como un tronco en mi cama nos vamos y mientras llamamos el ascensor se abre una puerta y al girarnos alguien dice:
-Hola vecina! Ya veo que no respetas las costumbres...
Y en ese momento lo único que quiero es que me trague la tierra...

Aquel añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora