Llega el ansiado día y de la forma más inesperada, mi gata Pelusa vomita una bola de pelo al lado de la cama, y eso es precisamente lo que me despierta (cualquier persona que tenga gato sabe el ruido que hacen al soltar una bola de pelo), adoro mi vida (tono irónico modo on).
Me hago un desayuno ligero: café con leche y unas galletas ya que no tengo mucha hambre cuando estoy nerviosa, pero el café nunca me puede faltar, es adicción ya.
Mientras tanto, pienso que tengo ganas de empezar esta nueva etapa, mi vida anterior no es que fuese del todo aburrida pero sí que faltaba esa chispa que yo como persona curiosa, aventurera y divertida necesito (ego nivel 10).
Me hace ilusión estudiar periodismo, siempre me ha gustado informar, escribir y quiero ser periodista deportiva porque me encantan los deportes, comentar las jugadas, estrategias y faltas. Desde pequeña cuando veía los partidos de fútbol, baloncesto o alguna carrera de F1 quería ser quien comentase lo que sucedía en ellas. (He de reconocer que también me hubiese gustado ser deportista pero ya comprobé en el instituto lo mal que se me daba).
Casi he terminado y me doy el turbo porque llego tarde a la sesión de presentación. (Ser impuntual es una de mis múltiples cualidades.) Me peino mi pelo castaño como puedo pero es tan rizado que he llegado a pensar que es indomable y parece que tuve una noche alocada (nada más lejos de la realidad) así que opto por hacerme una coleta alta, ponerme unas gafas de sol, pantalones de pitillo negros y una camiseta blanca de tirantes y de calzado unas converse blancas de doble plataforma (para vestir suelo ser bastante básica).
Me tropiezo con Pelusa antes de salir de casa y justo cuando abro la puerta… le veo.
No puedo decir que le conozca porque realmente no he tenido una conversación con él pero joder… es él. Matt Taylor. Yo estaba enamoradísima de ese chico cuando estuve en el instituto y él iba dos cursos más que yo.
Matt está esperando al ascensor y al oír mi puerta se gira. No me creo que esté pasando esto…
-¡Buenos días!- Dice con entusiasmo.
- Ho ho hola- ¿He dicho antes que tartamudeo cuando estoy nerviosa?
-Ehhhh ¿Bajas?- Pregunta arqueando una ceja con confusión.
-Sí sí claro.
Entro en el ascensor hecha un flan preguntándome por qué la vida siempre me pone en estos aprietos.
-Vas a tu primer día de Uni no? Es normal que estés nerviosa pero no te preocupes.- Dice sin tener ni idea de que nada tenía que ver la universidad con mi tartamudeo anterior.
-Ehh Sí es que ya sabes... Son demasiados cambios.
-Un momento... ¿Yo a tí te conozco no?- Y al decir eso a mí se me para el corazón.
-Puede ser que me hayas visto alguna vez, íbamos al mismo instituto.
-Ahhhh sí claro que te he visto, tú ibas por todas las funciones del instituto haciendo fotos.
-Sí, es que me encargaba de hacer los artículos para el periódico del instituto.-Pero jamás tuve idea de que Matt Taylor siquiera había reparado en mí.
-Y... ¿querrás estudiar algo de eso, no?- Dice mirándome con ojos inquisitivos.
-Periodismo- Respondo sin poder agregar nada más.
No me había dado cuenta de que llevábamos un rato en la planta baja, y por lo visto él tampoco porque...
-Bueno ¿parece que ya estamos abajo no?
-Sí eso parece.
Por más que quiera alargar el momento sería demasiado obvio decir algo más así que opto por el silencio.
-Buenos pues ya nos iremos viendo por ahí vecina, por cierto yo soy Matt, y ¿Tú eres?
-Emma, encantada.
-Emma... Interesante- Dice pensativo- Bueno lo dicho, ya nos veremos por ahí.
Y entonces se marcha, dejándome más descolocada de lo que he estado jamás.