En el momento en que escuché su voz supe que la tarde no acabaría como esperaba.
La frase me dejó descolocada, no entendía a qué se refería.
Tras unos segundos eternos pensando... Sólo se me ocurrió decir:
-En?
-Que siempre que me encuentro contigo estoy esperando al ascensor y hoy ha sido al revés.
-Pero si sólo nos hemos visto una vez ¿no?
-Para mí eso ya lo convierte en tradición.
Susan mira a un lado y al otro tratando de comprender de qué hablamos y cómo no quiero que se sienta incómoda le digo en voz baja:
-Es mi vecino, luego te cuento.
Tras un incómodo viaje en ascensor Matt comenta:
-Bueno, me ha alegrado verte, el sábado voy a dar una fiesta en casa si quieres puedes venir. Y puedes traer a tu amiga.
Susan rápidamente acepta, y yo en realidad no me quiero negar. Aunque me da miedo porque nunca he ido a una fiesta como la que va a organizar Matt y no sé cómo tengo que vestir, comportar... Espero que Susan tenga algo más de experiencia que yo...
Algo más tarde nos encontrábamos en el cine. Compramos las entradas y nos dispusimos a ver la nueva de Marvel.
Susan jamás había visto nada que tuviese que ver con Marvel o superhéroes, así que estaba bastante nerviosa pero yo sabía que iba a gustarle.
Compramos un combo de palomitas y ella me regañaba cada vez que me echaba un puñado de ellas en la boca, porque decía que me las iba a terminar antes de ver la película pero en realidad esa era mi intención: no quería ver la película escuchando el crujido de mis dientes masticando.
La película pasó demasiado rápido, fue uno de esos momentos que quieres retener pero no puedes... Como cuando intentas atrapar el aire entre los dedos.
En ocasiones miraba a Susan, veía su cara de expectación y no podía evitar sonreír. Puede que la conociese de hace poco pero sabía que no conocería a nadie igual.
Al salir de la sala entre risas ella me dijo lo mucho que le había gustado:
-¿Cómo no me habías obligado antes a verla? ¡Quiero ver el resto!
-Jajajajaja, supongo que este finde podemos hacer un maratón antes de ir a la fiesta...
-¡Ah eso!, me tienes que contar qué ha pasado hoy en el ascensor.
Se lo conté, sin ocultar detalles y me entendió. Resulta que ella también había tenido un crush tan fuerte como me pasó con Matt.
En aquel momento éramos dos desilusionadas del amor divagando entre las calles de la ciudad en la que siempre había querido vivir.
-Nunca me había fijado en lo bonito que está el cielo de noche, siempre me había dado miedo la oscuridad- me sorprendí diciendo.
-A mí me daba miedo lo contrario, porque cuando amanecía sabía que tenía que ir al colegio, jajaja. - dijo Susan arrancándome una carcajada.
-¿Vamos a cenar?- me preguntó la que se ha convertido en mi mejor amiga.
-Claro, no he tenido mucho tiempo para conocer sitios por aquí, pero el día que vine a vivir aquí, mi familia y yo fuimos a una hamburguesería que no estaba mal, es de esas que las hacen delante de los clientes y con un ambiente de los 90s (¿he dicho alguna vez que me hubiese gustado nacer en esa época?).
-Creo que sé a qué sitio te refieres vamos, no está muy lejos de aquí.
Media hora después nos encontrábamos pidiendo hamburguesas sin tomate ni lechuga y cebolla porque nos gustaban sólo con queso y bacon.
Las hamburguesas estaban bastante buenas y charlábamos sin más de cosas del día a día.
Hasta que le mencionó.
-¿Nunca te has planteado decirle nada a Matt sobre lo que sientes por él? Creo que no le eres indiferente. Si no, no te habría invitado a la fiesta.
-Me invitó más por cortesía que por otra cosa y no, no me he planteado decirle nada porque hasta que nos encontramos viendo en el mismo edificio no me había dirigido la palabra y estábamos en etapas diferentes.
-Bueno, puede que nunca te habló, pero tú tampoco le hablaste a él ¿no?
-Tú más que nadie sabes qué es estar pillada por alguien que apenas sabe que existes, no es fácil.
-Vale, no insisto más, cambiemos de tema. ¿Tienes ganas de que llegue el día de la fiesta?
-Pues la verdad es que jamás he ido a una fiesta, no me mates. Espero que tú tengas un poco más de experiencia que yo.
-Tampoco te creas... Sólo fui a una y digamos que aunque bebí poco cómo no estaba acostumbrada (ni estoy) a beber pues me emborraché y no me acuerdo de nada.
-Mmmm pues tendremos que ponernos al día...
Un rato después, me encontraba encajando la llave en mi puerta para entrar cuando escuché:
-Buenas noches vecina. Le contesté que igualmente.
No pude quitar la sonrisa de mi cara aún después de cerrar.