Goku desapareció de la habitación de Hibiss y apareció en un páramo con criaturas salvajes, conocía el ki de las bestias, y las bestias lo conocían a el, por lo que no lo atacaban. Su objetivo en esta tierra no era otro que una nueva base donde establecerse antes de poder utilizar la Pagoda en todo su esplendor.
Tras pasar el territorio de las bestias llegó a una puerta inmensa, llena de moho, completamente abandonada.
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Eliminó los escombros con ráfagas de ki perfectamente controladas y se abrió paso hasta unas escaleras subterráneas. Bajo por unos cuántos minutos hasta que llegó al interior de una cueva enorme, dónde unas ruinas llenas de arena lo esperaban.
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Tardó doce horas en simplemente quitar la arena y reducir los escombros, la cueva era frágil y podría derrumbarse si ejercía demasiado poder.
"Es hora de dejar que la creatividad fluya, crearé algo en las ruinas de esta antigua ciudad"- Voló mirando el terreno que tenía para su estructura
Para construir no necesitó de mano de obra ni materia prima, la pagoda tenía muchas utilidades y su cuarto piso desbloqueaba la magia. Utilizando su ki de dragón, creo todas las estructuras necesarias, incluso reforzó la cueva de tal modo que incluso aumentando su poder no hacía más que temblar levemente. Todo estaba preparado para la octava puerta, la pagoda sería suya y finalmente se transformaría en un maestro por completo.
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