★) Prefiere decirle "hacer el amor" cuando está cariñoso pero cuando es todo lo contrario (o sea, hot) diría "follar" "coger" etc.
★) Juegos previos antes de la acción.
★) Le gusta morder tu piel, de forma suave pero a la vez ruda; eso sí, nada de dolor. Fue una de las promesas que te hizo mientras tenían su primer encuentro íntimo.
★) Le gusta amagar que mordera con fuerza tu labio inferior. Realmente quiere hacerlo, es muy adictivo que lo tienta pero sabe que dolería...y mucho.
★) Besitos tiernos en los labios, bajando suavemente por la mandíbula hasta llegar finalmente al cuello, empezando a hacer chupetones y mordidas acompañas de risas ahogadas y sonrisas cómplices, acariciando con sus dedos más grandes que los tuyos tu cuerpo desnudo que lo llenaba de amor y besitos babosos, junto a su líquido preseminal que salía de su inminente erección bajo su calzoncillo que no paraba de frotarse sobre tu intimidad ya humeda por el placer.
★) Se emociona mucho, tanto que no le importa cogerte con la ropa puesta primero por la desesperación, haciendo presión sujetando del trasero, jugando con las tiras de tu ropa interior, subiendolas para ver con morbo como la tela aprieta aquella zona íntima, acentuando su forma de labios.
★) Cuando lo montas suele estimular o jugar con tu clítoris, teniendo de vista tu rostro lleno de expresiones de placer por su culpa, turnando su mirada a los pechos que no paran de botar y hacerle ojo para marcarlos con sus filosos y peligrosos dientes.
★) Después de besar tu cuerpo completo y reventar de besos y mordidas tus muslos con mucho gusto, pasa a la parte previa a la más divertida.
★) Su lengua es muy hábil, demasiado.
★) Chupar, lamer y restregarse en tu intimidad es algo que no le molesta; por el contrario, le encanta. Recibir los fluidos de su princesa en su desesperada boca llena de saliva es algo que jamás negaría.
★) Al estar lo suficientemente lista te tomaría de la cadera para penetrarte lentamente al principio, dejandose llevar por tus expresiones y recados para aumentar la velocidad y forzar estocadas más fuertes, haciéndote temblar por las bolitas de nervios que tocaba de repente al separarse y volver a meterlo en en tu cavidad.
