★1. Eijiro Kirishima

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Modo blanco para
mejor apreciación. ♡

One shot dedicado por
San Valentín.

﹝🎨﹞

1.

Todos en algún momento de nuestras vidas tuvimos un amor platónico. Ese tan inalcanzable con el que solo teníamos la oportunidad de soñar e imaginar porque sabíamos por simple lógica que sería imposible poder tenerlo. Podía ser con el tipo más popular del instituto; dos o tres años mayor que uno. El actor de nuestra serie o película favorita. El vesino lindo, el profesor de inglés, algún cantante famoso; codiciado por más chicas y la prensa. En fin, de alguna u otra manera, era inalcanzable, resignandose a dejarlo atrás y ver nuevas oportunidades, adaptadas a lo real.

Y ahí estaba Eijiro Kirishima, contemplando a aquélla dama protagonista de todos los escenarios ficticios de su cabeza, haciendo que cada cinco segundos se encuentre en las nubes por culpa suya y constantemente en la misma posición: La palma de su mano sosteniendo su mejilla y rostro con su codo apollado en el pupitre, con esos ojos carmesí persiguiendo el paso de cada movimiento de la fémina mientras mantenía esa sonrisa boba de enamorado en el rostro.

Todo mundo lo sabía. Eijiro Kirishima, estudiante de último año de dieciocho años, atlético y fornido, guapo, carismático, cabelleroso y viril, estaba perdidamente enamorado de su maestra de arte.

Y hoy, un 14 de febrero, San Valentín. Eijiro volvería a proponerse a su profesora de arte. No tenía dudas, ella era y será el amor de su vida. El sabía, él lo sentía y se lo haría saber...una vez más.

Esperó a que sea hora de salida, para estar solos los dos. Mucho más cómodo a su parecer.

—¡Señorita!

Llamó la atención el pelirrojo entusiasta, provocando que la única persona en el salón voltease a verlo espectante.

—¿Si? Kirishima...

Al tener su atención, respiró hondo.

"Vamos Eijiro, tienes huevos. Tú puedes, tigre"

Se animaba así mismo, alentandose como por... digesima vez para convencerla que salga con él.

—¿Usted...¿quisiera salir conmigo? —Enseña sus manos que se escondían a sus espaldas, mostrando en estas una bella rosa color granada, como los ojos enternecidos de aquél enamorado empedernido. Estaba nervioso. Muy nervioso. Sabía la respuesta de ese inminente rechazo pero ya le daba igual. No perdería la esperanza. Todavía no.

La mujer respiró hondo, como siempre hace antes de volver a repetirle lo mismo de siempre.

—Kirishima, soy tú-...

—¡Maestra! ya lo sé ¿y?

Risueño y juguetón respondió antes que ella, sabiendo perfectamente lo que diría... después de haberlo escuchado varias veces.

—¿Y?...no es ético, Kirishima...

La mujer siete años mayor que él lo miraba risueña, dándole gracia el hecho de tener que repetirlo una y otra vez para frenar sus intentos de conseguir una cita. Se le hacía tierno pero a la vez molesto, y no en el sentido de amargarle el día o retorcer los ojos, si no de pena, tristeza. Ya no quería ver ese pucherito que le hacía o como aguantaba las lágrimas y su voz se quebraba, y luego verle irse tan enérgico y feliz como siempre, diciendo la misma frase en cada rechazo. Sin perder la esperanza.

"!Algún día! ya verá"

...

—Si, si, si...yo se y te entiendo...¿pero te das cuenta? nunca hablas de la edad, solo ética... entonces sí quisieras salir conmigo... o por lo menos entiendes que la edad no es un problema...pero te reusas por el qué dirán ¿ves?

Kirishima no era ningún bruto, sabía el por qué de los rechazos, pero hoy, que ya es mayor de edad, donde ya tiene la madurez de saber lo que esta bien y lo que está mal, desea algo; a ella, su corazón, y lo tendrá. Esa seguridad era lo que transmitían ahora sus ojos, mientras aún mantenía una sonrisa apegada al rostro.

—No me tutes..

La confundida mujer evita seguir sonriendo por lo que se podía ver en su rostro, queriendo demostrar lo serio de su respuesta pero simplemente le era imposible. Por más que cerraba o juntara sus labios formaban inevitablemente esa sonrisilla, pues Eijiro ya era un perito en hacerselas sacar inconcientemente...

—Vamos...salgamos ¿si? nadie tiene que saberlo...yo se que quieres

No recibió respuesta, dejando un silencio profundo en aquella sala.

Eijiro se acercó más, hasta estar a centímetros de la fémina, acariciando con finura los delicados pétalos de la rosa que tenía entre sus manos. Miraba aquélla flor como lo más bonito del mundo, como si estuviera mirando a la mujer que tenía al frente. Era hermosa, igual que su maestra, qué coincidencia, pensaba sonriendo, sin quitarle los ojos de encima.

—Perdón porque no sea un ramo enorme...que es lo que te mereces, pero fue lo único que pude comprar con mis ahorros. Tú sabes, los ramos de rosas son caros y más en estas fechas —Volvió su vista a su querido amor, detallando su rostro una vez más. Inconcientemente al esperar una respuesta mira sus labios. Se aguantaba las ganas de robarle un beso a esos rosados y tentadores labios, pero no sería muy varonil cuando ni aún había tenido una respuesta concreta. El inevitable recuerdo de su yo de quince se presentó, recordando la vez en que beso uno de los cachetes de su enamorada y salió corriendo asustado, pero feliz.

Sus mejillas se tiñeron de rojo al recordar semejante acción. Ese muchacho inmaduro e inseguro, loco de amor por aquélla maestra. En ese momento, cuando le había dado un beso en el cachete y había salido corriendo, podía jurar sentír su corazón salirse de la adrenalina pura que sentía, la emoción de haber besado al amor de su vida, el pavor que al mismo tiempo sintió, provocando rizar toda fibra de su piel. Él gritó en aquél entonces con alegría, mientras estaba en los pasillos llenos de estudiantes.

"¡Hoy soy el tipo más feliz de la escuela!"

Y luego la suspensión por una semana.

...

—Mira Eijiro...hagamos algo.

Escuchar como de esa encantadora voz salió su nombre hizo que su corazón palpite con emoción y entusiasmo, erizando su piel, como si fuera la primera vez que lo hace, ignorando el hecho que todos los días que toca la materia artística repite su nombre para tomar asistencia.

La observó espectante a lo que sea que vaya a decir, pronunciando un "¿hmm?" para  hacerle saber que era todo oídos para ella.

—Vamos a la cafetería que está aquí a dos cuadras. Te ayudaré a estudiar para el examen teórico de mi materia que tendremos mañana ¿bueno?

La mujer emprendió paso, tomando su bolso y algunas carpetas de colores. No era muy ético y justo lo que estaba por hacer y era conciente de ello. Ayudar a un solo estudiante para el exámen que tenían a la vuelta de la esquina no sonaba muy justo y estaba segura que si un estudiante se enteraba, la lincharian de pies a cabeza, pero sabía que solo era una simple excusa. ¿Por qué no complacer a su pequeño simp? después de todo, es San Valentín. No le regaría una "cita" tal cuál, pero por lo menos sabía y ya se imaginaba como Eijiro preferiría quedarsela contemplando y no prestar atención a una sola palabra que salga de su boca. Seguro y eso para él sería suficiente.

Sin realmente esperarse que Kirishima en algún momento llene de colores su corazón.

...

—¡E-espera! ¿!Qué quieres decir con eso!?



-Para que no se malinterprete, no pasa nada subido de tono entre los personajes jajsja quizás haga una segunda parte, ya que me gusta la dinámica de esto 😉

𝐃𝐑𝐄𝐀𝐌 𝐎𝐅 𝐌𝐄!【mha】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora